Críticas

Detrás del robo del siglo.

Museo

Alonso Ruizpalacios. México, 2018.

Cartel de la película Museo

En la madrugada del 25 de diciembre, dos jóvenes universitarios inexpertos, reprimidos, sin experiencia en actos delictivos, consiguieron introducirse en uno de los museos más grandes e importantes de la Ciudad de México y sustraer con éxito más de 100 piezas arqueológicas con un valor incalculable.

Hasta aquí parecería una historia de ficción, pero ocurrió en la realidad. Era 1985, el año en el que la mitad de la capital mexicana quedó devastada y se contaron más de 20 mil muertos tras el peor terremoto del que se tenga memoria, registrado en septiembre de ese año.

Siguieron los días de la reconstrucción, los días que se distinguieron por el nacionalismo, por la ayuda humanitaria y por la unión entre las personas afectadas, pero también, el reconocimiento de una sociedad que se supo vulnerable.

Cuando el país intentaba reponerse y olvidar el trago amargo en la cena de Nochebuena, los noticieros anunciaban al día siguiente el saqueo al Museo Nacional de Antropología, cometido –según la prensa– por una banda criminal internacional dedicada al robo y tráfico de objetos prehispánicos. La noticia le dio la vuelta al mundo. Lo llamaron el “robo del siglo”.

Cuatro años después, alguien los delató. Los medios y las autoridades se sorprendieron cuando supieron que no fue una banda de criminales, sino dos jóvenes estudiantes. En 1989 uno de ellos fue detenido y ya cumplió una sentencia de 10 años de prisión. Sólo algunas de las piezas fueron recuperadas, porque el resto se las llevó su cómplice, quien sigue prófugo hasta ahora.

A 33 años de distancia de este suceso, Alonso Ruiz Palacios, el realizador mexicano que se destacó con  Güeros(México, 2014) recrea ahora esta historia en su reciente largometraje Museo.

Y nos presenta a Juan Núñez, la oveja negra de una familia de clase media originaria de Satélite, una zona al norte de la Ciudad de México, su padre es un doctor con quien tiene una relación hostil. Es el arquetipo del joven incomprendido, aquel que es mal visto por no seguir la carrera de su padre y que solo ejerce influencia y poder ante sus familiares pequeños y ante Benjamín, su mejor amigo.

Benjamín, un adolescente que parece introvertido, ingenuo, sigue fielmente los pasos de su amigo Juan, quien alguna vez le pidió que le lanzara una flecha sobre un cubo de rubik, que posaba en su cabeza, porque necesitaba confiar en alguien.

Es la Nochebuena, la familia está reunida, y Juan no se integra, se mantiene ausente, planeando el gran robo, pero se da tiempo para arruinarle la noche a sus sobrinos, revelando la identidad de Santa Claus. Ruizpalacios apela a la estética. Los movimientos de cámara, zooms que van y vienen, nos contagian de la adrenalina de Juan antes de encontrarse con su amigo y dirigirse al gran robo.

La ambientación, la iluminación y el sonido permiten que nos sintamos dentro del propio Museo. Todo es silencio, los procedimientos deben ser precisos, paso a paso acompañamos a los ladrones primerizos a desmontar una caja de cristal con elementos de química básica y electricidad. Como si siguieran un manual de cómo robar. Siguiente reto: escapar por los espacios del aire acondicionado y vender las piezas.

Juan y Benjamín emprenden camino a Palenque, en Chiapas. Burlan un retén de seguridad y no tienen éxito para vender las piezas, sin embargo, son recomendados con un traficante de arqueología británico que se hospeda en Acapulco, aunque tampoco les interesa. Surge el primer conflicto entre ambos, porque Benjamín quiere regresar para ver a su padre.

Juan es persistente. Mientras busca a un narcotraficante para conseguir vender las piezas, se involucra con Sherezada, una bailarina nocturna, quien realmente estuvo involucrada y fue investigada por este hecho. En México es conocida como la Princesa Yamal, y parte de su historia aparece en el documental Bellas de Noche(2016), de María José Cuevas, coproducida y escrita por Manuel Alcalá, quien coescribió el guion de Museo junto a Ruizpalacios.

Así que Museo es la historia del robo más grande al patrimonio arqueológico de México, pero también es una historia sobre el valor de la amistad de dos jóvenes que quieren trascender en una vida que para ellos es insignificante. Las condiciones de una familia numerosa y clasemediera de los años 80, la torpeza de la autoridad mexicana para prever e investigar este crimen y el discurso de una sociedad que encontró el nacionalismo pero no la identidad… No se encuentra con la historia pero sí con el morbo. Los estudiantes y los visitantes del museo se interesan más por las vitrinas vacías de los objetos robados.

El eje es un robo, pero Ruizpalacios nos inserta en la sociedad mexicana de los años 80, en emociones paralelas de manera espléndida, estética, con ediciones torpes, pero intencionadas, homenajeando el cine de serie B. Museo es efectiva en su propuesta y su manufactura.

Este es uno de los mejores trabajos como actor de Gael García Bernal en el papel de Juan, y vale la pena ver el trabajo del joven actor Leonardo Ortizgris, quien da vida a Benjamín y es quien nos cuenta esta historia. Ahí queda Museo para acompañar la historia del llamado «robo del siglo».

 

Tráiler:

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Ficha técnica:

Museo ,  México, 2018.

Dirección: Alonso Ruizpalacios
Duración: 128 minutos minutos
Guion: Manuel Alcalá, Alonso Ruizpalacios
Producción: Panorama Global / Detalle Films / Distant Horizon
Fotografía: Damián García
Música: Tomás Barreiro
Reparto: Gael García Bernal, Leonardo Ortizgris, Alfredo Castro, Simon Russell Beale, Bernardo Velasco, Leticia Brédice, Ilse Salas, Lisa Owen, Lynn Gilmartin, Maite Suarez Diez, Gabriel Nuncio

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