Entrevistas 

Entrevista a Ernesto Alemany, director de La Gunguna.

Ernesto Alemany, director de La GungunaEl director de cine Ernesto Alemany, habla con EL ESPECTADOR IMAGINARIO sobre su opera prima La Gunguna (2015). El filme tuvo una calurosa acogida por parte de la crítica y los espectadores de la República Dominicana y estará presentándose en la IV Muestra de Cine Dominicano en Madrid, que comenzará el próximo 28 de septiembre.

Gretel Herrera (GH): En primer lugar, enhorabuena por la trayectoria que ha tenido La Gunguna y por la aceptación tanto por la crítica como por el público. ¿Qué lo ha motivado a dar el salto de la publicidad al cine? 

Ernesto Alemany (EA): Para mí, la publicidad siempre fue una vía para mantenerme activo en lo que amo, que es filmar, hacer comerciales y videos musicales ha sido un gran ejercicio para contar microhistorias, aprender y perfeccionar técnicas estéticas y narrativas, jugar con los juguetes más nuevos, aprender a administrar recursos (técnicos y humanos), en fin, no siento que he dado un “salto”, simplemente creo que llegué donde quería, ahora quiero mantenerme ahí.

GH: Definitivamente, hacer cine no es lo mismo que hacer publicidad. La libertad creativa del primero puede convertirse en una bendición o en lo contrario. ¿Qué busca como director de cine? ¿Qué le motivó a hacer un largometraje propio?

EA: Ciertamente, la publicidad tiene otros rigores, muchas más cabezas y manos intervienen en el proceso. El director tiene menos control del resultado, pero no por eso deja de ser divertido e interesante; por demás, sigo haciendo publicidad y videos musicales y pasándomela bien en el proceso. Hacer cine te da muchas más libertades, deja más espacio para la expresión propia, y eso es lo que más disfruté de hacer mi primer ejercicio. Como director busco simplemente contar buenas historias, valerme de las muchas herramientas que provee el cine para producir emociones y ver cómo reacciona la gente, en principio me basta con eso. Mi primer largo era ya una necesidad personal que me ahogaba, hacía un tiempo que me sentía maduro, seguro de que podría contar una buena historia de forma interesante, necesitaba probarme a mí mismo si eso era cierto. Por las reacciones que está provocando La Gunguna parecería que algo de eso logré. Ahora quiero hacer más, para estar seguro de que no se trató de un golpe de suerte.

GH: En una entrevista de hace ya diez años para filmlatina.com se confesó fan de Michel Gondry y Stanley Kubrick. ¿En este tiempo ha adquirido alguna otra cinefilia o se siente influenciado por algún otro director?

EA: Kubrick, sin duda, se mantiene en mi tope; creo que será muy difícil superar su obra, no muchos lograrán hacer que todas sus películas se conviertan en clásicos y referencias en prácticamente todos los géneros, era simplemente un genio que todo lo hacía en grande y lo hacía bien. Hace diez años, Gondry estaba subido en la ola con una propuesta rupturista y novedosa que se volvió tendencia, pero como pasa con las olas, ya llegó a la orilla. Con la madurez he entendido que el buen cine es atemporal, que no responde a tendencias, y que básicamente se puede hacer con una cámara y ya, si se tiene una buena historia. De los directores vigentes admiro a los Alejandros, Amenábar y González-Iñárritu, que hasta ahora llevan una trayectoria impecable, sin pifias, y que, como Kubrick, han sabido mantener un equilibrio sano entre arte e industria, artistas que al parecer tienen un entendimiento claro de que si su gran obra no lleva gente a los cines no podrán hacer la próxima, en ese club me quiero inscribir yo.

GH: En esa misma entrevista, usted expresaba que murió la figura del súper director, genial, infalible y que lo sabe todo. Armar un buen equipo y darle espacio para expresarse es parte del talento del director. ¿Se dio esta fórmula en La Gunguna?

