Cortometrajes

(Im)perfectamente

Flawed

Andrea Dorfman. Cánada, 2009.

Se podría resumir la historia del cine con una simple proposición, la cual se mostraría difícil de negar: cada producto tiene un mensaje. El problema, más allá de una lectura simplista de lo que acabamos de afirmar, es que el concepto de “mensaje” resulta ser algo que rechaza una clasificación definida, una claridad informativa de su exacto significado: todo puede ser un mensaje porque todo es un texto, por lo menos para los seres vivos. Metáfora, obviamente, que pone de manifiesto esta necesidad nuestra (de todo ser con un cerebro o hasta sin él) de leer el mundo, interpretarlo y darle una estructura con la que crear un puente entre lo interior y lo exterior. Sin embargo, si “mensaje” es una palabra que se refiere a muchos ámbitos (mensaje político, mensaje moral, mensaje filosófico), lo que a un lector de cine le interesa es la condición global y particular del producto fílmico que está a punto de ver (o, en el caso del análisis ex post, el único posible, se trataría de la obra que acaba de ver una o hasta más veces). El resultado puede ser diferente, ya que, más allá de “distintas cabezas distintas visiones”, se podría decir que hay diferentes puntos de vista objetivos: el simple mensaje “el bien le gana al mal”, por ejemplo, puede ser seccionado y otorgarnos una lectura como “la policía logra matar a los ladrones” o “la policía logra arrestar a los ladrones”, dos proposiciones que, si bien parte del mismo concepto, subrayan una visión cultural y política diferente.

Más simple, afortunadamente, es el mensaje del cortometraje de Andrea Dorfman, guionista y directora de Halifax. Aceptación de sí mismo, elaboración de una serie de pensamientos que nos ponen en una situación de inferioridad ante lo que se define una forma de perfección; clara, entonces, resulta ser la proposición que se nos presenta en unos diez minutos, una duración que nos permite recibir todos los detalles que necesitamos para saber más sobre parte de la vida de la autora y, sobre todo, sobre algunos de sus secretos más íntimos. Y esta es la definición más acertada del corto, o sea un momento de apertura sobre los mecanismos interiores que se instauran entre la psicología de una persona y su entorno social, desde las estructuras culturales hasta las simples conexiones entre los seres humanos (de carácter fuertemente relacional, como pueden ser la amistad o la decisión de formar una pareja).

La cuestión, sin embargo, no es simplemente la necesidad de gustar a los otros, necesidad que sentimos en tanto parte de una comunidad, sino la de aceptarnos por lo que somos. Si el título nos permite acercarnos al mensaje, esto se debe al doble significado de flawed no en tanto palabra, sino en relación al contexto cultural en el que se encuentra: la imperfección, de hecho, es algo que se percibe desde fuera (movimiento de crítica externa) así como desde dentro (movimiento de crítica interna). El proceso que vemos mientras se desarrolla en Andrea nos desvela esta doble alma cultural, una sensación de malestar psicológico que se basa en una presencia (o ausencia) física, en los defectos que pensamos tener en relación a una idea general de hermosura que traspasa el límite de la subjetividad y de la diversidad para afirmarse en el ámbito de lo objetivo, de lo total.

La moraleja de este cuento podría resultar por esta razón bastante obvia: toda persona tiene sus diferencias. Pero la aceptación de nuestros defectos físicos no se resuelve en una visión apocalíptica de completa admisión de nuestra diversidad. El mensaje que se esconde detrás de las palabras (y de los dibujos) logra moverse por otros caminos, demostración de que a veces es posible hablar de algo ya conocido pero a través de nuevos puntos de vista. Y la cuestión no es la de querer ser mejores, de alcanzar una perfección estética, o hasta solo mental, resultado esto de una aceptación de lo que somos a través de un esfuerzo mental. El mensaje profundo logra ir más allá, y la imperfección de la que hablamos se traslada al ámbito de nuestra forma psicológica: no es la belleza la cuestión principal del corto, ni el acto de aceptarnos o menos, sino la capacidad de hablar de esta temática, de desnudarnos ante nosotros mismos, ante nuestros amigos (o nuestra pareja), y sobre todo ante todo el mundo.

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Ficha técnica:

Flawed ,  Cánada, 2009.

Dirección: Andrea Dorfman
Duración: 13 minutos
Guion: Andrea Dorfman
Producción: Annette Clarke
Fotografía: Andrea Dorfman
Música: Dorval
Reparto: Andrea Dorfman

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