Críticas

Teleférico: la película

Manakamana

Stephanie Spray y Pacho Velez. EUA / Nepal, 2013.

Cartel de la película ManakamanaManakamana no es un documental sobre el templo homónimo de la diosa Bhagwati, en Nepal, sino una película heredera de lo que P. Adams Sitney llamó structural film, en el que la obra es fundamentalmente el resultado del procedimiento que le da forma. Un ejemplo es Wavelenght, de Michael Snow (1967), basado en un zoom de 45 minutos.

Los realizadores, Stephanie Spray y Pacho Velez, se instalaron con una cámara en cabinas del teleférico que lleva a la gente hasta ese lugar, incluido un vagón de carga, y filmaron en cuadro fijo a diversos viajeros en 11 planos sin cortes. Usaron 16 mm porque la duración del rollo es de hasta 11 minutos, aproximadamente el tiempo de recorrido entre una y otra estación. El medio de transporte y la técnica de filmación también están integrados de esa manera a la forma en la película.

Los productores de Manakamana fueron Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel, los realizadores de Leviathan (2012). Es un filme del Laboratorio de Etnografía Sensorial de la Universidad de Harvard, que dirige Castaing-Taylor y en el que Spray y Velez trabajan,  y es un documental etnográfico en tanto constituye un registro de los que visitan ese lugar usando el teleférico y de su diversidad, que incluye a los integrantes de una banda de heavy metal y a la inevitable turista. También registra los cambios en el aspecto de los devotos de la diosa, y en lo que hablan entre sí, cuando suben y bajan del templo.

Manakamana, Nepal 2013También puede verse en Manakamana una investigación de la manera en que reacciona la gente cuando utiliza un medio de transporte como el teleférico, que con sus pequeñas cabinas suspendidas a gran altura puede causar cierto nerviosismo en los viajeros, el cual experimentan elocuentemente las cabras del vagón de carga, por ejemplo. Asimismo es un experimento sobre la reacción de los que deben permanecer sentados durante un tiempo relativamente prolongado frente a una cámara y los que la utilizan para filmarlos, en un lugar reducido que no les ofrece ninguna posibilidad de esconderse ni de escapar.

Manakamana, que ganó el Gran Premio de la sección Vanguardia y Género del Bafici de 2014, es, en síntesis, una de esas películas que disfrutan los críticos, los programadores y jurados de festivales, porque invitan a pensar y a especular sobre el cine. En el caso del filme de Spray y Velez, eso está acompañado por un refrescante toque de humor en el montaje, que comprende tanto la selección de los pasajeros como la inclusión de un número musical hacia el final, en el que dos ejecutantes afinan sus instrumentos y se ponen a tocar sin que quede claro si lo hacen para ellos o para la cámara. Otra divertida interrogante es sobre el destino del gallo que lleva uno de los pasajeros, para lo cual es importante manejar el dato de que en el templo se hacen sacrificios de animales.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Manakamana ,  EUA / Nepal, 2013.

Dirección: Stephanie Spray y Pacho Velez
Producción: Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel
Fotografía: Pacho Velez

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