EA: ¡Sin ninguna duda! En La Gunguna tuvimos un equipo de lujo en todas las áreas, gente realmente talentosa y creativa que aportó muchísimo al crecimiento del proyecto. Partiendo de un guion maravilloso de Miguel Yarull, que aportó la semilla de la que germinó todo esto, a lo que se sumó una fotografía exquisita de Juan Carlos Franco, una dirección estética de Rafi Mercado, llena de texturas y olores, una banda sonora fantástica de Lazzaro Colón, toda, absolutamente toda original, una edición muy eficaz de Rosaly Acosta e Ethan Maniquis, quienes supieron captar la esencia de la historia y exprimir muy bien el material; en fin, un gran equipo y una gran suma de voluntades que produjeron un resultado del que nos sentimos todos muy orgullosos.

Cartel de La GungunaGH: ¿Cómo surge el proyecto de La Gunguna?

EA: Todo partió de un cuento de mi amigo Miguel Yarull, contenido en un librito que publicó en 2007 que se llama Bichan, 14 cuentos cortos y el de Montás, pues el de Montás es el que terminó convirtiéndose en La Gunguna. Es una historia que al leerla es muy fácil convertir en imágenes. Cuando abordé a Miguel me dijo que ya tenía un guion escrito con esa historia, y la verdad es que era una fiesta leer aquello. Ese primer ejercicio de guion, que ya era buenísimo, tenía sesenta páginas, con lo cual aun no era un largometraje y daba espacio para muchas cosas; así, nos pusimos a crear personajes, a desarrollar los que había, fueron casi tres años de escribir y borrar hasta llegar a algo que nos gustara a ambos. Una vez ahí nos pusimos a buscar inversionistas y gente que se sumara al desarrollo del proyecto, recorrimos un buen trecho pero nos faltaban algunas piezas. En el 2013 Miguel me juntó con Juan Basanta, que a la sazón acababa de terminar su opera prima, Biodegradable, y quien asumió la producción general y puso las piezas que faltaban para armar el rompecabezas. Ahí está más o menos resumida la historia de La Gunguna como proyecto.

GH: ¿Con qué cámaras se filmó? ¿Las tomas aéreas cómo se hicieron? 

EA: Filmamos el grueso de la película con Arri Alexa, y en algunas escenas que se filmaron a dos cámaras usamos Red Epic, los tiros aéreos los hicimos con un drone con una cámara Black Magic 4K.

GH: La escena inicial del filme, según me parece, es de sus preferidas. Estuvo en los teaser y está en el tráiler, es la que inicia el filme y en ella suceden cosas que no vuelven a ocurrir. Es una secuencia excelente, sin embargo, sentí la necesidad de que el sargento hablara aunque fueran dos palabras. ¿Hay alguna razón especial para que fuera un monólogo? 

EA: Esa escena estaba escrita así por Miguel, siempre fue un monólogo donde el sargento apenas hacía algunos gestos que nos sugerían lo que diría, es uno de los guiños a Tarantino que hizo Miguel en su guion y que a mí me pareció fabuloso.

GH: ¿Cómo fue el proceso de construcción de personajes? 

EA: La verdad es que los personajes estaban muy claramente descritos en el cuento original, era fácil verlos, luego a la hora de convertirlos en seres reales hubo aportes importantes de los propios actores y actrices, de Rafi Mercado y sus artichicas, de Boban Strinic con sus vestuarios, de Giselle Jiménez y Vanessa Torres caracterizándolos, en fin, otra gran suma de talentos.

Fotograma La GungunaGH: En una entrevista, Nashla comenta que el personaje de Bárbara La Maeña fue escrito pensando en ella. ¿Por qué es tan corta su aparición? ¿Hay algún otro personaje que haya sido escrito pensando en un actor específico?

