Críticas

Sentimiento hecho de piedra

Ammonite

Francis Lee. Reino Unido, 2020.

Ammonite aficheLa Inglaterra del siglo XIX es el escenario de esta historia que combina ciencia con transgresión. Una época de modales cuidados en medio de identidades reprimidas y crisis matrimoniales negadas.

Ammonite cuenta la historia de dos mujeres que se encuentran en un romance casual. Mary Anning (Kate Winslet), paleontóloga, recibe la visita de un científico londinense, Roderick Murchison (James McArdle) y su esposa, Charlotte Murchison (Saoirce Ronan). El Sr. Murchison es paleontólogo y pretende aprender de la experiencia de Mary, ella acepta la propuesta a cambio de una paga. La Sra. Murchison sufre de melancolía y debe quedarse unas semanas en el pueblo por prescripción médica. Su marido retornará a Londres mientras ella se queda en compañía de Mary; un vínculo inesperado emergerá más allá de las intenciones.

La ficción se apoya en personajes de la realidad y brinda una perspectiva donde la comunión de circunstancias humanas confluye en un punto de encuentro, no previsto desde las expectativas e intenciones de las damas en cuestión. El talento científico, foco de admiración a distancia, resulta insuficiente como recurso para el ascenso social; no obstante, el alma humana sufre padecimientos análogos que no respetan distinción de clase. Tarde o temprano la pasión explotará, la soledad abrió una brecha.

Los sentimientos de Mary son una prolongación de sus descubrimientos, no pasan de ser fósiles anquilosados, petrificados en y por el tiempo. Charlotte oficiará de “paleontóloga”, desarticulará la rigidez de una Kate Winslet maravillosa en el esquema de mujer hosca y reprimida, maltratada por una vida marginal a pesar de sus talentos. El sufrimiento de dos mujeres se conjuga en una relación accidental, que otorga un viraje a sus vidas. El sentimiento se cuela involuntario, las sensaciones invaden, la realidad cambia, las cosas ya no serán como antes.

Ammonite fotograma

Un filme histórico a medias, la trama introduce elementos universales, bien pueden ser contemporáneos, salvando las distancias. Una “neurosis” de siglo XIX al estilo freudiano, el deseo es canalizado por una sexualidad trascendida en necesidades afectivas básicas que no se vinculan al dinero; Francis Lee lo tiene claro. Dos realidades bien distintas para un punto de encuentro inesperado. Diferentes orígenes para necesidades insatisfechas semejantes.

Un recurrente paseo por la naturaleza costera que, poco a poco, nos va introduciendo en intimidades que no dejan de serlo por completo. Solo tenemos acceso a lo necesario, al planteo de realidades diversas, la película no pierde peso en momento alguno. Cinematografía pura, imagen sugerente que cuenta la historia sin necesidad de grandes diálogos o relatos verbales.

La hosquedad se respira en un ambiente inhóspito, donde el apremio económico se deja ver sin grandilocuencia; está en un plano secundario, aunque su existencia no es negada. La sobriedad es la de los protestantes ingleses, austeros y trabajadores; es el valor que dan a sus vidas y el salvoconducto que oficia como antídoto ante la discriminación social. Cuestiones de clase no canjeables mediante compensaciones derivadas de la admiración por el descubrimiento científico.

Ammonite escena

El silencio de Mary, solo interrumpido por frases que denotan torpeza en el contacto social, delata la fragilidad de alguien que se defiende frente al posible sufrimiento; defensas que caen ante la aparición de Charlotte, en medio de una circunstancia fortuita, no programada. El cortocircuito rompe con lo preestablecido, la “enfermedad” es puesta en evidencia bajo sus condicionantes relacionales.

Relato que asume la gran negación en la sociedad protestante del “como si”. Una actuación, al interior de otra, demanda el reconocimiento del espectador para un medio nocivo a la emoción, el ser se encuentra entrampado en convenciones sociales, apenas encuentra un espacio de desahogo en la clandestinidad. Somos testigos de secretos negados e inconfesados durante mucho tiempo, cómplices privilegiados absueltos de culpabilidad. Es la recreación de una época, de una cultura, de una sociedad dibujada paso a paso, con un ritmo lento y gradual. Mucho silencio, mucho mar, muchas rocas, en alternancia con postales que ilustran la precariedad de la zona y las condiciones de vida de Mary.

La ciencia como un juego de libertad, compromiso con un oficio despojado de la contaminación de los egos londinenses. Un reconocimiento parcelado, que convive en segundo plano con la emoción. Lo afectivo moldea el carácter y hace foco desde el hosco temperamento de Mary, la relevancia viene dada en este punto, la barrera oculta cuestiones que no saldrán a luz.

Lee no está interesado en el detalle, sino en la generación de un clima, de circunstancia puntual asociado a una época. Por supuesto que lo específico de las problemáticas de Mary y Charlotte viene definido por  patrones históricos.

Ammonite plano

Kate Winslet y Saoirce Ronan están hermosas, un desempeño sin parangón, donde la química espera por un sutil paso para hacerse notar. El movimiento  es dado sin fisuras;  una escena, que cuenta con los ingredientes típicos, asegura la transición con la naturalidad propia del momento. El amor se hará consciente y ya no hay vuelta atrás. Luego sobrevendrá el sexo  en la dosis conveniente, con una puesta en escena fotografiada en cercanía desde diversos ángulos. La idea es clara, la pasión es transmitida desde el entrecruzamiento de los cuerpos y sin necesidad de grandes explicitaciones.

Gran acierto de Francis Lee tanto en la dirección de actores como en la puesta en escena. La justa mesura que no escatima en detalles necesarios, más desbordaría la sobriedad del contexto y no aportaría nada nuevo, solo una sensación de saciedad incompatible con el mensaje.

La cámara se abre paso al interior del humilde alojamiento, entre travellings y paneos sin cortes. Circulación que detalla la monotonía de una vida condenada y libre a la vez. Libre en su accionar costero, hurgador de una naturaleza petrificada llena de rigideces equivalentes al sedimento que obstruye su ser más íntimo.

El final nos revela algo acerca de estas ideas. Mary es un espectador más frente a su descubrimiento, el museo la alberga en carácter de visita inesperada. Un plano general delata la simetría entre dos cuerpos que supieron unirse para amar bajo condiciones inusuales, ahora, se encuentran ante un segundo nivel; otros descubrimientos están por llegar. La prueba continúa, el problema está planteado, el desafío del respeto por el otro  trasciende las costumbres propias del espacio social. Será un desafío, pero eso ya es cosa de futuro, muchos fantasmas han de caer; la relación ha comenzado.

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Ficha técnica:

Ammonite ,  Reino Unido, 2020.

Dirección: Francis Lee
Duración: 117 minutos
Guion: Francis Lee
Producción: Coproducción Reino Unido-Australia-Estados Unidos; See-Saw Films, British Film Institute, BBC Films, Cross City Films, Stage 6 Films. Distribuidora: Lionsgate UK
Fotografía: Stéphane Fontaine
Música: Volker Bertelmann, Dustin O'Halloran
Reparto: Kate Winslet, Saoirse Ronan, Gemma Jones, James McArdle, Alec Secareanu, Fiona Shaw, Sam Parks, Claire Rushbrook, Sarah White, Liam Thomas, Nick Pearse, Victoria Elliott, Beatrice Curnew, Susie Baxter, Gethin Alderman, Robert Purdy, Max Dowler, Paul Doods, John Mackay, Wendy Nottingham, Peter Gregson

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