Competencia Oficial

Humberto Suárez (José Luis Gómez) quiere pasar a la historia. No le gusta que piensen en él como un millonario con una fortuna obscena, ni le basta con ser un empresario poderoso de la industria farmacéutica, a sus 80 años quiere hacer algo que pase a la historia. Nada mejor que una película, ¿verdad? Pues esa es su conclusión. Y nadie mejor para eso que la directora más celebrada y extraña de los últimos años, Lola Cuevas (Penélope Cruz), que adaptará «muy libremente» un libro de un premio Nobel que le ha costado una fortuna a Suárez y quien ni siquiera lo ha leído. La directora elige a Félix Rivero (Antonio Banderas) y a Iván Torres (Oscar Martínez), los mejores actores en su opinión para interpretar los hermanos que protagonizan la cinta.

Esta es la historia de Competencia Oficial (2021), la más reciente comedia negra de Mariano Cohn y Gastón Duprat, la dupla argentina que logró gran reconocimiento internacional y el Goya a Mejor Película Iberoamericana con El Ciudadano Ilustre (2016). Inspirada en más de un productor megalomaníaco y uno que otro director (o directora… Ahí te hablan, Lucrecia) con ínfulas de genialidad, la cinta retrata en tono de sátira todo lo que ocurre detrás de la realización de una película bajo esas condiciones y con un grupo de personajes bastante particulares. Lola es única, no hay manera de describirla, tiene una forma muy particular de hacer los ensayos y de hacer sus películas.

Félix, por su parte, no cree en las técnicas actorales ni le interesa el pasado de su personaje, todo es simplemente un trabajo, por lo que choca en todo con Iván, que viene de las tablas y además es profesor de actuación, conoce los diferentes métodos para la actuación y los maneja a la perfección, metiéndose siempre en el personaje y entendiendo sus motivaciones. Esto es lo que hacen las buenas comedias, poner a tres personajes bien definidos a que choquen solos. Y ni hablar de los giros de la historia, especialmente ese clímax que sorprende y despierta esa risa prohibida de la comedia negra, el burlarse de lo que no se debe, pero se vuelve inevitable. Y rápidamente se pasa al melodrama, se vuelve algo incómodo, extraño, el ritmo cambia y se siente como si nos hubieran cambiado la película.

En este genial guion abundan frases maravillosas que hablan acerca de la realidad del cine, los ensayos y todas las historias disparatadas que ocurren detrás. Una cinta que se burla de su propio medio como pocas, una comedia deliciosa, bien escrita y genialmente actuada, pero que por momentos se siente como una serie de viñetas que concluyen ahí, casi como cortometrajes. Una escena (y su respectivo chiste) no necesariamente están conectados con el siguiente, se podrían quitar algunos y no pasaría nada con la cinta.

Claro, sería muy difícil elegir si quitar el ensayo que hacen bajo una piedra gigantesca que amenaza con aplastarlos, o aquella donde una trituradora despedaza una Palma de Oro de Cannes y una Copa Volpi del festival de Venecia, o la escena donde Banderas entrega diferentes grados de alcoholismo de su personaje leyendo la misma línea. Todo está lleno de guiños que seguramente entienden a la perfección los que trabajan o conocen acerca de este medio, quizá por eso reía a carcajadas con ese divertido reflejo de la lucha de egos y lo ridícula que se ve en pantalla, porque ya lo viví en carne propia.

Tal vez esto reduzca el público objetivo de la cinta, pues no a todo el mundo le interesa ver detrás de la cortina del mago de Oz, muchos se conforman con solo ver el espectáculo. Podría considerarse una cinta para pocos, pero para el espectador que no tenga idea de ese mundo y quiera apostarle a esta película, la historia no está lejos de la realidad y se logra explicar claramente con el foco exclusivamente en los tres protagonistas, que viven la complejidad que acarrea una creación artística.

No hay líneas secundarias que complementen o distraigan, con esos tres grandes intérpretes es más suficiente, que se burlan de sí mismos y sus innombrables experiencias en ese medio. Tampoco queda títere con cabeza en la industria, porque no se salvan ni los fanáticos ni los críticos ni los festivales, que es donde termina la película dirigida por Lola: En la competencia oficial del festival de cine de Berlín, ni más ni menos.

Todo en Competencia Oficial es un delicado balance, el minimalismo de las locaciones habla de la cinta que tiene Lola en la cabeza, las burlas acerca del “latino en Hollywood” que ha entrado al star system son un puñal directo al corazón de Banderas y Cruz, el esnobismo y sentirse superiores a los demás hace pensar si son los personajes hablando o los propios actores… Hay muchas capas más allá de la evidente, detalles que hacen que valga la pena ver y repetir una cinta tan ingeniosa y divertida como Cohn y Duprat saben hacerlo.

Trailer: