Críticas

Amar libremente cuesta

El amor es extraño

Love Is Strange. Ira Sachs. EUA. Grecia., 2014.

Quien diga que el amor no tiene edad está muy equivocado. No se ama igual a los veinte años, con la locura y pasión desenfrenada de la edad, que a los sesenta, con la cabeza fría y las prioridades un poco más claras. El amor es paciente, bondadoso y todo eso que dice la famosa cita de Corintios tan repetida en los votos matrimoniales, pero se les olvida decir que también envejece, de la misma forma como aquellos que lo viven. De eso habla El amor es extraño (Love Is Strange, Ira Sachs, 2014), una historia sencilla y preciosa donde se retrata la edad adulta en una sociedad a veces despiadada y desconsiderada, que se enfrenta a las costumbres, a la hipocresía… Pero que sobrevive gracias a lo más básico y difícil de todos los sentimientos: el amor. Desde la ternura y la honestidad, sin géneros ni límites, solo dos personas que se aman y que deben separarse por cuestiones ajenas a su relación. ¿Cómo hacer que el amor sobreviva a tantas inclemencias de la vida?

Después de casi cuatro décadas de estar juntos, Ben (John Lithgow) y George (Alfred Molina) deciden casarse legalmente. La alegría dura poco, pues esto hace que George pierda su trabajo como profesor de música en un colegio católico. Si bien ellos sabían que era gay, ahora es que tienen un «problema» con el tema. La hipocresía católica al máximo. La pareja debe vender su apartamento y, en el proceso, separarse para seguir subsistiendo, pues la otra opción es un hogar para adultos mayores, una dolorosa y hasta atrevida sugerencia. Ben se va a vivir con su sobrino, Elliot (Darren Burrows), y comparte habitación con el hijo de este, Joey (Charlie Tahan, que por alguna razón siempre confundo con Lucas Hedges), mientras continúa pintando; George se va a vivir al piso de abajo de su apartamento con dos policías amigos, Ted y Roberto (Cheyenne Jackson y Manny Perez), tratando de acostumbrarse a dormir en un sofá, mientras sigue dando sus clases de música.

Ira Sachs, el director y libretista, toma partes de su propia vida y de sus conocidos para crear esta historia. Seguramente por eso logra exponer fielmente los detalles de la relación, las diferencias generacionales, la incomodidad de los adultos mayores viviendo fuera de su hogar, pero principalmente, una pareja que se ama y que tiene el corazón dividido por tener que separarse, unos seres humanos incompletos que, simplemente, sobreviven porque toca. Ellos se deben resignar a lo que la vida les presenta, mientras el mundo sigue a toda velocidad.

Molina y Lithgow son absolutamente perfectos en sus roles. No queda duda de que son una pareja que se conoce hace casi cuarenta años, su experiencia como actores está clarísima en cada escena, tan sobrias y delicadas, pero cargadas de emociones y dolores escondidos en los ojos y expresiones de cada uno. Son sutiles y devastadores, a la vez, dos personajes entregados a su triste suerte, con el peso de una vida de luchas y amores, pero sin muchas ganas de seguir sin el otro a su lado. Como lo dice uno de ellos, «después de 39 años es difícil dormir sin ti.» Tahan y Marisa Tomei, quien interpreta a la esposa de Elliot, también se destacan. Cada personaje tiene un universo interno claramente construido que brilla por pequeños momentos, dejándonos ver que hay una profundidad detrás de sus pocos minutos en pantalla y haciéndonos creer que son tan reales como el espectador.

Además del amor, que todo lo rodea, predomina en la cinta el tema de la incomodidad del adulto mayor en casa, cuando no se trata ni del padre ni de la madre. Muchas veces sin palabras, tan solo con gestos y acciones, vemos como se convierten en una carga para los otros, como el amor por ellos cambia cuando están como muebles viejos, arrimados en el rincón en el que les toque. El amor de familia tambalea en estos casos, ese que decía ser incondicional, así como el amor que los amigos profesan muchas veces, que en momentos de necesidad tiende a desaparecer. No es simplemente una cinta con temática predominantemente LGBTI, es un retrato de una realidad que rara vez da el salto a la pantalla grande con tanta honestidad.

Y el final es horrible. Y no porque sea malo, sino porque es devastador. La historia da un salto en el tiempo y nos muestra una nueva realidad para los personajes, algo inevitable en nuestras vidas y a lo que cuesta acostumbrarse, pero a todos nos toca. Pero el amor perdura y la vida sigue, nos guste o no. El tiempo nos enseña a acostumbrarnos a una nueva vida, a los cambios que vienen con la realidad que nos toca. La sutileza de la historia es su mayor fortaleza, se evita el melodrama cliché sin perder lo importante del drama, gracias a interpretaciones tremendas de un reparto experimentado y un guion preciso, lleno de sentimiento y dolor. Si uno tiene suerte en la vida, ojalá pueda llegar a tener una relación así, porque aunque el amor sea extraño, le da vida a la propia vida.

Tráiler:

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Ficha técnica:

El amor es extraño (Love Is Strange),  EUA. Grecia., 2014.

Dirección: Ira Sachs
Duración: 94 minutos
Guion: Ira Sachs & Mauricio Zacharias
Producción: Ira Sachs, Jayne Baron Sherman, Jay Van Hoy, Lucas Joaquin, Lars Knudsen
Fotografía: Christos Voudouris
Música: İdil Biret
Reparto: Alfred Molina, John Lithgow, Darren Burrows, Charlie Tahan, Marisa Tomei, Harriet Sansom Harris, Cheyenne Jackson, Manny Perez, Christina Kirk, John Cullum

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