Críticas

Encuentro de un día de verano

Soy vertical pero me gustaría ser horizontal

Sóc vertical però m’agradaria ser horitzontal. María Antón Cabot. España, 2022.

Las películas de mediometraje, como es el caso de Sóc vertical però m’agradaria ser horitzontal (Soy vertical pero me gustaría ser horizontal, María Antón Cabot, 2022) con una duración de 39 minutos, tienen una dificultad añadida en su exhibición, porque no cuentan con un formato “comercial” y no encajan para poder ser proyectadas en las habituales salas de cine. Se ven abocadas pues a transitar por festivales y a ser ofrecidas por distintas plataformas, pero siempre se las trata con el prejuicio de obras menores, como si el cine que dura más de 80 minutos fuera “más cine” que aquel que no llega a este metraje. Así los minutos usados en contar una historia fílmica se vuelven relevantes en la percepción de la calidad final del trabajo, cuando dicha narración debería ser más libre y ajustarse a criterios no comerciales, sino artísticos.

Descubro que la película ha sido definida en una plataforma online como un híbrido entre comedia y ciencia ficción,  lo cual me deja bastante perpleja. No hallo el tono de  comedia por ningún lado. Hablamos del encuentro imaginario entre dos mujeres que vivieron épocas en el tiempo diferentes pero que, pese a ello, logran conectar en lo humano y espiritual. Por otro lado, más que ciencia ficción me parece que se trata de un relato que yo incluiría en el género de la fantasía. No es que los géneros sean tan importantes en el cine del siglo XXI, pero ya que se utiliza este tipo de nomenclaturas para describir una película, lo ideal sería ajustarse en lo posible y no confundir.

Después de estas salvedades, quiero señalar que Soy vertical pero me gustaría ser horizontal, de la directora española María Antón Cabot, me parece una película poderosa, audaz, sensible y muy evocadora. El encuentro entre Sylvia Plath y Belén Esteban en Benidorm durante una noche del verano de 2022 me remite a unas palabras de Stephen King en las que refiere que: “ningún verano dura eternamente, pero el recuerdo de alguno de ellos puede alcanzar la inmortalidad en nosotros, simples mortales”.

La historia de María Antón Cabot tiene tintes autobiográficos, ya que la directora nació en Benidorm. Sus vivencias en esta ciudad, junto con la coincidencia de que las dos protagonistas hayan estado vinculadas a la misma, fueron la base para la escritura del guion. La poeta estadounidense Sylvia Plath pasó algunos días de su luna de miel con su marido Ted Hughes en esta ciudad vacacional en el verano de 1956.  Belén Esteban, una especie de celebrity en España,  ha veraneado siempre allí. Este es el punto de partida de una historia ficticia que se nutre de la obra poética de Plath y de alguna de sus biografías publicadas, además de la autobiografía de Belén Esteban. A través del monólogo interior de ambos personajes, la cineasta nos adentra de forma delicada en la intimidad de los pensamientos de estas dos mujeres nacidas en épocas distintas, pero unidas por inquietudes comunes.  El encuentro utópico entre una poeta americana y una celebrity española, que ni siquiera hablan el mismo idioma, transcurre con total complicidad y entendimiento, apagando por unas horas esa soledad que las envuelve a ambas.

El título de la película, hermoso, hace referencia a un poema de Plath, en el que la autora describe de alguna manera su angustia existencial y su necesidad de descanso y tranquilidad. Su anhelo por estar tumbada, sabiendo que la muerte, cuando llega, nos da la paz definitiva.  De alguna forma, Benidorm, conocida por sus altos rascacielos y llena de veraneantes tumbados descansando sobre la arena, proyecta esta idea en términos visuales. Respecto a Belén Esteban, la fama que la envuelve en su país, la convierte en un ser vertical, que destaca. No es extraño pues que en un momento de su encuentro con Sylvia, la celebrity confiese su cansancio y su intención de dejarlo todo, de desaparecer en el anonimato. También ella desea ser horizontal.

La cineasta tiene un guion corto, pero no trata de alargarlo innecesariamente. Filma los planos justos en el tempo justo. Los encuadres son elegantes y los suaves movimientos de cámara también. María Antón Cabot, que declara trabajar siempre en equipo, parece tener muy claro lo que quiere contar desde el momento en el que lo está filmando. Vemos una economía de planos que resuelve perfectamente la narración.

En el último número de la revista Cahiers du Cinema, julio-agosto 2023, el director chino Wang Bing habla del pasado y de su necesidad de volver a él. Nos dice: “Filmar me devuelve a mi pasado. […] Busco registrar tanto el pasado como lo que compone mi vida de hoy. […] Espero que el tiempo perdido sepa encontrar dónde quedarse”. También Antón Cabot vuelve al pasado filmando en Benidorm. Nos ofrece una mirada nostálgica del lugar donde vivió su infancia, de un pasado que logra pervivir y tener su eco en el presente.

Sylvia Plath se suicidó en 1963, casi siete años después de aquel verano en Benidorm del que declaró que, pese al calor, la humedad y las infidelidades de su recién marido, había sido feliz. La urgencia de ser horizontal pudo más que todo.

 

Tráiler:

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Ficha técnica:

Soy vertical pero me gustaría ser horizontal (Sóc vertical però m’agradaria ser horitzontal),  España, 2022.

Dirección: María Antón Cabot
Duración: 39 minutos
Guion: María Antón Cabot
Producción: DVEIN Films
Fotografía: Daniela Cajías
Reparto: Odette Galbally, Ruth Gabriel

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