Críticas

Las profundas heridas de un divorcio

El hijo

The Son. Florian Zeller. Reino Unido, Francia, 2022.

La trilogía de teatro del autor francés Florian Zeller se ha centralizado en la familia y los conflictos que pueden existir en ella. Cada una de las historias (El padre, El hijo y La madre) han tenido un éxito absoluto en sus montajes, por eso era muy esperada su traducción al idioma audiovisual. El proceso comenzó con El padre (The Father, 2020), cinta que le dio el segundo Oscar a Anthony Hopkins y que explora la demencia desde la persona que la sufre, con las confusiones y trucos que la mente le juega. Su segundo largometraje es El hijo (The Son, 2022), palidece ante el gran debut de Zeller, carece de un personaje fuerte sobre el que recaiga la historia y tiende a quedarse en lugares comunes que, aunque bien hechos, ya no sorprenden.

Peter (Hugh Jackman) recibe una visita de su exesposa, Kate (Laura Dern), que le informa que su hijo, Nicholas (Zen McGrath) no va al colegio hace un mes, a pesar de que sale todos los días hacia allá. Al confrontarlo, Nicholas le pide a su padre que quiere ir a vivir con él, su nueva esposa Beth (Vanessa Kirby) y su hijo recién nacido, Theo. Así se van revelando los profundos conflictos que tiene Nicholas acerca del divorcio de sus padres, lo mucho que su madre sufrió y que él tuvo que vivir, mezclado con una depresión que lo tiene desubicado en el mundo, autolesionándose.

Ese tema sería más que suficiente para toda la cinta, pero el título también se refiere a Peter como hijo, con sus grandes diferencias con su padre (Anthony Hopkins, en un papel diferente). Y ninguna historia se destaca en la cinta. Es claro que todas se mezclan, porque las raíces son profundas y afectan todo, pero se quedan en un intento de explorar el lugar de este hijo entre los adultos en un mundo donde siente al que no pertenece.

McGrath  es una revelación para la pantalla, su interpretación es verosímil y fácil de entender, pasa por todos los tonos necesarios para hacer de Nicholas un ser humano real y es fácil sentirse afectado por lo que vive, su cara lo transmite todo. Si la intención era que sobre él girara todo el conflicto de una cinta, fue un peso muy grande para sus hombros y un desarrollo un tanto predecible para la situación planteada. Pero si el protagonista, en cambio, iba a ser Peter, también carece del peso dramático suficiente para tener toda la historia pues finalmente no es de él.

Sus conflictos adolescentes son profundos, dolorosos y, tristemente, muy comunes en esta era moderna: Nicholas tiene un dolor profundo y no sabe qué hacer con él. Su padre es muy frío y racional, quiere una respuesta lógica para todo; su madrastra tiene miedo de dejarlo con su hermano recién nacido y él la ve como una enemiga; y, voluntariamente, se va de la casa de su mamá, evita sus mensajes, buscando una cercanía con ese padre que ha admirado siempre, pero que le causó tanto dolor a su mamá. Su soledad es comprensible y su tristeza es palpable, pero a la historia le falta fuerza. Hopkins brilla con su corta presencia, no solo por su actuación: su estilo de vida nos deja ver dónde creció Peter y por qué es así, por qué trata a Nicholas de esa manera…

Todo está ahí, pero le falta fuerza. Los elementos de la historia están claros, hay una tensión creciente, las profundas heridas que dejó el divorcio en todos viven en el aire, la cinta tiene una buena fotografía, hay unas interesantes actuaciones que se pierden en momentos de silencio y diálogos que se sienten acartonados… Pero le falta el centavo para el peso. O tal vez, las expectativas eran muy altas después de El padre y su magistral manejo de la historia, alabada por críticos y espectadores como una de las cintas más acertadas para retratar la demencia y el sufrimiento que padecen las familias.

Si el texto funciona bien en teatro, ¿por qué no en cine? Por coincidencia, en estos días vi Espera la oscuridad (Wait Until Dark, Terence Young, 1967), otra adaptación de una obra de teatro bastante claustrofóbica (todo se desarrolla en un apartamento), y a pesar de la edad de la cinta, la tensión y la emoción funcionan, con brillantes actuaciones (la última nominación de Audrey Hepburn al Oscar) y una historia llena de giros y sorpresas. El hijo se siente más como una película para televisión. No como las de Hallmark, no exageremos. Pero sí se siente común, con una narrativa lineal sin saltos ni sorpresas, un conflicto que va creciendo hasta llegar a una conclusión predecible y una especie de falso final que, cuando llega, ya no es tan sorprendente.

Nada de esto disminuye el profundo dolor que carga la historia, la tristeza que puede producir y lo fuerte que puede ser para audiencias que hayan vivido estas experiencias en carne propia. O de pronto soy yo, que he visto y leído historias más fuertes acerca del mismo tema. Quizá uno termine saturado de cosas y ya no se deja sorprender por cintas así, dramas profundos que buscan sacudirnos y hacernos reflexionar.

Trailer:

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Ficha técnica:

El hijo (The Son),  Reino Unido, Francia, 2022.

Dirección: Florian Zeller
Duración: 123 minutos
Guion: Florian Zeller y Christopher Hampton
Producción: Florian Zeller, Hugh Jackman, Iain Canning, Nicky Earnshaw, Joanna Laurie, Emile Sherman, Christophe Spadone
Fotografía: Ben Smithard
Música: Hans Zimmer
Reparto: Hugh Jackman, Laura Dern, Vanessa Kirby, Zen McGrath, George Potts, Anthony Hopkins

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