Críticas

Un dulce directo al corazón

Una pastelería en Notting Hill

Love Sarah. Eliza Schroeder. Reino Unido, 2020.

Una pastelería en Notting Hill (Love Sarah, 2020) de Eliza Schroeder empieza con un gancho al corazón en los primeros cinco minutos: Sarah (Candice Brown) muere de camino a la apertura de su panadería. Todas las mujeres de su vida quedan colgando de un hilo cuando ella desaparece: Clarissa (Shannon Tabert), su única hija, termina la relación con su novio Alex (Max Parker) porque él asegura que no es feliz, lo que la deja sin un techo para pasar la noche; su madre, Mimi (Celia Imrie), ha perdido todas las esperanzas y vive recordando sus grandiosos momentos como artista de circo; y su mejor amiga y socia, Isabella (Shelley Conn), está al borde de la quiebra y tiene un lugar vacío que solo le genera deudas, el local donde iba a quedar la panadería de sus sueños.

Abuela y nieta se juntan por necesidad y tratan de convivir, siendo unas completas extrañas. Mientras tanto, Isabella debe vender el local y aparece un cliente que quiere montar un bar de vinos, algo que a Sarah le partiría el corazón. Pero Clarissa no quiere dejar que el sueño de su madre y decide pedirle a Isabella y a Mimi que monten la panadería que tanto soñaban. ¿Y dónde pueden encontrar el chef ideal que la reemplace? En Matthew (Rupert Penry-Jones), por supuesto, aquel que tuvo una relación sentimental con Sarah.

De esto es que va esta “dramedia” con una estructura clásica donde todo sucede muy rápida y fácilmente. Clarissa parece ser el ángel que las otras dos mujeres necesitaban para retomar las riendas de su vida, algo poco verosímil pero que funciona en esta cinta que no tiene más expectativas que ofrecer un rato ameno. Le faltan detalles y le sobran clichés. Todas las coincidencias son más que evidentes y desde el comienzo se puede ver cómo va a terminar la historia. El pasado reaparece, las heridas buscan sanarse y el hilo con el que la historia fue tejida se evidencia claramente. Sin embargo, tiene un giro interesante a la mitad de la historia, que le da un aire de frescura y mucho color al filme.

Las locaciones son sencillas, los planos son muchas veces cerrados y el vestuario es oscuro, invitando al espectador a enfocarse en lo que cada una de las mujeres está pensando, en su desasosiego a través de una mirada perdida, están de luto y vemos en sus expresiones el dolor que cargan al sentir que la vida se les ha ido. A medida que la película va avanzando los colores van cambiando, tanto de sus vestuarios como los de la panadería, que se empieza a llenar de maravillosas tortas y postres dignas de un chef con dos estrellas Michelin.

El debut de Eliza Schroeder como realizadora y de Jake Brunger libretista es una cinta para toda la familia, de esas en donde la comida une generaciones y sana el alma, especial para aquellos que aman las comedias románticas sencillas, que recuerdan a películas americanas como Sin reservas (No reservations, Scott Hicks, 2007) y Una buena receta (Burnt, John Wells, 2015) pero con acento británico, un filme como para ver un domingo en la tarde sin tener necesidad de analizar a profundidad las escenas, los colores o los subtextos en los diálogos. Todo es explícito, directo, una historia sencilla que provoca una que otra sonrisa y que deja un mensaje enternecedor sobre la lucha por los sueños y el amor que surge de formas inesperadas.

 

Trailer:

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Ficha técnica:

Una pastelería en Notting Hill (Love Sarah),  Reino Unido, 2020.

Dirección: Eliza Schroeder
Duración: 97 minutos
Guion: Jake Brunger
Producción: Tonio Kellner, Eliza Schroeder, Rajita Shah, Jakob Zapf
Fotografía: Aaron Reid
Música: Enis Rotthoff
Reparto: Celia Imrie, Shelley Conn, Shannon Tarbet, Rupert Penry-Jones, Bill Paterson, Candice Brown

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