Críticas

Hiroshima, 1945

En este rincón del mundo

Kono Sekai no Katasumi ni. Sunao Katabuchi. Japón, 2016.

En este rincón del mundo se sitúa en la región de Hiroshima en Japón, durante los años cuarenta, premisa con la que el espectador se sitúa y se previene con la tensión de cómo va a suceder la tragedia. En el caso de la obra de Sunao Katabuchi, la historia es narrada a través de los ojos de una adolescente y  llena de vida llamada Suzu. En este rincón del mundo es una de esas historias que nos sobrecoge, poco a poco, con la sutileza del cine de animación japonés, que es capaz de encogernos el corazón, aunque sea con delicados trazos de lápiz y acuarela. Katabuchi transforma en una belleza estética el horror de la guerra, gracias a sus trazos suaves y pinceladas y a una original integración de dibujos artesanales en la historia.

En este rincón del mundo está basada en el manga seriado homónimo de Fumiyo Kouno y cuenta la historia de Suzu, una joven habitante de Hiroshima, a la que le encanta dibujar y que tiene una particular visión especial del mundo. A Suzu le gusta ser una niña, ya que ve más cosas que los adultos, como conejos blancos, en vez de la espuma de las olas del mar y “fantasmas” hambrientos de sandía en su casa, y le gusta pasear por su ciudad, dibujando los bellos edificios y sus gentes. Este prisma inocente y soñador acompañará a Suzu y nos pintará su particular rincón del mundo, que poco a poco, irá cambiando inevitablemente. A la edad de dieciocho años, un joven de la vecina localidad de Kure, un pueblo portuario a cuarenta kilómetros de Hiroshima, protegido por nueve montañas, pide matrimonio a Suzu y, a partir de ahí, la vida de la adolescente cambiará. Allí su marido, al que apenas conoce, sus padres, cuñada y sobrina serán su nueva familia.

Suzu comenzará a aprender las labores propias del ama de casa, y Katabuchi se encarga de retratar íntimamente cómo era vivir en el Japón rural de los años cuarenta. El director estudió el modo de vida en la era Shōwa, durante el periodo de guerra, y los alimentos que incluían en las cartas de racionamiento, para mostrarnos, como se cuenta también en el manga, cómo se las tenía que ingeniar para preparar comidas con los escasos alimentos que se proporcionaban con las cartas de racionamiento, creando imaginativas recetas con lo que podía encontrar en la naturaleza.  El vestuario, los utensilios de cocina, las ciudades y sus gentes son un testimonio de la vida cotidiana de antes de la guerra que Katabuchi quiso retratar, tanto para las nuevas generaciones japonesas que no pueden alcanzar a imaginar un Japón austero como para los espectadores internacionales, que disfrutamos introduciéndonos en lo cotidiano de la vida de Suzu.

El ritmo del filme está marcado por fechas, y vemos, día a día, mes a mes, cómo la rutina de una humilde familia japonesa va cambiando inevitablemente por el asedio de los ataques estadounidenses. Pese a todo, los ojos de Suzu se fascinan viendo belleza en su entorno: no puede evitar sentarse a pintar el gigante acorazado que se encuentra en la costa de Kure o ver explosiones de pintura en el cielo, en vez de bombas. El paso del calendario es inexorable y sabemos que nos acercamos inevitablemente a la tragedia, las evacuaciones y bombardeos son diarios y las sirenas no dejan dormir a la familia. La vida se paraliza en los refugios subterráneos y el drama irá golpeándoles, poco a poco, mientras los rótulos que marcan el día, cada vez se acercan más al seis de agosto de 1945.

La Segunda Guerra Mundial ha inspirado numerosas películas japonesas y, en este caso, no podemos olvidarnos de la estrecha relación, no sólo en cuanto a temática, sino a punto de vista que En este rincón del mundo tiene con La tumba de las luciérnagas (Hotaru no Haka, Isao Takahata, 1988). Ambas animaciones son exquisitas; aunque de estilos diferentes, la obra del Studio Ghibli cuenta los horrores de la guerra con una crudeza devastadora que no deja pasar ni un pequeño rayo de esperanza, su estilo es oscuro pero bello y la visión desde el punto de vista de una pareja de hermanos, formada por un adolescente y una niña, nos remite al relato de Suzu, más luminoso gracias a la pictórica visión de la joven y a una supervivencia necesaria de la historia. La tragedia y el horror es representado en En este rincón del mundo, al igual que en La tumba de las luciérnagas, en algún pasaje que nos recuerda directamente a la obra de Takahata, pero el realismo que se nos presenta en La tumba de las luciérnagas, que nos muestra el abismo en primer plano, en En este rincón del mundo se combina con la fantasía, transformando una explosión en fuegos artificiales o bombas en pintura, la forma de Suzu de darle la vuelta a una visión traumática como necesidad para sobrevivir.

En este rincón del mundo  es una joya de la animación cautivadora y merecedora de ocupar un rincón en la historia de la animación japonesa y una pieza maestra del cine capaz de hacernos formar parte de la vida del ciudadano de a pie, víctima principal del horror, y conmovernos a través de las visiones únicas que nos puede proporcionar la animación. Trágica, nostálgica y bellamente ilustrada, la historia de Suzu nos hará sonreír, a pesar de las adversidades.

Tráiler:

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Ficha técnica:

En este rincón del mundo (Kono Sekai no Katasumi ni),  Japón, 2016.

Dirección: Sunao Katabuchi
Duración: 129 minutos
Guion: Fumiyo Kono (Manga)
Producción: MAPPA, NTV
Música: kotringo

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