EA: La Maeña surgió a partir de una acotación de Zumaya Cordero en una lectura del guion, donde nos hizo ver que a la historia le hacían falta mujeres; ya teníamos a Betania y a Yosivette, que eran mujeres importantes y poderosas, pero ella sentía que hacía falta otra en aquel universo de hombres malos. Todos en el equipo creativo lo aceptamos y nos pusimos a pensar en alguien sobre quien pudiésemos construir un personaje tan rico e interesante como los que ya había. Miguel estudió su personalidad y de ahí nace “Bárbara”, una chica atrevida, seductora, inteligente, pícara… como Nashla, pero con un toque de malicia.

GH: En la película, percibí ciertas influencias tarantinescas o de las narrativas fílmicas posmodernas, en especial en la animación inicial y final, la estética pop, el uso de la parodia o la comedia como en el personaje del gago o la narración no lineal. ¿Fue a propósito la selección de esta estética de pastiche? ¿En el texto de Yarull, la narrativa también es no lineal? 

EA: Todo eso que señalas estaba contenido en el cuento original de Miguel, por eso le doy tanto crédito y le agradezco haberme permitido usar su historia para hacer mi primera película. Lo mío se limitó a interpretar bien las cosas que el cuento pedía a gritos, trasmitir hasta donde pude ese humor genial que contenía, sacar lo mejor posible de los actores y hacer uno que otro aporte estético o narrativo, el resto es todo crédito suyo.

GH: En República Dominicana hay varios directores que intentan hacer un cine de calidad, de autor, de búsqueda, aunque no lo logran; posiblemente, porque trabajan con personal no calificado o quizás los niveles de exigencia son bajos. ¿Cómo se las arregló para manejar un equipo nacional y hacer lo que algunos consideran que es imposible, cine de calidad en República Dominicana?

EA: Ciertamente, trabajé con prácticamente el mismo equipo con el que ha trabajado todo el mundo, en mi caso creo que la diferencia la da el haberme pasado casi veinte años ejercitándome con la publicidad y los videos musicales y haber filmado en países distintos con el equipo que me asignaran, con lo cual logré acumular gran experiencia antes de hacer un primer largometraje. Ya la pifié mucho y tuve algunos aciertos con productos más efímeros, y de todos aprendí algo que ahora pude poner en práctica en mi opera prima. No me parece justo comparar mi trabajo con el de mis colegas, cada quien es el resultado de su propia trayectoria, y para mí lo importante es que se sigue haciendo cine, se sigue buscando esa buena historia que contar, se sigue intentando.

GH: La Gunguna muestra que definitivamente en el país los problemas del cine no vienen del área técnica, algo que ya otros filmes también habían demostrado. La articulación de la historia es muy buena pero no es súper novedosa, de hecho ya han surgido comparaciones con filmes como Amores Perros o Pulp Fiction. Entonces ¿qué es lo que tiene que le ha ganado la simpatía de todos los públicos? 

EA: Creo que eso debería preguntársele al público, pero quizá sea que aprecian algo hecho con mucha pasión, que respeta a un público educado y con referencias, que maneja códigos estéticos y narrativos de esas grandes películas con las que nos comparan (lo cual, por supuesto, más que molestarme me enorgullece) pero que cuenta una historia con la que nos podemos relacionar, que nos es cercana, y eso produce empatía y hace que la gente lo celebre.

GH: En un escrito sobre tu película, Pedro Cabiya expresa que no se inserta en el continuum narrativo, estético, fílmico de las películas dominicanas que la preceden, y por ende no les sirve de cúspide. Es un outlier, un black swan. ¿Cómo te sientes al respecto?

EA: Viniendo de alguien tan exigente y crítico como Pedro, a quien además admiro tanto, la verdad es que esas expresiones me dan un gran aliento. Si ciertamente La Gunguna se convierte en un referente para el futuro de nuestro cine estaré más que pago. Difiero de él en sus consideraciones sobre el cine que nos precede, yo si lo creo necesario y útil, creo que sirvió para crear un público que empezó a ir a las salas a ver nuestras historias, y eso ayudó a desarrollar la industria dentro de la que pude hacer mi trabajo. Para mí, además, dentro de ese cine hay luces como La hija natural, Jean Gentil y Dólares de arena, y todo eso es parte del proceso de desarrollo por el que ha pasado el cine en todas partes del mundo.

