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Mandela contra el apartheid

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El término apartheid significa “separación” en afrikáans, la lengua de los descendientes de los antiguos colonos holandeses. En los libros de Ética y Ciudadanía, el apartheid sirve como ejemplo de que no siempre lo legal es lo justo, esto es, que justicia y ley pueden no caminar de la mano. El gobierno de Sudáfrica practicó políticas de segregación racial desde 1948 hasta 1990. Mediante esas políticas, la minoría blanca (21% de la población) consiguió perpetuarse en el poder a costa de pisar los derechos de las otras etnias, ya que en Sudáfrica hay tanto población negra como india y mestiza.

El apartheid separaba los cuatro grupos raciales que vivían en el país con la prohibición de los matrimonios mixtos y la imposibilidad de una vida social juntos (iban a escuelas y centros de salud diferentes). La Asamblea General de las Naciones Unidas condenó sistemáticamente el apartheid desde 1952, y en 1966 lo declaró “crimen contra la humanidad”.

nelson-mandela-rugbySi hay un nombre ligado a la lucha contra el apartheid, ese es el de Nelson Mandela, pero, como él mismo afirmaba, “mucha gente en este país ha pagado un precio antes de mí, y muchos pagarán el precio después de mí”. Mandela nació el 18 de julio de 1918, en el poblado de Mvezo, de la etnia Xhosa, y desde 1944 formó parte del Congreso Nacional Africano (ANC), partido que fue ilegalizado en 1960, lo que le obligó a pasar a la clandestinidad después de la matanza de Sharpeville. En 1952 abrió, junto a Oliver Tambo, un bufete de abogados en Johannesburgo.

En 1962 fue detenido y juzgado por alta traición, por rebelión y por salir ilegalmente del país. Mandela acudía al juicio con el traje tradicional africano. El 7 de noviembre lo condenaron a cadena perpetua y pasó trece años trabajando en la cantera de Robben Island, una pequeña isla cercana a Ciudad del Cabo. No salió de prisión hasta 1990, cuando el presidente F. W. DeKlerk empezó a desmantelar el apartheid y legalizó los partidos políticos, entre ellos el Congreso Nacional Africano, cuyo liderazgo asumió el propio Mandela. Los esfuerzos de DeKlerk y Mandela en favor de la democracia fueron recompensados en 1993 con el Premio Nobel de la Paz, que recogieron juntos a pesar de ser oponentes políticos. El 10 de mayo de 1994 Mandela se convirtió en presidente de la República de Sudáfrica.

Mandela_del_mito_al_hombreNelson Mandela es, sin duda, uno de los grandes nombres de nuestro tiempo. Incansable defensor de los derechos civiles en un país que institucionalizó la segregación racial, tras pasar veintisiete años en prisión, se convirtió en presidente de su país y convenció a sus conciudadanos de que era imprescindible perdonar para poder seguir creciendo juntos. El cine y la televisión se han hecho eco de su vida en numerosas ocasiones, y, ahora que está a punto de estrenarse Mandela: Long Walk to Freedom (Justin Chadwick, 2013), un nuevo biopic de Mandela protagonizado por Idris Elba, es un buen momento para repasar aquellas películas y series que se han acercado a la vida del líder sudafricano y al tema del apartheid.

InvictusEn su propia vida, Nelson Mandela hizo suya la cita del poeta y dramaturgo francés Casimir Delavigne, “el valor hace vencedores; la concordia hace invencibles”. Esa es, por ejemplo, la gran lección que aprendemos en Invictus (Clint Eastwood, 2009), donde el presidente, genialmente interpretado por Morgan Freeman, utiliza el Mundial de Rugby como herramienta para la reconciliación nacional. Es, sin duda, una de las películas que mejor se han acercado, no tanto al tema del apartheid, sino a la política de reconciliación y de perdón que promovió Mandela cuando alcanzó el poder, lo que desconcertó a muchos, que esperaban una política revanchista en contra de los blancos.

Grita-LibertadDos de la películas que se acercan de una forma más descarnada al apartheid son Grita libertad (Cry Freedom, Richard Attenborough, 1987) y Una árida estación blanca (A Dry White Season, Euzhan Palcy, 1989), en las que es alguien perteneciente a la comunidad blanca el que intenta luchar contra las injusticias que padecen los negros. En la primera, Kevin Kline es un periodista que, para poder publicar lo que ha averiguado sobre la muerte del activista Steve Biko (Denzel Washington), debe abandonar Sudáfrica. En la segunda, Donald Sutherland es una afrikáner que trata de averiguar las causas de la muerte de su jardinero, y para ello contrata a un carismático abogado, interpretado por Marlon Brando. En la misma línea que las anteriores se encuentran Un mundo aparte (A World Apart, Chris Menges, 1988), Llanto por la tierra amada (Cry, the Beloved Country, Darrell Roodt, 1995), protagonizada por Richard Harris y James Earl Jones, y Un país en África (Country of my Skull, John Boorman, 2004), que trata sobre la Comisión de Verdad y Reconciliación.

En Atrapa el fuego (Catch a Fire, Phillip Noyce, 2006), protagonizada por Tim Robbins y Derek Luke, se presenta la transformación de Patrick Chamusso, que se convierte en uno de los miembros más respetados del Congreso Nacional Africano. Ahora bien, la figura de Nelson Mandela es la que ha protagonizado más películas, tanto de cine como de televisión. Han sido muchos los actores que se han puesto en la piel de Mandela, como los ya citados Idris Elba y Morgan Freeman.

una-arida-estacion-blancaOtras cintas que se centran en el personaje son Mandela and de Klerk (Joseph Sargent, 1997), con Sidney Poitier y Michael Caine en los papeles protagonistas, y Adiós Bafana (Goodbye Bafana, Bille August, 2007), en la que es Dennis Haysbert quien encarna a Mandela, si bien la película se centra en la vida de James Gregory (Joseph Fiennes), que fue su carcelero en Robben Island y en Pollsmoor, e incluso en Victor Verster. Lo mismo ocurre en Winnie (Darrell Roodt, 2011), en la que Terrence Howard es Mandela y Jennifer Hudson su esposa. También Danny Glover, que hizo de policía sudafricano en Bopha! (Morgan Freeman, 1993), se puso en la piel de Mandela en la miniserie homónima, dirigida por Philip Saville en 1987.

Distrito-9Aunque no deja de resultar una curiosidad, Neill Blomkamp planteó un nuevo apartheid en Johannesburgo, pero en esta ocasión con extraterrestres. Es lo que cuenta en esa joya de la ciencia‑ficción reciente que es Distrito 9 (District 9, 2009). Y es que, no en vano, la lucha contra las injusticias y las desigualdades no se acabará nunca. Lo explicaba muy bien el personaje de Susan Sarandon en Una árida estación blanca: habrá un día en que el apartheid ya no podrá soportar más víctimas. Como decía Nelson Mandela, “la muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad”.

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