Críticas

Emociones acopladas

Petite maman

Céline Sciamma. Francia, 2021.

Petite maman aficheObra íntima; la tristeza se mezcla con lo lúdico en medio de una naturaleza cómplice, no desde la expectación, sino como mediador privilegiado de significados eficientes. Lo arcaico se filtra, los contenidos de la vida son manipulados por niñas de 8 años.

El bosque invade los hogares a la vez que los respeta. La tupida vegetación desembarca al borde de las puertas de entrada, los interiores son liberados escenarios donde el juego continúa, representaciones de un mundo adulto que traen la idea de futuro asociada al ejercicio de los afectos en medio de una aventura como la vida misma. Demarcaciones presentes que desnudan permanentes vínculos simbólicos vividos a manera de ritual: el tránsito en balsa por las aguas del lago, el pasaje por debajo de una estructura, que bien podría representar lo sagrado, una especie de templo. Cuestiones vivenciales, proceso vital donde el nacimiento y la muerte se aglutinan a partir de lo acuático. Maneras infantiles de sentir y procesar lo inconsciente mediante símbolos inherentes a la naturaleza humana. Breve recorrido que familiariza con lo desconocido desde el acto. El temor se combate desde el lugar más adecuado, experiencia acorde a la edad.

Nelly es una niña cuya abuela acaba de morir, junto con su madre van a poner en orden el hogar de la fallecida; Marion será su amiga en medio de una intervención quirúrgica que será presencia silenciosa.

Sciamma da cuenta de una madurez necesaria, el estilo infantil impregna la vivencia, se la apropia. Emerge una fórmula guiada que sabe recortar la posibilidad de emociones fuertes.

Petite maman plano

Es la vida. Formas de ejercer momentos culminantes afloran como ineficaces bajo la lupa de un duelo que tantea buscando narrativas. La función materna pondrá las cosas en su lugar, dosificación que elimina presiones, el diálogo es sutil mediador: “No pude decirle adiós.” “Tú siempre dices adiós.” “El último adiós no fue bueno.” “Eso es porque no podías saber”… “No sabemos eso”. “Tienes razón. No sabemos.” Un contrapunto elemental que concluye con la sencillez de lo irrebatible. El impulso para un duelo desculpabilizador y, a la vez, propio de sucesos naturales que deben ser aceptados.

La cámara es tan cuidadosa en sus movimientos como lo es el manejo de la situación por los personajes. Un descubrimiento no explícito se vuelve necesario, el ritual, no reconocido como tal, se despliega a ritmo pausado en medio de lo lúdico. Tránsito lento y cámara fija, planos cortos y medios acompañan una extraña tristeza compartida hasta el final. La vida continúa, mientras se activan mecanismos de duelo por debajo de discursos, adultos e infantiles, manejados a un nivel elemental, aunque no carente de profundidad.

Es de esas películas que entretienen por el goce del pensar, la reflexión como  vía de acceso a lo que, desde la sencillez, suele devenir poco evidente.

Petite maman escena

Interiores, de habitaciones varias, invitan al recorrido exploratorio propio y ajeno. Una solicitud, la ida al baño es una excusa, lo fisiológico se vuelve símil, en términos de necesidad. Es momento de indagar, la experiencia ajena es motor de curiosidad. Las habitaciones como espacio privado, puestas en escena carentes de sobrecarga, pocos objetos; el vacío protagoniza, no la ausencia, sino el hermetismo de contenidos mentales que afloran mediados por la acción. La naturaleza es punto de referencia. El efecto es lo que importa, no todo tiene porqué saberse, la infancia se las ingenia, lo verbal ejecuta símbolo, el inconsciente procesa significado. No es necesaria una conexión explícita cuando el resultado es adecuado.

Una experiencia compartida que mitiga ansiedades, la calma como inminente corolario, la naturaleza operará como refugio.

Filme minimalista desde la austeridad de una composición de encuadre básica, que opera en delimitación del simbolismo. El énfasis está puesto en la carencia, la falta hace alusión a dos aspectos: la ausencia real y potencial de seres queridos y la necesidad de resolución en contacto con el propio interior; habitaciones que aluden a los vericuetos de la psiquis. Más allá de discursos preestablecidos o frases hechas, la importancia son los tránsitos. Doble vía de trayectos entre alojamientos internos y acciones en la naturaleza; caminos de ida y vuelta que significan sin conciencia, la vivencia es lo necesario. El sentido se fija desde ámbitos vinculantes, es el poder de lo arcaico; lo que somos, una individualidad en construcción en medio de los desafíos de la existencia.

No llega a ser un coming-of-age; la respuesta es por acción en el ritual, el discurso solo es un respaldo que contribuye más a una inmediata adaptación de emergencia, que a una toma de conciencia. Otra vez, la naturaleza guía, el momento evolutivo es limitante, debe apelarse a los recursos propios de la edad; el símbolo manda.

Petite maman fotograma

Puesta en escena austera, la simpleza de la vida y la importancia de lo espiritual por sobre lo material, el ser humano despojado del mundo para incursionar en el mundo, vehículos intuitivos que buscan la sanación del alma por fuera de aflicciones estereotipadas. La fuerza del contacto con lo sagrado, mediación de la naturaleza como fuente de significados eternos y universales al alcance de la mano.

Un culto a la delicadeza de las formas; el respeto por la muerte, integrado a la experiencia silenciosa, refuerza la acción en modalidades diversas. Se incursiona desde el vínculo con la naturaleza hasta lo lúdico, desarrollo de roles que mantienen el contacto entre eventualidades diferentes. Es el pasaje de un sector a otro de la realidad sin perder la referencia. Fórmulas infantiles para procesar circunstancias dolorosas y riesgosas sin hundirse en la desesperación. Puntos de referencia intuitivos cargados de contenido implícito; es la única manera.

La fotografía resalta la sobriedad con matices que albergan diferentes grados de nitidez, luces y sombras perfectas, una iluminación acorde a lugares, circunstancias y momentos del día.

Actuación sobresaliente de Josephine y Gabrielle Sanz, denota la muy buena labor de Celine Sciamma en el rubro dirección de actores. Las niñas se complementan muy bien, por momentos cuesta establecer la diferencia entre ellas, son casi idénticas. Transmiten la idea de semejanza en edad, vivencia y resolución. El parecido se vuelve necesario, funcional al contenido.

Estamos frente a una obra cuidada. La sencillez de lo formal denota austeridad, contribución al despliegue de conceptos poco obvios. Dialéctica que conlleva el sello de componentes estructurantes; la magia se vuelve necesaria en la confrontación con dolor y temor.

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Ficha técnica:

Petite maman ,  Francia, 2021.

Dirección: Céline Sciamma
Duración: 72 minutos
Guion: Céline Sciamma
Producción: Lilies Films, MK2 Films
Fotografía: Claire Mathon
Música: Para One
Reparto: Joséphine Sanz, Gabrielle Sanz, Margot Abascal, Stephane Varupenne, Nina Meurisse, Florès Cardo, Josée Schuller, Guylène Péan

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