GH: ¿Cuál es la proyección internacional de la película? 

EA: Tenemos un programa muy amplio y ambicioso de festivales a los que someteremos la película, ahora está en manos de esos jurados de selección dejarla entrar, ojalá que sí, y esperamos que de ahí salgan contratos de distribución que nos permitan exhibir nuestra película por el mundo.

GH: ¿Qué proyectos futuros hay?

EA: En este momento estamos trabajando junto al colega Etzel Báez en la terminación de su opera prima 339, memoria de un crimen, que narra la muerte del dirigente izquierdista Amín Abel Hasbún en 1970, como parte de la guerra sucia que se libraba desde el estado contra los líderes opositores al régimen cuasi-dictatorial de los doce años de Balaguer. Es una historia que me toca emocionalmente muy de cerca, pues Amín y su esposa, Mirna Santos, eran los mejores amigos de mis padres cuando ocurrió el hecho, pero al margen de esa motivación, creo que es una historia importante que merece ser contada, y creo que es el tipo de cine que deberíamos estar haciendo. Se estrenará a finales de septiembre próximo en los circuitos comerciales dominicanos. Además estoy junto a Isaac Saviñón produciendo El perro de la Siberia, una película de intención un tanto más universal que La Gunguna, de nuevo con guion de Miguel Yarull, muy entretenida, con un elenco regional importante, y de la que empezaremos a colar detalles muy pronto. Si todo sigue como va, esa la estaremos filmando el último trimestre del año en Punta Cana y estrenaríamos simultáneamente en varios mercados a finales de 2016.

Making de La GungunaGH: ¿Cómo ves el cine dominicano actual? 

EA: Lo veo con muy buenos ojos, hay muchos proyectos en desarrollo que vienen con propuestas muy interesantes, también hay muchos jóvenes formándose en escuelas de cine por todo el mundo que eventualmente regresarán a aportar sus talentos. Creo que avanzamos y vamos con muy buen ritmo. A lo que creo que debemos apuntar es a elevar la calidad de las historias y los guiones, y empezar a plantearnos producir cine para un público más amplio, contar nuestras historias con el mundo en la mira.

GH: ¿Cuáles crees que sean las problemáticas que lastran el cine de autor en el país?

EA: Creo que el mismo que tiene en todo el mundo, el cine de autor tiende a ser intimista, personal, su target primario es un público culto que aprecia y consume el cine como arte y no como entretenimiento, en casi ningún lado es el mayoritario, con lo cual es un cine caro, no rentable, que depende de los subsidios y los fondos creados para producirlo y que siempre tienen mucha competencia. Pero es un cine necesario, quizá el más necesario de todos, porque es el que transgrede, el que propone, el que se hace sin ataduras ni censuras autoimpuestas por consideraciones comerciales, es el cine que más disfruto ver. Tengo varias cosas escritas que eventualmente espero poder hacer.

GH: ¿Cómo ves el papel de la crítica de cine? ¿Crees que puede aportarle algo al desarrollo de la industria nacional o eres de los directores que reniegan de los críticos?

EA: Respeto y valoro mucho el papel de la crítica, sobre todo cuando la hace gente conocedora e informada. La crítica, cuando se sabe recibir, sirve para mejorar, para crecer, para sacarnos de nuestra zona de confort y cuestionarnos nuestro trabajo. La lisonja y el aplauso son muy buenos para el ego, pero cuando uno se lo cree, la consecuencia inevitable es el estancamiento, por eso es necesaria la crítica sustanciosa, la que señala desaciertos, de esa es de la que se aprende. Yo personalmente soy el crítico más agrio de mi propio trabajo.

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