Críticas

La sencillez de una lección

Mi nombre es Dolemite

Dolemite Is My Name. Craig Brewer. EUA, 2019.

Dolemite is my name aficheComedia delirante, protagonizada por Eddie Murphy, donde un veterano, emprendedor del mundo del espectáculo, consigue la notoriedad que siempre ansió sobre la base del reciclaje de viejas historias contadas por los vagabundos del barrio. Dolemite es el personaje de esos relatos, y Rudy Ray, con su particular estilo, se encargará de devolverlo a la vida.

Una apología de la perseverancia sustentada en el optimismo, que prevalece ante cualquier circunstancia. El éxito parece ir de la mano de esas premisas, Rudy nunca decae, y la fortuna termina colaborando.

Excelente interpretación de un Eddie Murphy que demuestra su vigencia como comediante, desempeño completo que explota a las mil maravillas un guion interesante, con diálogos que brillan a partir del estilo del protagonista. Una combinación de movimientos, gestos y tonos de voz  sazonan adecuadamente el producto, a la vez que se vuelven determinantes para el efecto buscado, el guion calza a medida. La idea demuestra que también puede producirse cine comercial de calidad.

Por momentos cine dentro del cine. La parodia da cuenta de lo simple y a la vez complejo de los mecanismos del éxito. Un filme puede ser aceptado por diversas razones, la calidad se divorcia de la notoriedad, el público manda, después de todo, el interés de Rudy no es estrictamente monetario ni artístico: la fama es lo que cuenta.

Una alocada peripecia que por norma incorpora al inexperto. Defensa del sueño individual más allá de condiciones personales, que aflorarán en estricta interdependencia con los destinatarios del espectáculo. Los individuos no importan, cuentan las condiciones y su aprovechamiento; la fama circula como potencia invisible a la espera de ser capturada por la idea genial. La circunstancia y su lectura unida a la adecuada combinación entre audacia e intuición. El augurio del desastre puede transformarse en éxito en estricta dependencia de las condiciones del contexto. Las preferencias cuentan, hay que adivinarlas o encontrarlas; el secreto está a la vuelta de la esquina, solo debe hallarse la clave. Son procesos que pueden parecer alocados para quien no entienda del asunto. La fortuna también juega, siempre asociada a la intuición;  estar en el lugar correcto y hacer lo correcto, aunque no lo parezca, es la fórmula del éxito.

Mi nombre es Dolemite

La fama no afecta la espontaneidad ni la sencillez, Dolemite cumple un deseo que compensa la insignificancia de quien “no existe” socialmente. Las relaciones son reforzadas desde el compartir tareas sin juicios o cuestionamientos. Un personaje trabajado sin descuidar la paradoja unificada y unificante: gloria y humildad se dan la mano frente al éxito compartido. Un conjunto de “locos” tras un sueño contagioso, donde la profesionalidad no cuenta, algo se puede hacer y algo va a salir, eso es lo que importa. No es el negocio lo relevante, sino el lugar social al que se accede, todos aportan su granito de arena.

Comedia que, desde su temática, combina géneros de los 70; el guion rinde homenaje al stand-up comedy y al blaxploitation.

Dolemite, como fiel representante, hace gala de sus principios y los esparce a lo largo de todo el filme. Resalta la importancia del cómo se dice por sobre lo que se dice; obtiene un adecuado punch en consonancia con el variado y popular remate de chistes, que aterrizan en un público que asocia con familiaridad, sobre la base del funk y el soul, en todo momento presentes. Es el autodidacta que aprende de sí mismo, experiencia gestada sobre la marcha, para espetar una andanada de chistes con remate variado, dentro de una línea popular y en rima. Primera parte y presentación de la personalidad de Rudy, que casi llega a confundirse con Dolemite. Entre ambos, la diferencia es un matiz.

Eddie Murphy tuvo la oportunidad de conocer al Rudy Ray Moore original antes de su muerte, en 2008, cuando tenía 81 años. En sus diálogos  manifestó el interés de filmar una película sobre él. Dolemite is my name es el resultado. Nos muestra en acción al personaje de Ray: proxeneta experto en kung fu.

