Críticas

Retornos que hacen destinos

Vidas pasadas

Past Lives. Celine Song. EUA, 2023.

Vidas pasadas aficheLas 8.000 capas del in-yun remiten a una sucesión de eventos del destino que van perfeccionando un vínculo hasta alcanzar la relación de amor ideal. El proceso se da durante el transcurso de varias vidas y es concepción de providencia que remite a la reencarnación en la tradición budista.

Vidas que retornan del pasado, existencias. Hechos relativos a entidades presentes, en algún tiempo y espacio, irán evolucionando hacia vínculos “perfectos”. Un ejemplo es la rama y el pajarito posado en ella, forma de relación entre tantas. Hae Sung y Nora (nombre autoasignado por Na Young) proponen lo incierto del reencuentro a modo de justificación por el in-yun; las explicaciones deberemos encontrarlas nosotros.

¿Estamos realmente donde debemos estar, donde queremos estar o donde nos sitúa el destino?

Dos niños coreanos (Hae Sung y Na Young) sostienen una profunda relación de amistad. Los padres de ella emigran a New York, mientras que Hae Sung permanece en Seúl. Siendo ya adultos (12 años después) logran contactarse online y sostienen algunas conversaciones. El vínculo vuelve a interrumpirse durante 12 años más, y luego, él viajará a New York para un reencuentro. La reunión los pondrá en contacto con sus más íntimos sentimientos en un triángulo que incluirá la presencia de Arthur, esposo de Nora.

Celine Song entrega un guion contundente, la profunda sencillez oculta varios tesoros que invitan a la reflexión; exclusiva forma de abordaje, nos permite contactar con esencias secretas. Una película rica en la intimidad de personajes que se abren a la sinceridad de sus sentimientos en libertad.

Vidas pasadas fotograma

La vida lleva por caminos definidos en intereses. El padre de Nora es realizador cinematográfico y deberá emigrar con su familia; la madre posibilitará un lúdico encuentro para que su hija guarde buenos recuerdos del pasado. Hae Sung, más tradicional, se quedará con su familia en Seúl.

La niña competitiva se enoja cuando es superada en los estudios, pero esto no repercute en la amistad. Ella será escritora, él estudiará ingeniería. Celine Song va distribuyendo, con discreción, semillas discursivas durante el transcurso de la cinta.

El destino es solo una capa que recubre sentimientos a favor de un mandato familiar orientado hacia diferentes concepciones acerca del éxito personal. Un matrimonio utilizado para la obtención de residencia, un noviazgo suspendido por altas aspiraciones hacia el rol masculino; solo son algunos de los hechos que mueven la brújula en inesperadas direcciones.

Las orientaciones se demarcan en tránsitos definitivos y ocultan sentimientos del pasado opuestos al destino de los roles. No existe in-yun, solo tendencias promovidas por estructuras familiares. Marcan presencia en un fuera de campo escondido tras opiniones y decisiones. Solo al comienzo de la cinta logramos acceder a la relación entre Nora y sus padres; no hay mayor referencia explícita a estructuras familiares, su accionar se va develando en los diálogos.

Past lives escena

Nora y Hae Sung hablan por lo que vivieron; el destino provee de explicaciones, justificaciones y hasta esperanzas: “¿Y si esta también fuera una vida pasada, y ya fuéramos algo más para el otro en la siguiente vida? ¿Quiénes crees que seamos?, pregunta Hae Sung. Oportunidad para expresar sentimientos no alcanzados por explicaciones, solo la tradición ofrece un respaldo en su función repentina portadora de cuestiones nunca pensadas y, mucho menos, zanjadas.

La amabilidad y el respeto atraviesan el tiempo diegético; lo vivido y viviente denota experiencias interconectadas, aceptadas dentro de realidades ceñidas a lo que toca. El guion es sobrio y sin giros esperables que refieran a historias de idealización romántica.

