Reseñas de festivales 

The Second Game

The Second GameHasta ahora pareciera que el cine rumano viene demostrando tener más virtudes para aludir a los años del régimen socialista de Ceausescu desde la revisión o la manipulación creativa y crítica del material de archivo que a través de los recursos propios de la ficción, como podrían ser la reconstrucción histórica o el drama de época. Videogramas de una revolución y La autobiografía de Nicolae Ceausescu  son dos ejemplos notables al respecto. Quizás se trate de un gesto de austeridad formal por parte de los realizadores, o de un bienvenido pudor a la hora de poner en escena las vicisitudes del régimen y la violencia de Estado. O quizás solo se trate de una cuestión de incapacidad o impericia por parte de los cineastas, por qué no. The Second Game tenía posibilidades de incorporarse al grupo de las películas mencionadas, de alimentarse del clima de época, de interpelar políticamente a aquel tiempo, contando solo con la (re)visión de un partido de fútbol disputado un año antes de la caída del régimen, donde también se ponían en juego los intereses del ejército y la policía secreta de Ceausescu, todo bajo la siempre efectiva complicidad del espectáculo, en este caso deportivo. La película de Corneliu Porumboiu no llegó a explotar ninguna de estas posibilidades.

Porumboiu evitó interferir de más con el registro, en un exceso de respeto o fidelidad al material de base que aquí huele más a cobardía o falta de audacia, pero lo concreto es que la revisión en tiempo real de aquellos noventa minutos de juego entre los dos equipos de fútbol más importantes de la primera división rumana solo da pie a un par de notas nostálgicas, a que el padre del director (que fue el árbitro de aquel partido) evoque con orgullo su eficiente manejo del reglamento, mientras otorga ley de ventaja constantemente y favorece el juego brusco por parte de ambos equipos, y a que incluso ejerza la crítica cinematográfica, diciéndole a su hijo que aquí no hay película posible. Toda expectativa sobre el gran documental político que The Second Game podría haber sido se pierde bajo la intensa nieve que inunda el campo de juego cuando nos enteramos, apenas comenzado el segundo tiempo, que el resultado del partido será cero a cero. Y en lo que podríamos considerar un acto de honestidad brutal por parte del cineasta, podemos llegar a escucharlo diciendo «esto se parece demasiado a una de mis películas. Es muy larga y no pasa absolutamente nada«.

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