La segunda parte del filme alude al género blaxploitation y al papel encarnado por  el verdadero Ray en Dolemite (D’Urville Martin), su película de 1970.

Dolemite is my name fotograma

El guion de Scott Alexander y Larry Karaszewski, salvando las distancias, nos recuerda a otra narración de su autoría, que también trata la historia de un cineasta inexperto: Ed Wood (1994), dirigida por Tim Burton.

Es pertinente hacer una mención especial al Oscar para el mejor vestuario; se lo llevó la diseñadora Ruth Carter, en lo que entendemos un acto de estricta justicia por parte de los miembros del jurado. Los atuendos del personaje generan hilaridad, desde el contraste entre un ropaje pasado de moda y la imagen de supermacho machacada hasta el cansancio en los remates de sus chistes. Un macho del pasado, con ropaje antiguo  y  un discurso exagerado se contrapone a las características actuales para un espécimen de la misma naturaleza. La mente del espectador no atina más que a dibujar el ridículo a partir de la falta de costumbre; la realidad actual nos dice que un ser de tal tipo reúne características bien disímiles a las exhibidas, lo cual hace de Dolemite una caricatura del presente.

Dolemite is my name escena

La segunda parte del filme es un homenaje al blaxploitation,  se afirma fuertemente en puestas en escena que divierten desde el ridículo por exageración; la representación de un género ambientado en el pasado resuena caduco y poco serio, al sumársele el amateurismo de los personajes. La importancia del vestuario y lo obsoleto del contexto terminan provocando la sonrisa del espectador.

La puesta en escena destaca al blaxploitation en su característica de cine negro, que explota al sujeto de color, en términos de héroe en combate frente al establishment blanco. Características típicas son la defensa del orgullo de raza a partir de tipos duros, arrogantes y exitosos en el sexo. Dolemite es una caricatura de todo eso, allí se produce la comedia.

El éxito de Rudy recrea el destino de un género que, si bien estaba dirigido a los negros, en realidad, aunque en menor medida, también llegó a nutrirse de público blanco.

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Ficha técnica:

Mi nombre es Dolemite (Dolemite Is My Name),  EUA, 2019.

Dirección: Craig Brewer
Duración: 118 minutos
Guion: Scott Alexander, Larry Karaszewski
Producción: Netflix, Davis Entertainment (Productor: Eddie Murphy) (Distribuidora: Netflix)
Fotografía: Eric Steelberg
Música: Scott Bomar
Reparto: Eddie Murphy, London Worthy, Wesley Snipes, Craig Robinson, Chris Rock, Tituss Burgess, Mike Epps, Da'Vine Joy Randolph, Keegan-Michael Key, Ivo Nandi, Kodi Smit-McPhee, Chelsea Gilson, Tommie Earl Jenkins, Snoop Dogg, Tip Harris, Jamaal Lewis, Luenell, Li Eubanks, Fatimah Hassan, Aaron Craven, Toni Duclottni, Phil Abrams, Gerald Downey, Paige Annette, Denise Milfort, Jernard Burks, Ro Lott, Mark Krenik, Baker Chase, Knajula Edwards, Garland Whitt, Darrell Keith Harris, Bubba Ganter, Cheryl Francis Harrington, Jenny Schmidt, Aleksandar Filimonovic, Quartay Denaya, Adam Pepper, Saudia Rashed, Joshua Weinstein, Leonel Claude, Eric Shackelford, Khafre King, Henry Monfries, Justin Gant, Claude Phillips, Camryn Howard, A.J. Tannen, Stephaun Pender, Valerie Hall, Allen Rueckert, Anika C. McFall, Darryl Blalock, R.J. Asher, Tony Brown, Bernadine Durham, Phylicia Townes, Chris Reese, Monique StaTeena, Ashley Samuels, Bob Odenkirk

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