Fragmentos de vida componen la excelente cinta de Song. Durante su participación en el Festival de San Sebastián, y en nota para el periódico La Vanguardia expresa: “En una ocasión estuve en un bar en Nueva York sentada entre mi amigo de la infancia que me visitaba desde Corea y mi marido, y ese fue el desencadenante del proyecto”. «Yo sentía que aunque lo que estaba ocurriendo no era dramático sí que era algo épico. Sentía que estaba viajando en el tiempo y el espacio. Que estaba ejerciendo de mediadora entre dos países y dos culturas entablando esa conversación, y ese componente autobiográfico es la semilla del resto del filme. La historia habla mucho del momento y, aunque todos somos personas normales, ordinarias, hay algo extraordinario que nos ocurre. Las vidas están plagadas de momentos extraordinarios, de secretos, y todos nos podemos identificar con este sentimiento».

Es eso extraordinario que termina por destronar la obsoleta idiosincrasia defensora de estereotipos vinculares. El filme denota una sólida comprensión hacia los personajes, pero no en el sentido de entender lo que les pasa, sino en la connotación que acepta tránsitos temporales donde los humanos se encuentran bajo circunstancias generadoras de miedo y extrañeza. El punto justo donde alcanzan a deslindarse de arrolladoras y egoístas pasiones afines a otro estilo de tratamiento cinematográfico.  Embates que no aparecen en la cinta de Song por no sintonizar con su idea.

La película amalgama la presencia de tres personajes que se reúnen ante sus propias emociones para tratar de entenderlas sin juicios de valor. El respeto, por identidades y proyectos, siempre transcurre ante el riesgo de restricciones, ausencias y pérdidas asumidas.

Elenco de gran calidad. Cabe destacar el desempeño de Song en la dirección de actores, logra sostener un triángulo que, ya sea en la reunión de dos o de tres, obtiene el adecuado feeling. El espectador podrá incorporar una sutil y suave dialéctica que calará a la profundidad que cada quien sea capaz de recepcionar.

Past lives plano

Yoo Teo es el sufrimiento, pertinente cautela que intenta construir una relación de acuerdo a las posibilidades. Greta Lee, la chica que opera bajo razones de interés en objetivos profesionales. Por momentos, desbordada ante añoranzas y esperanzas frente a un vínculo del pasado. John Magaro no desentona, expresa con claridad las dudas y angustias de un marido que antepone los principios a los celos.

El concepto de amor se expande hacia una circunstancia que absorbe e intercomunica tradiciones referidas a deseos de éxito futuro. Presentes en el tiempo, no alcanzarán a apagar el fuego encendido por los vínculos en el recuerdo. La referencia a lo ígneo, no como existencia de irrefrenables impulsos, sino en sentido de algo fulgurante que permanece vivo en la esencia, elemento compositor de vínculos cimentados en compañerismos de la infancia. Destellos de vida pasada irrumpen en condiciones que denotan permanencia en el tiempo, la fuerza de una impronta, que germina a la intemperie, se impone a razones adquiridas.

Las tradiciones se intercalan y unifican en la constitución de vidas que apelan a zonas de extrañeza para colmar incertidumbres; explicaciones vitales circulan entre momentos del pasado y avatares cósmicos asimilados en la cultura. En el juego de la vida todo vale, el deseo se entrelaza con la melancolía y el misterio; síntesis de lo humano en las vicisitudes de la existencia.

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Ficha técnica:

Vidas pasadas (Past Lives),  EUA, 2023.

Dirección: Celine Song
Duración: 105 minutos
Guion: Celine Song
Producción: Coproducción Estados Unidos-Corea del Sur; 2AM, A24, CJ Entertainment, Killer Films. Distribuidora: A24
Fotografía: Shabier Kirchner
Música: Christopher Bear, Daniel Rossen
Reparto: Greta Lee, Yoo Teo, John Magaro, Moon Seung-ah, Jonica T. Gibbs, Youn-Ji-hye, Federico Rodríguez, Choi Won-young, Jane Yubin Kim, Emily Cass McDonnell, Conrad Schott, Oge Agulué, Leem Seung-min

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