Críticas

A la caza de lo intangible

El día de la bandera

Otros títulos: Lejos del pasado.

Flag Day. Sean Penn. EUA, 2021.

EL día de la bandera aficheUn amplio flashback sin sorpresas, un desparramo de sucesos que rápidamente nos sitúa en el interior de un drama familiar basado en lógicas esperables.  El día de la bandera es un producto clásico y modernizado a la vez. Una estructura made in Hollywood en clave posmoderna. La velocidad de las imágenes acelera procesos y caídas motivadas en estilos de vida que justifican sucesos inevitables.

El filme ha recibido una andanada de críticas negativas, exageración que no perdona, no tiene en cuenta la característica propia de un cine industrial que encierra el valor de saber adaptarse a los tiempos que corren.

Temática pertinente examinada bajo el aumento de una lupa generadora de contundencia en el dramatismo. Un Sean Penn que, si bien puede lucir exagerado, es concluyente y conciso en todas sus manifestaciones. Dylan Penn es creíble en su función dicotómica apuntalada desde la resiliencia. Suficientes créditos para elevar la calidad. Son la base sobre la que se construye y desarrolla una peripecia unidireccional con permanentes intentos de desvío. Búsquedas personales y familiares que se estrellan contra realidades insuperables en la ausencia de capacidad de respuesta frente a los desafíos del mundo.

Basada en las memorias de Jennifer Vogel, la historia retrata la accidentada relación con su padre. John Vogel abandona el hogar por dificultades económicas y discusiones con su esposa. El futuro deparará el reencuentro de Jennifer con su progenitor bajo la premisa de infructuosos intentos de cambio.

El día de la bandera fotograma

Un ejercicio de la paternidad dificultado por el sueño americano, esfuerzos en la conquista de una apariencia fallida. La vergüenza es precondición de máximos intentos tendientes a la nada. Una visión desenfocada, de las relaciones parentales, que culmina cercando al protagonista, callejón sin salida que asoma de manera gradual ante el permanente movimiento.

La música de Joseph Vitarelli refuerza el marco posmoderno de la acción, apuntala la sucesión de imágenes en la sensación de un videoclip que desencadena la vivencia de vértigo vital. Un encadenado a máxima velocidad repasa conexiones del pasado en conclusiones que preparan para la nostalgia. Es la vida de Jennifer, un imaginario de razones y sinrazones para el reencuentro y la tolerancia, combinación con actualidades desmoralizantes, a la vez que fortalecedoras en el logro de fines más realistas y honestos. El orgullo y la decepción se dan la mano, padre e hija participan de los mismos sentimientos con diferente referencia. Los finales son opuestos.

Es la caza de lo intangible, la elevación de la autoestima por el éxito, manifestación de necesidades discrepantes, aunque solidarias en la comprensión. De todas formas, la vida impone límites, tanto ante la realidad como en las relaciones. Aunque el sentimiento prevalezca, la espera se agota en tiempos tan vertiginosos como suficientes. El filme se encarga de aclararlo; a pesar de la velocidad, la sensación es de impotencia y abandono, nada, o casi nada, queda por hacer ante el imperio de una fantasía que resiste en medio de la impericia.

Flag day plano

Memorias, que reflejan el camino de la inconsciencia, son presentadas al caer la noche. El trayecto de carretera es anticipo de lo que vendrá: la niña al volante; algo reiterado en la conducción de una vida a los tropiezos. Entre condiciones mejoradas e intentos de violación, Jennifer optará por una realidad alternativa donde deberá hacerse cargo de un adulto que no estará a la altura de su condición.

El guion ofrece el comienzo en un prolongado flashback que se asienta a la nostalgia como sentimiento rector. El recuerdo es punto de partida, experiencia familiar, fantasía de un comienzo prometedor que se desploma, ausencia de compromiso sustentada en la rigidez de inmodificables estilos de vida. La consecuencia la pagan los hijos, idea fuerza que irá matizando Jennifer en sus posibilidades de descubrimiento. Ejercicio en dificultades que poco tienen que ver con lo imprevisto. La fe no resuelve las cosas, la esperanza menos.

La fotografía de Daniel Moder retrata a la perfección los estados de ánimo en medio del impulso maníaco de John, y la gradual pérdida de credibilidad de Jennifer. Un príncipe, devenido sapo sin solución, encarna disposiciones, asociadas a imágenes, donde la puesta en escena genera imprescindibles sensaciones visuales matizadas; diversas tonalidades de intercambio entre vivos colores que transitan de lo opaco a lo luminoso. Es la inmediatez de la vida. Un sueño de fantasía y color se mantiene en pie de principio a fin, la “ilusión nunca muere”, es grandiosidad, gloria del momento que solo podrá disiparse en el ocaso de la experiencia. La intensidad llevada al extremo no claudica, es Sean Penn en la representación de un maníaco eterno que solo podría caducar con la muerte.

Flag day escena

Es la noche en el destello que ilumina los azules. En medio de una festividad marítima, un auto se transforma en bote, ilustra la ostentación facilista producto de peligrosos delirios de grandeza en medio de reuniones que insinúan el delito.

Una inmadura admiración pasa por alto cuestiones que solo se comprenden con el tiempo. Jennifer irá encontrando caminos, alternativas a la ruta unidireccional que su padre en la niñez le brindara; ya no tendrá que conducir un auto en la oscuridad de la noche. La fe no será la misma, se irá desgranando a cado paso. La relación adulta marcará la madurez en un sentido y el estancamiento en otro. Los ojos que no quieren ver jamás verán. A nosotros nos compete ir comprendiendo, la transformación no será posible, habrá que abandonar el barco para salvarse en la construcción de un nuevo camino. Jennifer deberá entenderlo.

El guion será previsible en la fijeza. Retratos estereotipados, personalidades de todos los días expresadas en formato clásico, no habrá sorpresa en ese sentido, falta saber que ocurre al final, donde existe una desconexión con lo sugerido. Hay un breve planteo inicial que, mediado por un amplísimo flashback, generará una historia que devendrá final en un pequeño e inesperado detalle. Lo demás, será más de lo previsible en este tipo de filmes: drama familiar sazonado con un pasajero toque policial.

Una película que merece ser vista, tan solo por su despliegue de cotidianeidades familiares que, más allá de la aceleración de los tiempos, mantiene vigencia luego de transcurridas varias décadas.

 

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Ficha técnica:

El día de la bandera  / Lejos del pasado (Flag Day),  EUA, 2021.

Dirección: Sean Penn
Duración: 107 minutos
Guion: Jez Butterworth. Libro: Jennifer Vogel
Producción: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido; Wonderful Films, Conqueror Productions, Olive Hill Media. Distribuidora: Film & TV House
Fotografía: Daniel Moder
Música: Joseph Vitarelli
Reparto: Sean Penn, Dylan Penn, Josh Brolin, Hopper Penn, Katheryn Winnick, Dale Dickey, Eddie Marsan, Norbert Leo Butz, Bailey Noble, Megan Best, Adam Hurtig, Billy Smith, Gabriel Daniels, Jadyn Rylee, Morgan Easton-Fitzgerald, Steve Pacaud, Beckam Crawford, Alicia Johnston, Bradley Sawatzky, Addison Tymec, Cameron Patterson, Destini Boldt, Cindy Myskiw, Hannah Krostewitz, Cliff Sumter, Crystal Magian, Scott Cloney, Blake Taylor, William Whyte, Olatunbosun Amao, Jim Kirby, Lorrie Papadopoulos

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