Cortometrajes

Flow, my film

Tears in the Rain

Otros títulos: Lágrimas en la lluvia.

Tears in the Rain. Christopher Grant Harvey. Sudáfrica, 2017.

La presencia del ser humano, en tanto objeto de análisis y de discusión, es un hecho bastante obvio, ya que, por lo que nos es posible decir, toda producción artística y científica existente está hecha por y para el hombre (no se entiende aquí el carácter masculino, el vir de Roma, sino el concepto de elemento de la gran tribu humana). La apreciación artística, entonces, parte de una estructura sensorial y mental típica de lo que somos, lo cual nos lleva a encontrarnos ante el resultado más que natural del “antropocentrismo”. Punto de vista, esto, por nada absurdo: si yo escribo es porque sé que hay alguien que va a leerme, lo cual solo puede tener lugar si ambos usamos los mismos códigos, posibilidad esta que se da, actualmente, por ser parte de la misma familia (o especie, lo cual sería más correcto). Sin embargo, la presencia del hombre, en tanto ser biológico, no es algo de lo que se pueda hablar con facilidad, ya que, desde un punto de vista estrictamente hipotético, la inteligencia, en tanto don de nuestra especie, es algo transitorio, no absoluto. Se supone, entonces, que un día pueda llegar otra especie, nacida esta de un cambio natural (la evolución de Darwin) o de uno antrópico, o sea, un elemento racional creado por la mano del hombre.

El concepto de criatura casi diferente de lo otro que se parece a nosotros, pero que no forma parte de nuestra comunidad, es el tema fundamental de Do Androids Dream of Electric Sheep? (1968) de Philip K. Dick, novela adaptaba y reelaborada por los guionistas Fancher y Peoples, y llevada a la gran pantalla por Ridley Scott con su Blade Runner (1982). En algunos de sus ensayos (me refiero a lo que se puede encontrar en el libro Shifting Realities, editado por Lawrence Sutin), Dick nos habla del problema de los androides, seres que si bien se parecen a nosotros, carecen de aquellas particularidades típicas del anthropós, aquel conjunto de habilidades capaces de crear una conexión entre nosotros y el mundo que nos rodea; los androides, dicho con palabras más llanas, no tienen emociones. Se nota así una diferencia entre el concepto de alienación de la novela (metáfora de un mundo a punto de perder su humanidad) y el de la película, concepto este último de la imposibilidad de crear una distinción neta entre ellos (los androides) y nosotros (los humanos).

El cortometraje de Christopher Grant Harvey, con su técnica refinada, se sitúa en el universo cinematográfico, llevando a la superficie el tema del desfase entre las realidades del que está impregnada la producción de Dick. Efectivamente, Harvey logra entablar un discurso de carácter psicológico en poco menos de diez minutos, lo cual le permite capturar aquella sensación de desajuste y desconexión que podemos encontrar hacia la mitad de la novela (cuando Deckard descubre a otro blade runner y pierde momentáneamente el control sobre la realidad), un desajuste que reverbera en las imágenes de Scott. ¿Qué sucede si lo que pensamos ser real se vuelve por un momento ilógico, imposible? No se trata (que quede claro) de una cuestión de realidades físicas, sino que lo que Harvey y su coguionista Evan James Dembskey hacen es llevar la atención sobre la cuestión de las preconcepciones. El desajuste entre lo que pensamos ser real y lo que pensamos ser falso, entonces, llega a tener un rol fundamental que no le permite al público obtener un resultado claro; borrosidad necesaria, entonces, demostración de una arquitectura general que no solo juega con los dos protagonistas, sino que hace que se repita aquel engendramiento de dudas también en el espectador.

Se nota cómo Harvey ha logrado jugar con el concepto de punto de vista, concepto este que se encuentra en el cortometraje, sea en su forma abstracta (el punto de vista en tanto idea), sea en su forma más concreta (el punto de vista en tanto acción real, debida esta a la presencia de un par de ojos). Se trata, en el segundo caso, de un juego de relación entre el cortometraje y la obra de la que quiere formar parte (en tanto miembro del mismo universo), ya que los ojos son aquel elemento capaz de indicar si quien nos está delante es o no es un replicante. Sin embargo, en lo que se refiere al primer caso, nos vemos ante una serie de estructuras que se construyen y se destruyen continuamente: el punto de vista protagónico, por ejemplo, se mueve entre el blade runner y el (supuesto) androide, lo cual no permite tener una visión clara de quién es el personaje principal. Este movimiento de creación y de destrucción, además, es lo que encontramos en la descripción de la vida, sea esta real o ficticia, basada en la presencia de unos recuerdos que forman parte de nuestras personalidades.

¿Qué nos quiere transmitir este cortometraje, entonces? Si nos acercamos a él buscando una simple diversión, nos encontraremos ante unos obstáculos, ya que las obras de las cuales toma inspiración (la novela y el largometraje) no permiten una reelaboración neutra. El material al que se enfrenta Tears in the Rain necesita cierta capacidad crítica para que no se pierda su armazón conceptual. La pregunta principal, obviamente, sigue vigente, si bien en el campo de los argumentos abstractos: ¿qué es lo que nos define en tanto seres humanos? Un dilema como esto, efectivamente, parece relacionarse con una serie de preguntas que poco tienen que ver con nuestro presente, ya que los únicos seres inteligentes (mejor dicho, con cierto nivel de inteligencia) somos nosotros. Pero esto significaría también no darse cuenta de que lo fundamental no es relacionarse al cortometraje (o a la novela y a la película) como si de un universo cerrado se tratara, sino que el movimiento que se crea es tanto de metáfora como de punto de partida para un análisis más profundo de nuestra existencia. Y esto, al fin y al cabo, podría ser el problema al que tendremos que enfrentarnos en el futuro ante la pregunta de qué clase de criaturas somos y qué es lo que significa realmente estar vivos.

(El cortometraje tiene subtítulos en español)

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Ficha técnica:

Tears in the Rain  / Lágrimas en la lluvia (Tears in the Rain),  Sudáfrica, 2017.

Dirección: Christopher Grant Harvey
Duración: 11 minutos
Guion: Evan James Dembskey, Christopher Grant Harvey
Producción: Andrew MacDonald Films
Fotografía: Christopher Grant Harvey, Gerrit Van Zyl
Música: Siddhartha Barnhoorn, Mark Webber
Reparto: Sean Cameron Michael, Russel Savadier

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