Críticas

Entre el delirio y la esperanza

Capone

Josh Trank. Canadá, 2020.

Capone aficheEs la decadencia de Al Capone. Supone el abordaje inédito del período más lastimoso de la vida del capo mafioso: un resistido descenso del glamur, afrontado por familiares y socios, en medio de una esperanza que va esfumándose.

Alphonse ha sido liberado luego de diez años de prisión. Padece sífilis neurológica, enfermedad que lo llevará a distanciarse cada vez más de la realidad, en medio de cuidados que combinan el afecto por lo que fue y el interés por lo que será. Realidad o fantasía, diez millones de dólares esperan en alguna parte, quién se quedará con el dinero?

Y es que, el delirio también presupone la esperanza. La fe mueve montañas, dice el dicho, y en este caso, hasta genera un respeto inusitado por los inconscientes e inevitables deslices de un capo, que, a pesar de la desgracia, y, más allá de sus intenciones, continúa adherido a resabios de poder, solo vigentes en medio de anacronismos comprensivos, que obturan las capacidades cognitivas de los sanos. Estos, otrora “chicos malos”, mantienen encendida la esperanza: el “heroísmo gangsteril” blinda a las personas ante las vulnerabilidades propias de los humanos comunes.

Capone es sostenido por afectos e intenciones ajenas, lo que fue otorga un plus de interés en el presente: nadie quiere quedar afuera de lo que pueda llegar a ser, vale la pena el esfuerzo y la fe en las limitaciones de la enfermedad, frente a personaje de tal envergadura. El resultado no será el esperado, en medio de las vicisitudes algunos pagarán un precio muy alto.

La película de Tranks cuenta con una muy buena actuación de Tom Hardy, la acción gira todo el tiempo en torno a él: todos están pendientes de su enfermedad, la tiñen de diversa índole de proyecciones. Son afectados por el factor esperanza; el deseo suele ser más fuerte que la realidad.

Capone fotograma

Son los avatares de una demencia senil los que guían la acción, vale decir, peripecias que conectan con accidentes permanentes, en los “intentos” de Capone por vivir. Lo más movidito es un ataque a familia, “amigos” y empleados, balacera que cubre el jardín de la casa, ante el respeto de todos por el “Cesar”.

Primeros planos y planos detalles que enfocan el monumento de un guerrero con su mano derecha en alto, exhibe el índice hacia arriba como si estuviese liderando alguna acción. El jardín de la casa contiene varias figuras del panteón griego, la asociación con el poder es fuerte y nos recuerda al Napoleón de Eisenstein en Octubre.

La firme recurrencia a estas figuras termina siendo algo paradojal. Su necesaria venta las relativiza: Capone no puede oponerse a la caída de su “imperio”, solo le quedan sus secretos, y, lo peor: nada sabe, es un ente importante, el pasado determina el valor de su persona.

Tom Hardy representa, con alta dosis de pericia, a un capo mafioso, que, si bien está a la deriva, conserva su particular reciedumbre. El maquillaje hace que el  personaje se vuelva real frente a la desgracia: no es un enfermo cualquiera, es la demencia personificada en cualidades específicas, únicas e intransferibles, propias de un “chico malo”, que aun mantiene vigentes las poses que lo hacen reconocible por su gente.

El personaje es rico en su construcción desde aspectos que pretenden conservar su “autenticidad”, sin que la enfermedad interfiera: se nos permite acceder a la realidad de un Capone demente. Un punto donde el ser se cruza con el no ser, que, a su vez, es un ser que, bajo una gradual acentuación, nos conducirá hasta la muerte. Trank salva la prueba, y el personaje se vuelve creíble en todos los puntos de la historia: un guion cuidado en la manera de situar al personaje, tanto desde sus comportamientos, como de su inserción en un contexto relacional que, si bien acompaña, no destaca.

Capone escena

La película es de Hardy. Lo es en demasía, y más aun, la enfermedad se vuelve excesiva y reiterativa en su tratamiento fílmico. Son fallas de un guion que pudo ser más rico y atractivo: la peripecia se vuelve circular, y cada tanto se la adereza con algún ingrediente que no logra mejorar el sabor de la experiencia. Inclusive, adolece, al inicio y al final, de escenas semejantes que solo complejizan inútilmente el relato, son un desafío a la atención del espectador, quien debe evitar confusiones entre momentos que, en apariencia, se repiten.

El relato carece de profundidad en cuanto al desarrollo de un tema que solamente es insinuado. Casi ni se narra el pasado delictivo de Capone, siendo que se relaciona con un incidente significativo, en torno al cual gira la obra.

Trank utiliza poco el flashback como recurso narrativo, no le interesa ir más allá de la enfermedad y su evolución: la narración es, prácticamente, puro presente en desarrollo simplificado.

Los flashbacks apuntan mayormente a un pasado contaminado de delirio, producciones patológicas que toman su material de peripecias asociadas a fuertes emociones. No salimos del tema de la enfermedad. Falta compromiso, ya sea, en cuanto al abordaje de lo que realmente ocurrió, o a la producción de una ficción más profunda en términos ideológicos. La película se queda corta en mensaje social y en profundización de los hechos.

Capone Tom Hardy

Buenas puestas en escena, los paisajes de la Florida, con sus lagos y pantanos, suponen la conexión entre la aparente vacuidad de una naturaleza en calma (ausente al igual que el protagonista)  y un Capone sumido en el delirio. Pensamientos que se relacionan con el mundo por intermedio de una fantasía estimulada por la aparente paz del contexto; triste metáfora de una disociación sin retorno, que cada vez  sitúa al protagonista más lejos de la superficie del lago. El símbolo es claro: lo subacuático es la latente agresividad inconsciente, los caimanes que explotan en la fantasía de Al bajo fórmulas violentas.

El contexto natural magnifica el reinado de un imperio que se ha llevado sus secretos a las profundidades del lago; yacen allí los depredadores, que no vacilan en inundar de violencia la conciencia del Capo. Pero, él ya no tiene el control, ni siquiera lo sabe; opera desde el vacío existencial: no sabe lo que hace ni para qué, aunque a nosotros se nos ha otorgado el privilegio de comprender la conexión.

Todo lo que ocurre es producto de un pasado que  pervive como esencia propia del criminal; mal haríamos si creyéramos en su total desaparición a partir de una mera enfermedad.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Capone ,  Canadá, 2020.

Dirección: Josh Trank
Duración: 103 minutos
Guion: Josh Trank
Producción: Coproducción Canadá-EUA; Bron Studios, Addictive Pictures, Creative Wealth Media Finance, Lawrence Bender Productions, Band Apart
Fotografía: Peter Deming
Música: El -P
Reparto: Tom Hardy, Linda Cardellini, Kyle MacLachlan, Matt Dillon, Jack Lowden, Kathrine Narducci, Gino Cafarelli, Noel Fisher, Al Sapienza, Matilda Del Toro, Wayne Pére, Mason Guccione, Sue-Lynn Ansari, Rose Bianco, Jhemma Ziegler, Samantha Czosnek, CG Lewis, Edgar Arreola, David Wachs, Patti Brindley

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