Críticas

Granujas de medio pelo

Vacaciones de verano

Santiago Segura. España, 2023.

Se trata de idear y crear un producto audiovisual de cara a la temporada veraniega y que sea atractivo para varios tipos de audiencias. En este sentido y desde hace algunos años, el cineasta, productor, guionista y actor español Santiago Segura le tiene tomado el éxito a la fórmula y pergeña una película encaminada a atraer en época estival a numeroso público satisfecho con este formato. Un tipo de cine amigable, familiar y esquemático, de escaso poso dramático y artístico, que cumple con su función y se mantiene en cartelera comercial durante, al menos, dos meses, cumpliendo el objetivo previsto.

Un planteamiento de relato convencional, enfocado a presentar los altibajos y tribulaciones de un par de personajes, en este caso masculinos, enfrentados a problemas e imprevistos azarosos. Su reto no es otro que salir indemnes y fortalecidos del lío en el que se meten. Porque toda la chispa que genera la concatenación de disparates y embrollos parte de una nota muy simple: organizar un lío.

Vacaciones de verano (2022, España), de Santiago Segura, fundamenta su mínima estrategia en esbozar una trama sobre dos seres antitéticos y desahuciados que aceptan un trabajo temporal de animadores de actividades juveniles en un hotel de lujo, engañando a la jefa de recursos humanos sobre sus habilidades. Carecen de destreza y formación para el cargo y además son dos patanes que tientan a la suerte.

El guion está teñido de lugares comunes y bobadas manoseadas que, sin embargo, siguen atrayendo a los incondicionales y demostrando que el tebeo chistoso, por muy vulgar y memo que parezca, sigue teniendo sus adeptos en el mercado local. Esta carambola no es de ahora sino ganada a pulso desde hace tiempo por un ventajista de la función como es Santiago Segura. El autor madrileño es un auténtico prestidigitador de masas. Una especie de inteligente encantador que sabe ofrecer a sus seguidores lo que quiere ver y escuchar. En este aspecto, el creador de la saga Torrente, es infalible e inasequible al desaliento. Incluso, por resumir su cenit en el cine español contemporáneo, las cifras de taquilla que obtienen sus largometrajes no solo son animadoras, sino necesarias como bálsamo tras la caída de asistencia a las salas de proyección, sobre todo, tras la crisis pandémica.

Independientemente de la filia o fobia que despierte Segura como “artista”, el realizador posee aura, carisma y empatía visual. Este último término hay que valorarlo como una acepción que define el gancho que posee como varita mágica para encadenar, casi siempre en el registro de comedia doméstica, pelotazo tras pelotazo. En el último lustro, títulos esclarecedores como A todo tren: destino Asturias (España, 2021) y Padre no hay más que uno (España, 2019), componen eslabones de una cadena que es recompensada en taquilla. Películas que sabes de antemano que no guardan ningún as bajo la manga y, por lo tanto, no esconden sus intenciones ni disimulan su televisiva puesta en escena, funcionan con el piloto automático haciendo valer el nombre de su principal promotor.

En esta tesitura o corriente favorable, Santiago Segura, un auténtico líder a la fecha de hoy, saca de su inagotable chistera otra película encaminada a conseguir su efecto imán. Vacaciones de verano es simple y llanamente un entretenimiento en bermudas y chanclas. Ahora bien, para que el autorreflejo de identificación sea inmediato, no es lo mismo que el pantalón corto y el calzado veraniego lo utilicen Santiago Segura y Leo Harlem que otros intérpretes con menos encanto disuasorio. Cuanto más estrafalaria y ridícula sea la indumentaria, mejor se percibe el enredo y la patraña de los personajes. Pura maniobra comercial de pegada garantizada.

Su impacto, que lo tiene, está construido de una manera muy elemental. Dos actores en forma y catapultados centran la atención y la catarata de despropósitos. Oscar, encarnado por Leo Harlem, una figura imprescindible de cierto toque de comedia que se filma en España, es un hombre orgulloso y arrogante que ha perdido su puesto laboral. Félix, al que da vida Santiago Segura, ha entrado en depresión y tiene la autoestima por los suelos cuando su mujer le ha dicho que tiene un amante y se va a vivir con él. Dos amigos que ven destrozada su apariencia de felicidad y nivel social hacen entente común y para salir del atolladero y aparcar el vocablo ‘fracaso’ deciden aceptar una oferta de trabajo en las antípodas de sus aptitudes.

Un grueso choque, cuya utilidad cinematográfica en el campo del desatino es entretejer una serie de acciones apuradas y estridentes, en las que estos truhanes de medio pelo metan la pata en todo momento hasta convenir una suerte de sortilegio por el cual terminan siendo más competentes que el monitor más formado y preparado.

Un barullo orquestado por la confrontación de caracteres de Oscar y Félix. El primero es audaz y despreocupado, el segundo, temeroso y comprometido. Los clichés abundan y la frágil trama se encamina a visualizar barrabasadas en consonancia con una tropa de niños y niñas de diversa índole que les facilitarán la tarea o les crearán conflictos que pondrán en riesgo su credibilidad.

Con tono agridulce y cínico en el comienzo de la peripecia, Vacaciones de verano se inclina, en definitiva, por apostar por los valores positivos, construir un rollo de contrastes y edificar un alegato a favor de los buenos sentimientos y la voluntad más cariñosa. Oscar desea recuperar la esencia de la unidad familiar con sus dos hijos y Félix tratar de subsanar el abandono de su esposa intentando reconquistarla, pero descubriendo en el mar un amor más auténtico y verdadero.

Tráiler de la película:

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Ficha técnica:

Vacaciones de verano ,  España, 2023.

Dirección: Santiago Segura
Duración: 100 minutos
Guion: Marta González de Vega, Santiago Segura
Producción: Chapuzas Audiovisuales, Bowfinger International Pictures, Atresmedia Cine
Fotografía: Javier Salmones
Música: Roque Baños
Reparto: Santiago Segura, Leo Harlem, Sirena Segura, Javier García, Cristina Gallego, Patricia Conde, Marta González de Vega y Hugo Simón

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