Háblame de ti

Latinoamérica ha tenido una escasez de comedias románticas con las que sea fácil relacionarse, pues en su mayoría se van a los extremos del cliché, o no son comedia ni romántica. La cinta mexicana Háblame de ti (Eduardo Cortés, 2022) logra meterse en esa categoría, pero no se limita por las normas tradicionales del género, acá convergen la adolescencia, el amor, las mentiras y las redes sociales de forma orgánica, en una historia que llega fácilmente al corazón y sin esfuerzo aparente. Pero no es así, cada detalle de la ópera prima de este director viene de un trabajo preciso, desde los protagonistas con su delicada actuación y fabulosa química, pasando por una fotografía cuidada, un reparto ideal y hasta una banda sonora que le aporta a la escena.

La cinta empieza cuando Chava (Germán Bracco) cumple 17 años y está en su despertar sexual, como cualquier hombre de su edad. Su relación con Álvaro, su papá (Julio Bracho), es distante, pues nunca está cuando se necesita. A pesar de tener su grupo de amigos, quienes lo molestan con una supuesta novia, Chava es más bien un solitario. De repente, recibe en plena clase un misterioso mensaje de Brujita, “su admiradora secreta”, algo que logra desconcentrarlo por completo y le da rienda suelta a uno de los misterios de la historia. Por supuesto, él le pide que le hable acerca de ella, mientras trata de descubrir si eso es una broma de sus amigos o realmente alguien que quiere conocerlo, mientras que un extraño Carlos (Martín Saracho) se va metiendo lentamente en su vida, haciendo que descubra ese lado que parece prohibido.

Así se desarrolla esta cinta que tiene claros guiños a Las ventajas de ser un marginado (The Perks of Being a Wallflower, Stephen Chbosky, 2012) y Con amor, Simón (Love, Simon, Greg Berlanti, 2018), dos de las mejores comedias románticas para adolescentes de los últimos años que rompen todos los moldes tradicionales. Háblame de ti aprendió la lección de ellos y sigue la ruta que han trazado: se dedica a jugar con los lugares comunes, pero sorprende con un giro inesperado, llevando al espectador un paso más allá y logrando una construcción narrativa muy interesante, haciendo que no podamos evitar enamorarnos de Chava, de sus amigos, de Carlos y de los que lo rodean.

Todos los personajes en esta historia sorprenden, evitan en caer en el cliché justo en el momento en que uno piensa que la historia se va a volver predecible, lo que sacude al espectador, despertando así el interés constante y las ganas de ver más. A veces se odia a Chava, a veces se lo ama, y a veces ni se entiende por qué se comporta así, justo como todo adolescente que no sabe qué quiere de su vida ni para dónde va, o como más de un adulto que no ha podido lograr el control de su destino. Quizá por eso sea tan fácil amarlo e identificarse, porque en algún momento de la vida todos hemos sido (o somos) Chava.

Y a todo esto lo acompaña una fantástica banda sonora que incluye la música original de Diego Lozano y canciones seleccionadas con la letra indicada para el momento justo, entre las que están Sabré olvidar, de la ganadora del Grammy Latino Silvana Estrada (“Sabré olvidar, aunque ahora cargo la desgracia entre mis dientes, pues sonreír es un remedio de valientes”), El fin del mundo de la banda española La La Love You (“Pero no me compadezcas porque asumo la derrota”) y Al amanecer, de Los Fresones Rebeldes (“No me faltes nunca, yo tengo derecho a ser feliz”).

Los conflictos son tan honestos y reales como la vida misma, el descubrimiento sexual y la introducción del mundo LGBTI+ se hace de una forma orgánica, no es algo forzado como en muchas historias de hoy que ponen a un personaje gay como por una necesidad de cumplir con “la igualdad”. Pero ese tampoco es el tema central de la cinta: sí hay una historia de coming-of-age, pero también hay una mentira que destruye un matrimonio y que empeora como la gotera del lavaplatos; y también hay una chica que quiere conocer la verdad de su padre y armar una familia con retazos… Son muchos los niveles que transita y donde logra destacarse por ser tierna y honesta, alejándose del tono telenovelesco y repetitivo de las cintas que transitan este mismo género. Por eso les recomiendo que no se dejen engañar por el afiche, que dista demasiado de las sorpresas que van a encontrar en Háblame de ti.

Antes de que no me pudiera quitar de la cabeza American pie, la canción de Don McLean con la que cierra la cinta, pensaba en la canción Los caminos de la vida, el vallenato de 1993 compuesto por Omar Geles que se volvió conocida en Latinoamérica por la versión de Vicentico en 2004, y especialmente por este fragmento: “Yo pensaba que la vida era distinta y cuando estaba pequeñito yo creía que las cosas eran fácil como ayer”. Creo que esta es la frase que más representa a Chava: su vida era TAN sencilla antes de conocer a Brujita, todo parecía tan normal, como a muchos nos pasaba… Pero es una gran mentira.

Nada es normal y todos somos imperfectos, cometemos errores y, como los personajes en esta historia, escondemos verdades y en algún momento debemos asumir nuestras culpas. La redención es necesaria para lograr la paz interior, que es lo que realmente hace que la vida se vuelva más fácil. Vivir entre mentiras es una bomba de tiempo lista para estallar, sino pregúntenle a Chava. Yo tuve la suerte de leer el guion allá por 2018 y disfrutar de su evolución hasta finalmente poder ser testigo de la gran película que es hoy, una historia llena de amor que me emocionó hasta las lágrimas y me lleva a augurarle a su director, un querido amigo, una carrera llena de cine que viene desde el alma.

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