Críticas
The Sacramenagement: el horror del paraíso terrenal
The Sacrament
Ti West. EUA, 2013.
El pasado mes de mayo, los directores de los festivales de cine de San Sebastián, Sevilla y Sitges, tres de los certámenes más importantes del panorama cinematográfico español, se reunían para poner en común y apoyar una iniciativa llamada Dramanagement, que desde el año 2011 la empresa Cookie Box viene desarrollando. Este año, ante su creciente interés, San Sebastián creaba, por primera vez, una sección para este tipo de cine. Este reciente concepto queda definido en palabras de los creadores del término como «la experiencia en lenguaje cinematográfico que permite convertir ideas y mensajes empresariales en historias emocionantes, efectivas, memorables». La publicidad siempre ha estado presente de uno u otro modo en el cine. Desde tiempos remotos con maniobras propagandísticas en fines políticos o en otras formas e intereses, como los puramente comerciales que introducen el anzuelo dentro de la historia. Este avenimiento entre el cine y las empresas ocurre en uno de los momentos más delicados para el sector cinematográfico —y más aún si concretamos en el caso español— que necesita financiación privada para poder continuar con su actividad, pero también, en la coyuntura de máximo interés por parte de las empresas en acercar y ensalzar los valores, motivaciones o productos que su marca quiere hacer llegar al consumidor, mediante un mensaje más elegante y elaborado, saliendo del estándar de la publicidad directa del spot tipo.
The Sacrament , película encargada de cerrar la edición del festival de Sitges 2013 tiene un enlace directo con el Dramanagement. Eli Roth en las labores de producción del film — que este año estuvo en Sitges para presentar su aventura caníbal The Green Inferno (2013)— fue quien medió con la popular revista de investigación Vice para crear una historia que calcara la línea en la que Vice Media lleva a cabo su vertiente audiovisual. Reportajes y documentales sobre temas de la actualidad política, cultural y social más controvertida, con un enfoque original y desenfadado. Así, el punto de partida de The Sacrament sitúa a Sam (A.J. Bowen), Jake (Joe Swanberg) y Patrick (Kentucker Audley), tres reporteros de la mencionada revista, en el momento en el que deciden viajar a una comuna o pequeño poblado aislado en algún lugar de Suramérica, después de que Patrik recibiese una carta de su hermana, quien le cuenta lo recuperada que está de sus malos hábitos pasados y le invita a que vaya a conocer la comunidad donde vive.
Ti West, reconocido autor que consiguió hacerse un hueco en el mundo del terror con películas como La casa del diablo (2009) o The Inkeepers (2011) y colaborador en el 2012 de los proyectos plurales V/H/S y The ABCs of Death, deja a un lado las historias con elementos paranormales para adentrarse en el horror más palpable y a ras de suelo: la alienación y el control mental que las sectas pueden llegar a ejercer sobre personalidades a la deriva. Inspirado en la matanza de Jonestown de 1978, en la que murieron 913 personas en un suicidio (o asesinato) colectivo, tras la que se encontraba una organización religiosa multirracial de tendencia socialista llamada Templo del Pueblo. Otras destacadas películas como Red State (Kevin Smith, 2011) o Martha Marcy May Marlene (Sean Durkin), aunque con abordajes muy diferentes, han narrado el peligro de las sectas religiosas, tan comunes en la América más profunda.
Ti West nos introduce, cámara al hombro, por los senderos de esta comunidad sectaria en un film que fusiona los mecanismos del found footage y el faux doc, gracias a los cuales consigue proporcionarnos un espejismo inicial en el que caemos por un instante, cuando creemos que ese proyecto de vida, construido con el entusiasmo y el esfuerzo de cientos de personas, puede tener fundamentos suficientes como para que pueda convertirse en el paraíso en la Tierra. Poco a poco y a la misma vez que los tres reporteros, vamos saliendo del sueño para empezar a ver los hilos de la tela de araña. Esta propuesta —como las que se enmarcan dentro del metraje encontrado— que simula ser el conjunto de los brutos de las grabaciones de aquellos días, que aspiraba a un formato de reportaje, tiene la desventaja de alejarse, tal vez demasiado, del lenguaje cinematográfico. Abrir el film a golpe de rótulo explicativo para situar al espectador y ponerle en el contexto adecuado, entendemos que es parte del juego, pero la facilidad no deja de ser una nulidad cinematográfica. En contraposición, esta forma de narración del “cine de la realidad” es ante todo eficaz en lo referido a transmitir estados de ánimo. La condensación del punto de vista subjetivo del que somos parte incontestable, cuando se trata de presenciar los horrores más bajos del ser humano, nos impide apartar la vista, porque en realidad estamos allí. Ni tan siquiera cuando los créditos desfilan puedes escapar, porque fotografías auténticas de la tragedia ocurrida te recuerdan que lo que acabas de presenciar pertenece al terror más real.
Tráiler:
Ficha técnica:
The Sacrament , EUA, 2013.Dirección: Ti West
Guion: Ti West
Producción: Worldview Entertainment / Arcade Pictures
Fotografía: Eric Robbins
Música: Tyler Bates
Reparto: Amy Seimetz, Joe Swanberg, Kate Lyn Sheil, AJ Bowen, Kentucker Audley, Gene Jones