Críticas

Superando los propios demonios

Tigre blanco

The White Tiger . Ramin Bahrani. India, EUA, 2021.

Cartel de la película Tigre blancoEsta es una película que muestra cómo el cine de la India sigue penetrando agresivamente el mercado mundial: aparece como originada en Estados Unidos y en la India, pero la realidad es que es un filme enteramente indio.

El personaje central, que se presenta como un Tigre blanco, un raro espécimen de las selvas de la India, que tiene características únicas, las de uno que nace una sola vez en una generación. Desde niño sintió un impulso para ser distinto, para no aceptar el destino que le estaba reservado como habitante de un olvidado pueblo rural en la India. Se da cuenta de que debe saltar vallas y vencer límites. Ese impulso, que lo hace único en su generación, es el tema principal de la película y se describe claramente, sin omitir sus tonos negros, oscuros y maliciosos e incluyendo también los arrestos de comportamientos creativos y nobles. Definitivamente, estamos ante un complejo personaje.

Es la India, claramente, una extensa tierra de oportunidades, una especie de salvaje Oeste donde las transiciones no son desde las ciudades y centros urbanos o desde las naciones europeas hacia las extensas praderas del occidente de Estados Unidos. En este caso, los movimientos se originan desde las escondidas poblaciones rurales, plagadas de creencias, tradiciones y pobreza sobrellevada con ayuda de los clanes familiares y el matriarcado de las abuelas. Ellos culminan ya sea en las grandes ciudades como Delhi, Mumbay o Bangalore, o incluso en Europa, los países ricos árabes, Australia o Estados Unidos.

Tigre blanco, fotograma

Una forma de transición es la de convertirse en chofer de una persona rica y este es el camino que escoge con gran oportunismo Balram Halwai, el protagonista. Hablando de este oficio, en alguna ocasión pude hacer un viaje a la India y tuvimos la fortuna de contar con un conductor musulmán, a quien contratamos a través de un negociante en las calles de Mumbay, al frente de la Estación Victoria. Este hombre lo envió con nosotros en un trajinado campero Tata, sin un peso, sin aviso previo, apenas con tiempo de despedirse de su familia. Pude comprobar la calidad humana de estos conductores cuando nos llevó sin incidentes por las peligrosas carreteras en un viaje de 12 días. Nos dijo su patrón que el conductor había recibido dinero para sus costos, lo cual no era real, así que se convirtió en invitado nuestro en todas las comidas del viaje. Pudimos ver, como sucede en Tigre Blanco, que en los hoteles hay espacios, en los parqueaderos, para que ellos puedan dormir. Pudimos conversar y conocer intimidades de la vida comunitaria, tal como sucede en el filme, en el cual el chofer se convierte en un ser vital para sus patronos.

White Tiger

Balram Halwai no es cualquier conductor. Es muy inteligente y rápidamente entiende cómo se mueven las cosas en esos mundos y empieza a ver y a aprovechar oportunidades para escalar y posicionarse. A partir de sus experiencias y de su narrativa, penetramos también en las esferas de la política sucia que engaña las personas a través de la demagogia y de los favoritismos y conocemos a un personaje muy singular La Gran Socialista, una mujer que sabe manipular las fibras humanas y las del poder, tocando y atando, sin verse afectada. Observamos también a los personajes que dominan los negocios a base de la corrupción de los gobernantes y de la explotación de los pobladores, como son los patronos de nuestro chofer.

Todo va viento en popa, a medida que el protagonista encuentra sus equilibrios, no exentos de riesgos e inestabilidades, que sirven para hacer que el filme sea bastante entretenido y lleno de incidentes divertidos unos, dramáticos también. Hasta que se genera una tragedia. Uno de sus patronos y su esposa, borrachos, le quitan el volante y lo llevan de juerga; sucede un accidente fatal y deciden hacer lo más fácil: echarle la culpa de todo a Balram. Se genera entonces un cambio radical en la película, que pasa de tragicomedia a una especie de premeditado suspenso. El tigre blanco siente que debe responder a su esencia de ser único y se inventa una inesperada realidad, sacando de la manga el as de su infinita y astuta malicia, cultivada en tantos años de azares e incidentes.

The White Tiger

Pienso que es recomendable disfrutar de estas dos horas. El ritmo del filme está muy bien concebido, los datos fundamentales se van desgranando en forma que sorprende y atrapa, y aunque desde el principio mismo adivinamos en qué va a terminar todo, no se nos da ningún indicio del tortuoso camino que se va a transitar. Como en las películas del viejo oeste de hace años, hay en este filme un valioso fondo moral y humano, que nos pone a pensar sobre el significado realmente importante de las relaciones entre las personas y sobre el enorme daño que se hace con la manipulación y el engaño, daño que abarca no solamente a los aparentes afectados, sino a los que insensiblemente actúan bajo el encanto del egoísmo, la seguridad del poder y las ventajas de la información privilegiada. Solo que acá no hay un héroe bueno que acaba con los malos; más bien es la historia de un héroe de novela negra que vive y supera sus propios demonios.

Trailer:

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Ficha técnica:

Tigre blanco (The White Tiger ),  India, EUA, 2021.

Dirección: Ramin Bahrani
Duración: 125 minutos
Guion: Rocco Bahrani, basado en The White Tiger, por Arvind Adiga
Producción: Mukul Deora, Ramin Bahrani, Priyanka Chopra, Ava DuVernay
Fotografía: Paolo Carnera
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans
Reparto: Adarsh Gourav, Priyanka Chopra, Rajkummar Rao, Mahesh Manjrekar, Vijay Maurya, Kamlesh Gill, Swaroop Sampat, Vedant Sinha, Nalneesh Neel

2 respuestas a «Tigre blanco»

  1. La película comienza con la imagen de un gallinero, de donde sacan a una gallina para cortarle el cuello, mientras todas las demás miran impasibles, conformándose con que no les haya tocado a ellas. Este es el núcleo de la película, saber si alguna vez, una gallina se convertirá en tigre y cambiará los papeles

  2. El Tigre Blanco es un cóctel de todo lo que está mal en la India y en general con la humanidad. Está bien narrada, mantiene la atención y no tiene desperdicio de fotografía. Pero deja un sinsabor que puede durar bastante en la retina. Rescato la metáfora del gallinero.

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