Críticas

Dos mujeres

El inconveniente

Bernabé Rico. España, 2020.

La 23ª edición del Festival de Málaga, Cine en Español, se desarrolló a finales de agosto del año pasado bajo el acecho de la pandemia de la Covid 19. Fue uno de los primeros certámenes cinematográficos que se celebró de forma presencial. Organizado con estrictas medidas sanitarias y aforo limitado en sus locales de proyección. Por lo tanto, se convirtió, y luego vinieron otros, en el pistoletazo de salida para que eventos de esta raigambre pudieran llevarse a cabo con profesionales y público en sus salas, en medio de una grave situación vírica que, por aquel entonces, la virulencia de la segunda ola remitía con dígitos de contagio que indicaba que aminoraba su intensidad. Había ganas de volver al cine y mucha ilusión de ver de nuevo películas en un espacio de proyección. Se necesitaban los aplausos y el reconocimiento a los artistas. Se logró y, en su conclusión, se llegó a validar una especie de mantra, de etiqueta, que venía a decir que los «cines son sitios seguros». Como así se ha demostrado en el intervalo que los largometrajes han vuelto a ser visionados por espectadores y los festivales (sinónimo de fiesta) han citado a sus amigos y seguidores sin registrar percances infecciosos.

De la atractiva remesa exhibida en Málaga, hubo mucha satisfacción y bastantes triunfadoras. Los profesionales del gremio, tras muchos meses inciertos y sus trabajos paralizados, necesitaban calor y entusiasmo. Retomar la maravillosa aventura de proponer historias variopintas para atrapar la mirada y el apunte crítico de los asistentes. Había que enganchar de nuevo a la gente de a pie y recomendarles que el mejor sitio para disfrutar de una velada de aventuras y relatos de todos los calados no es otro que una sala de proyección. El consumidor de audiovisual, que ha mutado en varias cepas, según edades, se había acostumbrado, a falta del caladero tradicional, a ensimismarse y distraerse a través de plataformas de contenido ofertado a destajo y devorado por pantallas (dispositivos) multiformes. Razón por la cual, plantel de actores y equipos técnicos de los largometrajes presentes en la ciudad costasoleña agradecieron, y de qué manera, la cercanía humana que apreció sus propuestas. Una de ellas, acaparadora de un puñado de galardones y la prolongada ovación de los testigos que tuvieron el placer de descubrirla desde una butaca, fue El inconveniente, del joven cineasta andaluz, Bernabé Rico.

El realizador, de 47 años, adapta la obra teatral de Juan Carlos Rubio, que también colabora como coguionista. No se disimula su origen escénico y tampoco el planteamiento de obra de pocos personajes interactuando casi en un escenario único. Esta ópera prima, de choque generacional, aborda, con bastante chispa y ritmo, asuntos mayores y contemporáneos, como la soledad, el desamor, las oportunidades, la muerte, la enfermedad, el paso del tiempo y, sobre todo, la sobrevenida amistad. Temas actuales, tratados con amenidad, donde se impone un esbozo coyuntural impensable por sus autores durante su filmación: el autoconfinamiento de su personaje principal, Lola (Kiti Manver). Ahora confinamiento es un vocablo a la orden del día.

Como digo, El inconveniente baraja temas en un tono agradable y bienintencionado. No se sale herido del lance, sino satisfecho. Bernabé Rico atempera el drama sobre la extraña y algo rocambolesca fusión de dos mujeres completamente distintas, en carácter y edad, que se juntan por necesidades encontradas. Cine satírico, burlesco e irónico sobre el choque de temperamentos para forjar una gran historia de colegas, en la mejor tradición de las buddy movies.  Dos seres, sin nada en común en lo vital y emocional, que se percatan, a lo largo de varios encontronazos, de que es mejor estar unidas y acompañadas que encapsuladas en sus respectivos demonios interiores.

La historia se desarrolla en Sevilla. Sara (Juana Acosta) es una chica de 39 años, casada, ejecutiva de una compañía de seguros, jefa del área del segmento de vida, que compra un piso en una ubicación inmejorable con el hándicap que tiene que compartir morada con la vendedora, Lola, una señora de 75 años que piensa que está cerca su muerte y quiere vender su propiedad en vida, a cambio de mantenerse como usufructuaria del inmueble. Situación jocosa e inusual que enfrenta, en un principio, dos personalidades contrapuestas. Mientras Sara está en la flor de la vida y en el momento de tomar importantes decisiones, decide adquirir el apartamento a un precio por debajo de mercado, a pesar del inconveniente humano con el que tiene que lidiar, por disponer de un espacio y un techo en caso de separación. Está casada desde hace ocho años con Daniel (Daniel Grao), quien antes representaba todo en su existencia y ahora no es más que un estorbo del que duda si seguirá a su lado y será el padre de sus hijos. En cambio, Lola, deslenguada, que mira de frente y habla claro y rotundo, es una mujer que asegura que lo ha vivido todo y que supone que, en poco más de dos años, fallecerá. Sin embargo, su estado de salud parece impecable y su cabeza gestiona muy bien emociones y sentimientos. Además no se priva de nada. Bebe cuanto puede, fuma tabaco y también porros de marihuana que ella misma cultiva en las plantas que tiene en la terraza.

Un personaje secundario al que se le saca bastante partido es Oscar (Carlos Areces), que comienza como agente inmobiliario superado por el trance comercial de una empresa de pompas fúnebres (vende ataúdes), conductor de ambulancia y culmina sus trabajos basura y sin vocación como portero en el edificio donde viven Sara y Lola, recomendado por esta última. Qué importantes son los secundarios y qué pedazo de actores tiene el cine español.

Por cierto, Lola estaba casada con Víctor (José Sacristán), un hombre que le fue infiel y ella lo despachó de casa. Ahora vive en Algeciras y tiene un hijo que desconocía Lola. Saber esta noticia la altera bastante y la hunde en un pozo de pesadumbre. Fruto de la amargura y desasosiego, tiene un infarto y le tienen que colocar varios baypass. A la vez, Sara se desmaya por culpa de un tumor del tamaño de un guisante en la cabeza. Ambas mujeres se sitúan en el mismo nivel, en relación a una enfermedad que lo que hace es unirlas más, si cabe, para terminar viviendo juntas y tirando abajo una pared que era el tabique que las separaba. Ahora, reconducida su voluntad, lo destrozan (una metáfora muy sencilla), sugiriendo una convivencia feliz y plena.

Tráiler:

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Ficha técnica:

El inconveniente ,  España, 2020.

Dirección: Bernabé Rico
Duración: 89 minutos
Guion: Bernabé Rico y Juan Carlos Rubio
Producción: La Claqueta PC, TalyCual Producciones, Tito Clint Movies
Fotografía: Rita Noriega
Música: Julio Awad
Reparto: Juana Acosta, Kiti Mánver, Carlos Areces, José Sacristán, Daniel Grao, Eduardo Rejón

Una respuesta a «El inconveniente»

  1. Me ha atrapado la historia, Juana es una muy buena actriz y bellísima, Kity me ha ganado como ser humano, difícil de tratar pero de una humanidad que enamora. Tengo 73 años y está historia me quedara presente siempre. Muchas gracias a todos los intervinientes.

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