Críticas

Una negociación sin aval

Quo Vadis, Aida?

Quo Vadis, Aida?. Jasmila Zbanic. Bosnia y Herzegovina, 2020.

Quo Vadis, Aida? aficheAida es una traductora que trabaja para la ONU en una base militar de refugiados de la región bosnia de Srebrenica. La llegada de las tropas serbias será uno de los detonantes para una angustiante peripecia en el intento de salvar a su familia.

El drama, basado en hechos reales, va generando un in-crescendo hacia un estado de tensión caracterizado por la desesperación de la protagonista en su intento de proteger a quienes quedan expuestos por no pertenecer al organismo internacional.

Una espléndida labor de Jasna Duricic en el papel de Aida. El despliegue de un liderazgo restringido, a partir del cual se las ingenia en la generación de permanentes alternativas, para un juego cerrado que evita todo tipo de filtración a las reglas, cuando de un pueblo desarmado se trata. La dualidad de criterio es expresión de tensiones que la actriz sabe canalizar muy bien en un rostro expresivo, lo adusto denota la presencia de una sensibilidad responsable, pero por sobre todas las cosas, comprometida con el cuidado de los suyos.

Los primeros planos se cargan de sentido desde el silencio, en espera lenta y preocupante  la cámara transita un paneo suave sobre los personajes para cortar y posicionarse en un plano pecho que avanza en un acercamiento extremadamente lento hacia el rostro pensativo de Aida. Ya tenemos mucha información acerca de lo que vendrá, pero lo sabremos a medida que avanza el guion. De aquí se salta a la negociación en un clima que insinúa cierta inseguridad, desde una posición clara, aunque dudosa a la vez. El Coronel Kaliman es “el pianista”, solo toca la pieza compuesta por otros, un títere sin potestades, la neutralidad para la protección del débil irá transformándose en colaboración con la guerrilla solo por la lógica de los hechos. La fuerza no es vencida por la inacción, siempre existe una toma de partido, aunque no se pretenda, la colaboración con uno de los bandos ya está dada. Momentos de decisiones urgentes, con escasez de recursos, impulsan la ruptura y conducen a la catástrofe.

Quo Vadis, Aida? fotograma

La película nos contacta con la fragilidad de estructuras militares cimentadas en la defensa de una paz que, sin el uso de la fuerza, se transforma en ideal. Una caricatura de la ONU, embretada por una cadena de mandos que se esfuerza por conservar la imagen, insostenible por ausencia de rigor lógico en sus acciones. Una contradicción, generada por contradicciones propias,  expone a los civiles al genocidio.

“Srebrenica se transforma en un gran altar” hacia el que los tanques se dirigen en busca de un gran sacrificio que procurará tranquilizar a las tropas serbias. Es un plano inicial donde el sol brilla entre ramas endebles que no logran ocultarlo, su presencia cede ante el cañón de un tanque,  que avanza sustentado sobre firmes orugas expuestas en un plano detalle a través de un casi imperceptible travelling. Transitan por un descampado apisonando todo material que se encuentra a su paso, presagio de lo que se viene. Mladic tiene el poder, nada lo contiene, los tanques se mueven, no hay barreras, el avance parece no detenerse, el sol es aliado del ejército serbio; no existe un nuevo día para los habitantes de Srebrenica.

Las fuerzas se expanden sin obstáculos, mientras los cascos azules se sumergen en inestables discursos carentes de credibilidad. La contraposición de escenas nos pone sobre aviso desde el comienzo, los dados están echados, se viene lo peor. La imagen nos sugiere dos posturas, una mediada por la realidad de la acción en territorio, con planos en exteriores y la otra, con planos y contraplanos en interiores, denotativa de un intercambio estéril desde la inacción de lo mental, ya no especulativo, sino rayano en la creencia sustentada por deseos. Es el otro sentido del “altar”, la fe en la veracidad de una información “oficial” que nunca se concreta en los hechos. Por otra parte, las milicias serbias están con sus tanques firmemente afianzados sobre la tierra y avanzan sin detenerse. Dos mundos opuestos en juego: la realidad de la acción bélica concreta versus la fantasía de posibles ataques aéreos de dudosa credibilidad. Así comienza Quo Vadis, Aida?  Zbanic esboza la problemática de entrada y sin escatimar en la utilización de símbolos arraigados en la naturaleza y la religión. Le bastan solo algunos minutos para desplegar la cuestión sin ambages, aunque de manera exquisita y sutil.

Quo Vadis, Aida? escena

 

Una visión cruda y desidealizada que prioriza la realidad concreta, con un manejo del tiempo en términos de desplazamiento  que brinda márgenes acotados a la toma de decisiones, la duda no tiene cabida, la posposición se vuelve imposible. Las acciones mandan, todo el tiempo suceden cosas, hay que resolver, la vida está en juego.

La bondad y la maldad se entremezclan en apariencias carentes de sentido real, la manipulación es promovida por circunstancias que no propician opciones, no obstante, las formas deben cuidarse, so pena de multiplicar los conflictos, un “como si” que atraviesa la realidad para que los resultados cierren en un aparente “buen obrar”. Demostración cabal de que muchas veces los hechos limitan la razón, tanto concebida en términos “éticos” como de pura y simple instrumentalidad práctica. El margen de error se expande para transformarse tanto en algo evidente como inevitablemente lógico. Un callejón sin salida que absuelve a sus protagonistas y los sitúa bajo el marco de contradicciones insalvables, donde lo divino es equiparable a la negligencia humana, por intermedio de una flota aérea que oficia de  salvación. Aunque, solo como posibilidad, la persistencia de la comunicación recuerda a la insistente oración del moribundo sometido a los poderes del destino y sin incidencia concreta.

Quo Vadis; Aida? plano

No es cuestión de cristianos contra musulmanes, es lógica de posibilidades de situación sacralizadas en metáfora divina,  demostración de significados que impregnan la vida misma, más allá de acciones explícitas diferenciadas como pertenecientes a un campo sacro, solo accesible a los fieles por derecho.

Aida se transforma en bisagra resolutiva, motor de acción que, en el afán de mantener a flote a los suyos, en cualquier momento puede naufragar. Imprime movimiento a la vorágine de sucesos que las autoridades militares simulan controlar. El naufragio sobrevendrá y las decisiones deberán ser tomadas en medio de un cuidado de las formas que no resiste a la evidencia. La ONU se transforma en un organismo negligente, y sus autoridades más próximas al terreno deben embarrarse y a la vez mantener la compostura frente a una autoridad menguada por los sucesos.

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Ficha técnica:

Quo Vadis, Aida? (Quo Vadis, Aida?),  Bosnia y Herzegovina, 2020.

Dirección: Jasmila Zbanic
Duración: 104 min. minutos
Guion: Jasmila Zbanic
Producción: Coproducción Bosnia y Herzegovina-Austria-Rumanía-Alemania-Polonia; Deblokada, Coop 99, Digital Cube, Extreme Emotions, Indie Prod, N279 Entertainment, Razor Film, Tordenfilm AS
Fotografía: Christine A. Maier
Música: Antoni Lazarkiewicz
Reparto: Jasna Djuricic, Izudin Bajrovic, Boris Ler, Dino Bajrovic, Boris Isakovic, Johan Heldenbergh, Raymond Thiry, Emir Hadzihafizbegovic, Joes Brauers, Reinout Bussemaker, Teun Luijkx, Ermin Sijamija, Alban Ukaj, ver 9 más

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