Críticas

Cruzar el muro

Omar

Hany Abu-Assad. Palestina, 2013.

Cartel de la película OmarEl muro de Cisjordania separa a Israel de Palestina. La obra fue iniciada por el gobierno israelí en el año 2002 con motivo del conflicto entre ambas naciones. Esa división de hormigón con una extensión de casi 721 kilómetros no sólo transmite dolor e impotencia, sino que ha separado familias, vínculos, posibilidades de crecimiento y atención médica adecuada. Esa circunstancia dramática y la división que ha generado son el punto de partida que eligió el realizador Hany Abu-Assad, autor de Paradise Now  (2005), para realizar Omar, nominada al Oscar 2014 como mejor película extranjera, premio finalmente otorgado a La gran belleza  del italiano Paolo Sorrentino.

El film comienza con un bello primer plano del rostro de un joven palestino llamado Omar (interpretado por el debutante y talentoso actor Adam Bakri), que está de espaldas al inmenso muro. En sus paredes pueden leerse distintos grafittis, mientras vemos colgar de uno de sus extremos una soga anudada. Omar vigila que nadie pase y comienza a subirlo con gran agilidad. El joven lo cruza clandestinamente, forma parte de su rutina cotidiana, porque del otro lado han quedado sus amigos y el amor de Nadia, hermana de uno de ellos. Pero también están los soldados israelíes que custodian el Muro. Hay que ser veloz y evitarlos, correr incansablemente y huir mientras se pueda. El vértigo y la incertidumbre son parte de esta primera secuencia, dos sensaciones que serán constantes a lo largo del film.

Fotograma de la película palestina OmarOmar es un joven militante que forma parte de un grupo de resistencia armado contra la ocupación israelí. Paralelamente, trabaja en una panadería y pertenece a una buena familia. Todos los días enfrenta el desafío de cruzar. Camina por sus límites, atraviesa techos, cornisas y permanece siempre al filo del peligro. La cámara se mueve a su ritmo, lo sigue en sus movimientos constantes, el montaje acelera los escapes y la transgresión. Quedarse quieto puede significar su pérdida y su fin. Hay que moverse por alcanzar lo que se quiere y pelear por ello. Su amor por Nadia es verdadero y, por ahora, clandestino. Ellos se ven a escondidas e intercalan las cartas que se escriben uno al otro. Se miran mucho, hablan, ríen, quieren tocarse, pero no. Desean poder casarse tras el consentimiento del padre de la novia.

En el film hay dos búsquedas claras que se irán enlazando: la consolidación del amor y la lucha por liberación de su país, sin embargo ese camino se verá truncado cuando el protagonista caiga en manos del ejército israelí. Durante el proceso de detención se somete al prisionero, por todos los medios, a caer en la delación. A partir de esa instancia, el relato toma un rumbo distinto, casi de denuncia. Hay un registro muy cercano a Omar, describiendo su aislamiento, las marcas de su cuerpo que va tolerando las torturas y el sometimiento. ¿Cuánto tiempo podrá sostener su silencio? ¿Cuán fuerte son sus principios?

El muro de Palestina, en OmarOmar queda libre. Esa oportunidad significa volver a estar con Nadia y seguir planificando la liberación de su pueblo junto a sus compañeros. Entre ellos también hay tensión y camaradería al mismo tiempo. Sin embargo, nada es igual, el rumbo de su vida cambió desde que salió de la prisión. El joven sentirá la desconfianza de los otros hacia él, la inseguridad de ser atrapado nuevamente, la vigilancia constante sobre sus pasos, la traición de un amigo y la desilusión del amor. Todo lo que parece derrumbarse lo fortalecerá.

Detrás de una historia donde los conflictos políticos tejen el entramado, se ponen en juego: la lealtad, la integridad moral y los afectos del personaje con relación a una mujer y a un territorio. Eso lo vuelve a Omar más interesante y completo, más cercano a un espectador que se apiada de su lucha diaria. El personaje está jugado, sabe lo que quiere, avanza, y tolera. Es interesante cómo se maneja la tensión entre el triángulo de negociaciones formado por Omar, su grupo de amigos y el director de la cárcel israelí.

Abu-Assad logra un film sólido narrativamente y atractivo, porque denuncia un estado permanente de inseguridad, de sumisión y de violencia. Se percibe un clima de inestabilidad constante que afecta a cada uno de los individuos de Palestina. Si bien la historia de amor es la calma que encuentran las imágenes, el alivio necesario y vital para tanta tensión, no excluye, por eso, el foco de interés del realizador sobre la búsqueda de la liberación y la paz para su pueblo.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Omar ,  Palestina, 2013.

Dirección: Hany Abu-Assad
Guion: Hany Abu-Assad
Fotografía: Ehab Assal
Reparto: Adam Bakri, Leem Lubani, Eyad Hourani, Samer Bisharat, Waleed Zuaiter

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