Críticas

La unión hace la fuerza

Alice, cariño

Alice, Darling. Mary Nighy. Canadá, 2022.

Una película como Alice, cariño (Alice, Darling, 2022, Canadá), ópera prima de la realizadora, Mary Nighy, conocida por su faceta como directora en capítulos de series de televisión, asoma su tesis en un contexto muy propicio a productos de su fondo. Este largometraje, apreciable y recomendable, posee una cierta relevancia a considerar. La pieza libra una ofensiva esforzada pero pautada con eficacia en su desarrollo contra lo que viene a llamarse una relación tóxica en el ámbito de la pareja. La exposición visual del guion, cuyo crédito es de Alanne Francis, se convierte en un altavoz para alentar a las mujeres maltratadas física o psicológicamente que den un paso valiente al frente y encaren la deplorable situación con el cuajo suficiente para atajar la violencia de género. Un tema incandescente, al rojo vivo, muy frecuentado hoy en día, que alumbra títulos que bien advierten del peligro que ocasiona no fulminar una vida en común corroída por la falta de respeto o sirve como terapia para aportar claves y dislocar una relación amenazada por un varón extremadamente patriarcal.

Los matices abordados y convertidos en materia fílmica por la debutante Mary Nighy son prudentes y contenidos. La puesta en escena y el vigor en la realización se ejecutan siguiendo una metodología moderada para no oscurecer en exceso la propuesta. La cineasta se decanta por la sutilidad y la elegancia en el manejo de las aristas que tiene el relato como maniobra para decantar su propuesta desde una capacidad artística inteligente antes que subrayar con trazo grueso una problemática tristemente pandémica.

En este aspecto, Alice, cariño aborda y desarrolla el asunto envenenado de una convivencia en constante sobresalto. Visualizado en avisos leves que anticipan un desagradable e impertinente malestar. Alice (Anna Kendrick) es un ser cándido y muy vulnerable. Su fragilidad y miedo es mostrado con tacto, insertando de manera gradual desarreglos en la conducta de la protagonista para escenificar la incomodidad y nerviosismo manifiesto de la chica.

Alicia es una mujer joven alegre, locuaz, amable y cariñosa que comparte su amor con Simon (Charlie Carrick), un artista polifacético a punto de estrenar en una galería de arte su última colección. Los primeros pasos y situaciones que vemos en la pantalla devienen agradables y dulces. Los dos se profesan aprecio y entre ellos predomina la buena química y una sintonía sin fisuras. El buen rollo y la cordialidad predominan en los compases iniciales en los que Mary Nighy filma en un registro romántico de estilo neutro, como equidistante, mostrando cortesía en un par de escenas sin sello ni firma todavía.

Sin embargo, una cita de Alicia con sus mejores amigas, Tess (Kaniehtiio Horn) y Sophie (Wunmi Mosaku), y el consiguiente plan de las tres para organizar una escapada de una semana a una casa de campo propiedad de Tess para celebrar su cumpleaños imprime en el rostro y lenguaje corporal de Alice un sesgo de honda preocupación.

Alicia necesita con urgencia esa huida y si es con los seres que más quiere y más confianza ha forjado con entusiasmo y lealtad, entonces, puede ser estimulante. Pero una negra sombra amenaza a la chica. Quiere y desea ir de excursión, pero para que el viaje sea factible no tiene otro remedio que engañar a Simon, planteándole su ausencia como un inexcusable encargo de trabajo.

A partir de aquí, lejos del pérfido control del macho, Alicia sale de su burbuja y espacio espinoso para abrazar y disfrutar de la libertad y el sosiego que significa no estar al lado del enemigo. Las amigas y el compadreo con ellas funciona como una especie de rescate. Figuras de total solvencia para exorcizar todo el sufrimiento que arrastra la desdichada Alice. Porque las apariencias engañan. Y Alice carece de independencia y desde que el vehículo en el que viajan se desplaza a su destino, el personaje deja de ser ella misma para autojuzgarse como mentirosa y canalla. Su desasosiego vislumbra que lo que está haciendo, pese a que lo anhela, es intolerable y puede provocar la ofuscación y cabreo de Simon.

Así las cosas, las tres amigas alcanzan el idílico y bello paraje para descansar y disfrutar de la estancia. Lejos del mundanal ruido y alejadas de la civilización, las chicas mantendrán una cordial sintonía, rota esporádicamente con altibajos en su interrelación. Surgirán discrepancias y alguna alusión cínica alterará el ambiente. Crispación y enfados lógicos. Los enfrentamientos vienen bien y tensionan el relato. Este ejercicio está en todos los manuales de guion. Los giros, los cambios de rumbo y la dualidad de los personajes, entre otros recursos, figuran en cualquier texto de aprendizaje de la materia. Aquí lucen, la película se vuelve más climática y los anversos y reversos de las mujeres hacen presencia para darle un barniz de acicate a la trama.

El cine americano tiene una querencia por las localizaciones paradisíacas, de ensueño, con enormes casas fabulosas y suntuosa decoración, ubicadas a mano de un lago que, en este caso como en otros, se utiliza como marco incomparable para superar traumas. Este axioma se cumple a rajatabla. Las vacaciones en ese remanso de paz y pese a unos puñeteros contratiempos no dejan de ser un firme propósito liberador. El entorno natural y la fortaleza moral de la amistad rearman a Alice, que se sobrepone a su angustia y temor a la violencia doméstica y toma una drástica decisión que puede envalentonar a otras mujeres sumidas en idéntico túnel.

Romper una relación amarga y que no aporta más que infelicidad no es un paso dramático por necesidad. El amor tiene que ser libre y un ejercicio de reciprocidad. Mary Nighy nos lo cuenta con cadencia, sin exabruptos y con un estilo delicado, muy matizado, acometiendo los conflictos más escarpados con sagacidad y perspectiva. Y dejando un eco elaborado para el debate y la reflexión. En el que la actuación contenida e introspectiva de Anna Kendrick favorece el alegato de la película.

Tráiler de la película:

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Ficha técnica:

Alice, cariño (Alice, Darling),  Canadá, 2022.

Dirección: Mary Nighy
Duración: 89 minutos
Guion: Alanna Francis
Producción: Coproducción Canadá-Estados Unidos; Babe Nation Films, Elevation Pictures, Téléfilm Canada, Ontario Creates. Distribuidora: Lionsgate
Fotografía: Michael Robert McLaughlin
Música: Owen Pallett
Reparto: Anna Kendrick, Kaniehtiio Horn, Wunmi Mosaku y Charlie Carrick

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