Críticas

Γνῶθι σαυτόν

Pobres criaturas

Poor Things. Yorgos Lanthimos. Irlanda, Reino Unido, EUA, 2023.

Con anormal se define lo que se sitúa fuera de (obviamente) lo normal; tautología de poca importancia o valor, sin embargo, esta frase nos permite acercarnos a la cuestión de lo que, efectivamente, reputamos ser parte de la normalidad. ¿Es que, acaso, nuestros comportamientos forman siempre parte de lo que tiene que pasarle a todo hombre (y toda mujer)? ¿Podemos afirmar que cada acción que llevamos a cabo, así como todo pensamiento que elaboramos en nuestro cerebro son ejemplos de la reproducibilidad categórica de la manera de actuar y pensar de cualquier persona de este mundo, tanto geográfica como culturalmente? Todos somos, al fin y al cabo, seres con casi el mismo ADN, con las mismas necesidades y los mismos patrones psicológicos; que algo nos una sub specie aeternitatis es, por ende, un pensamiento tan natural como, obviamente, lógico, lo cual nos permite afirmar que en la unicidad de la especie humana (y de todos los seres con los que tenemos relación biológica, o sea, todo el mundo natural de nuestro planeta) se presenta una y más veces aquel eterno retorno de “la misma historia, el mismo cuento”. Todos, al fin y al cabo, queremos comer cuando tenemos hambre (lo que vamos a comer se debe a nuestra cultura, sí, pero la voluntad original se comparte por cuestiones genéticas).

Y de anormalidad hay que hablar en el caso del filme de Lanthimos, escrito por McNamara y basado en una novela del autor escocés Alasdair Gray. Anormal en el sentido de no normal, algo que se aleja de lo esperado en cuanto hábito tanto visual como narrativo, ya que los dos niveles estructurales se superponen en un dueto que lleva a una experiencia cinematográfica (y, por supuesto, artística) tanto única como renovadora. Es la película, más sencillamente, un acto de reconstrucción y reelaboración del lenguaje de la gran pantalla, en el cual se utiliza el pasado para crear una sinfonía abrumadora de imágenes que nos dejan, a los espectadores, saciados de una explosión creativa de alto nivel, proponiéndonos así una lectura de la realidad que se inserta en lo ficticia que puede ser la fantasía (o, usando palabras más simples, reelaborando lugares reales gracias a la imaginación). Anormal, entonces, es la presencia escénica del aspecto visual, elemento que subraya otro aspecto del que, obviamente, no podemos escapar el análisis.

Y es, este aspecto, el valor estructural de la narración, que lleva a la superficie la arquitectura del diálogo que se nos presenta a los espectadores, coloreando de matices surreales lo que, en definitiva, es una investigación no solo psicológica sino también antropológica del ser humano. Monstruo de Frankenstein femenino, Bella Baxter, la protagonista interpretada por Emma Stone, representa las fases de crecimiento de los seres humanos, así como la necesidad de la emancipación y del descubrimiento del “yo” y de nuestra relación con el mundo que nos rodea. Se sitúa, así, la narración, dentro del Bildungsroman y funciona como propuesta de análisis del hombre y de la mujer (más sencillamente, del ser humano) en cuanto objetos y sujetos, en cuanto elementos que reciben experiencia y que, teóricamente, tienen que interpretarla y reelaborarla durante el trayecto de vida de cada uno, hasta llegar, se supone, a la madurez tanto física como intelectual (sin olvidar, por supuesto, la importancia de la sabiduría).

Si de anormalidad se ha hablado, entonces, es también de la normalidad de la vida humana que hay que discutir. Poor Things es, efectivamente, una película que bajo la rareza de sus imágenes esconde una visión universal que se funda en la “normalidad” de su estructura, o sea en la presencia del reconocimiento de unos valores (humanos, por ende, tanto universales como locales) que se mezclan con el camino hacia un crecimiento personal, social y político-cultural (como puede ser, por ejemplo, el elemento de los derechos de la mujer). Es, además, una película que sabe utilizar el ojo (tanto de la cámara como el del espectador) para mostrar sin temor a censuras el acto sexual como goce físico, o la disección de los cuerpos como descubierta de lo biológico. Se presenta así, una vez que hemos llegado al final del viaje (tanto de Bella como de nosotros), como obra maestra, capaz de fundir lo estético con lo narrativo, poniendo al descubierto el valor didáctico, social y cultural del cine (y del arte en su totalidad); a gozar, entonces, y a llorar, hasta el paso último del florecimiento psicológico completo del ser humano.

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Ficha técnica:

Pobres criaturas (Poor Things),  Irlanda, Reino Unido, EUA, 2023.

Dirección: Yorgos Lanthimos
Duración: 142 minutos
Guion: Tony McNamara
Producción: Ed Guiney, Andrew Lowe, Yorgos Lanthimos, Emma Stone
Fotografía: Robbie Ryan
Música: Jerskin Fendrix
Reparto: Emma Stone, Mark Ruffalo, Willem Dafoe, Ramy Youssef, Christopher Abbott, Jerrod Carmichael

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