Críticas

El nuevo terror viene de Australia

Háblame

Talk To Me. Danny Philippou y Michael Philippou. Australia, Reino Unido, 2023.

Con solo ver el tráiler se puede deducir que Háblame (Talk To Me, Danny Philippou y Michael Philippou, 2023) es algo diferente. En un género que siempre busca reinventarse de alguna manera, los hermanos australianos que comenzaron haciendo parodias en su canal de YouTube (TheRackaRacka) se convirtieron con su ópera prima en el éxito de los festivales de cine de Adelaide, Sundance, Berlín y South By Southwest. Es raro ver que una cinta de terror tenga tanto éxito en festivales tan reconocidos, y que la crítica y el público alaben por igual esta película hecha en Australia. Quizás desde Paranormal Activity (Oren Peli, 2007) no se veía a una película independiente triunfar de esta manera. ¿Y es justificado tanto éxito y buenos comentarios? Pues, para este servidor, esta cinta es lo mejor que ha tenido el terror en la pantalla grande en años.

El largometraje empieza con un plano secuencia emocionante, explosivo y estresante, los dos primeros muertos y una conclusión contundente que deja muchas preguntas y promete una gran cinta de terror. Y mientras avanza, se siente que es diferente, el ambiente australiano está presente desde los acentos hasta los canguros, que no podían faltar. Y la historia va de Mia (Sophie Wilde), que siente que no pertenece al mundo en el que le tocó vivir, solo tiene una buena relación con su amiga Jade (Alexandra Jensen), su hermano Riley (Joe Bird) y su mamá Sue (Miranda Otto). Un personaje asegura que Mia es «muy pegajosa y deprimente», es la rara de la historia. Y tiene sus motivos: Mia presenció el suicidio de su madre hace poco y todavía sigue en el proceso de entender y sanar. El dolor y el trauma serán su debilidad, el talón de Aquiles que se explotará a lo largo de la cinta.

En la fiesta de turno, Mia se lanza como voluntaria al juego de moda entre su grupo de amigos: consiste en agarrar una extraña mano embalsamada llena de escritos y símbolos, para simplemente decirle «Háblame» y luego «Te dejo entrar» para que todas sus «víctimas» entren en un trance que, máximo, puede durar 90 minutos. Y claro, con Mia el tiempo se excede, porque no la pueden separar de esa extraña mano. ¿Así o más aterrador? Dicen que cada persona ve algo diferente, lo que Mia ve son unos personajes claramente aterradores. Cuando Riley, que es menor de edad, quiere intentarlo, todo el caos se desata.

Todos los actores son increíbles, interpretan a unos adolescentes verosímiles, muy millennials, desde su forma de hablar tan fresca hasta su innata crueldad. Parecen adictos a esa clase de «viaje» que les produce la mano, probablemente más fuerte que cualquier droga que ya hayan probado, y se convierte en una diversión para todos, el «juego de mesa» de turno. Ahí es donde uno se pregunta, ¿qué le pasa a estos adolescentes? ¿No se les hacen raras esas visiones que tienen? Ellos sí comentan que la mano, supuestamente, es de un psíquico que podía hablar con los muertos, o que es “satánica”, pero tal final todo les parece «normal».

Esta es, en conclusión, la crónica de un caos anunciado. Nada novedoso ahí. Aunque el mito del origen de las extrañas posesiones no se aclara totalmente, tampoco es necesario, se sobreentiende que esa aterradora mano embalsamada funciona como una especie de ouija, es una puerta para conectarse con espíritus del Más Allá, y ya todos sabemos qué pasa al jugar con eso… La edición de sonido es muy buena, en cine se sienten los efectos de la tormenta y la música justo al lado, perfecto para alimentar la tensión que produce la imagen.

La influencia de cintas de este género es clarísima. La historia recuerda a The Ring (La señal, Gore Verbinski, 2002) y ese proceso de tener que pasar el mismo casete de VHS de mano en mano para ver el aterrador video que condenaba al espectador a su muerte. Y también a Oculus: el espejo del mal (Oculus, Mike Flanagan, 2013), una de las mejores (para mi gusto), donde la percepción de las situaciones va cambiando y todo se vuelve confusión, distorsionando lo que es real y lo que es parte de esa extraña posesión/alucinación que tienen los personajes.

La metáfora con las adicciones sigue siendo contemporánea y muy bien manejada, es un guion que funciona y propone algo diferente en el género, atravesando una historia de depresión y suicidio bien manejada, que le da sentido y peso a las motivaciones de los personajes, mientras potencia un drama medio “coming-of-age” con un suspenso en simultáneo. Quizás su principal (¿o única?) falla sea que el final es predecible, ¿pero cuándo no? Se repite la fórmula de It Follows (David Robert Mitchell, 2014) y las cintas donde existe un tipo de maldición. Hasta ahí lo dejaré para evitar el spoiler, pero no por eso hay que descartarla: Háblame, definitivamente, vale la pena verla, y preferiblemente, en cine.

Con un presupuesto de menos de cinco millones de dólares, una taquilla mundial que supera los 50 millones (hasta el momento), una secuela aprobada (Talk 2 Me) y una precuela en desarrollo, esta cinta australiana independiente de cuyos derechos para Estados Unidos compró A24 en su estreno en Sundance (después de una batalla con Universal Pictures) se ha convertido rápidamente en el fenómeno del año. Esto era lo que necesitaba el género para refrescarse, un producto importado desde Australia que le habla a los jóvenes y a los adultos contemporáneos, que explora nuestra propia humanidad, las debilidades y los deseos, usando el género diseñado para asustarnos. Una gran combinación para una nueva franquicia de terror.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Háblame (Talk To Me),  Australia, Reino Unido, 2023.

Dirección: Danny Philippou y Michael Philippou
Duración: 95 minutos
Guion: Danny Philippou y Bill Hinzman
Producción: Danny Philippou, Michael Philippou, Kristina Ceyton, Samantha Jennings, Stephen Kelliher, Miranda Otto, Christopher Seeto
Fotografía: Aaron McLisky
Música: Cornel Wilczek
Reparto: Sophie Wilde, Ari McCarthy, Kit Erhart-Bruce, Sarah Brokensha, Jayden Davison, Sunny Johnson, Marcus Johnson, Zoe Terakes, Kidaan Zelleke, James Oliver, Joe Bird, Jett Gazley, Alexandra Jensen, Miranda Otto

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