Críticas

Bestias humanas

As Bestas

Rodrigo Sorogoyen. España, 2022.

El cine español vive o revive un momento dulce y de esplendor. Las diversas citas cinematotográficas en formato festival están dando a conocer a un puñado de autores, entre las que abundan las cineastas, dando a conocer sus trabajos noveles o segundas oportunidades, consolidando un panorama fuerte y de prestigio. En esta misma línea, firmas reconocidas con una trayectoria amplia, contrastada y ecléctica confirman, con sus últimas propuestas, las expectativas que su cine apuntaba.

Entre los que han fraguado una filmografía ya despuntada y su reciente novedad ha conseguido reunir más elogios que dardos envenenados, es el realizador Rodrigo Sorogoyen, ahora mismo ubicado en la cresta de la ola gracias a su agresivo largometraje As bestas (España, 2022). Un drama rural que pasó por el festival de cine de Cannes y luego estuvo en la programación de la 70 edición del certamen de San Sebastián participando en la sección Perlas de otros festivales. Fue aquí, en la bonita y elegante ciudad norteña, donde la historia y dispositivo visual urdido por el director madrileño despertó mucho entusiasmo y levantó encendidas pasiones.

Rodrigo Sorogoyen ha cuajado un camino exitoso en el campo de la televisión, en el formato del cortometraje y en el ámbito del largometraje. Si me ciño a este último registro, desde su irrupción en 2013 con su sorprendente y minimalista historia de amor titulada Stockholm apuntaba signos inquietos por un lenguaje expresivo a contracorriente e indagando, con apenas dos personajes, en los vaivenes sentimentales y en las emociones cambiantes.

Desde sus inicios estrechó lazos creativos con la guionista Isabel Peña, motor y escritora clave en su progresión como cineasta y como narrador de historias. El papel desempeñado por la guionista en piezas como Que Dios nos perdone (España, 2016), El reino (España, 2018) y Madre (España, 2019), es muy destacado y no pasa inadvertido.

Méritos que vuelven a refrendarse en As bestas, una película de fuerte carácter y temperamento contada en clave de thriller con elementos estructurales que recuerdan al western. Si tuviera que buscarle una referencia con un clásico de la Historia del Cine con el que guarda, salvando las distancias, alguna concomitancia es con Perros de paja (Straw dogs, Reino Unido, 1971), de Sam Peckinpah. También se perciben pequeños rasgos que nos llevan a otro afilado y crispado filme, Deliverance (USA, 1972), donde cuatro urbanitas satisfechos y arrogantes de excursión por un entorno natural paradisíaco mantenían una pelea por su supervivencia con los lugareños que se sentían invadidos.

La violencia y en el enfrentamiento de posturas y personajes opuestos que dirimen sus irreconciliables diferencias en un entorno rural, aislado, pequeño y hostil es abordado por Sorogoyen para describir y tensionar dos conceptos de vida diferente y convulsa. Dos fuerzas contrarias que colisionan. Un duelo beligerante de furia indomable en el que el agresor se siente ofendido por la presencia en su tierra de siempre de una pareja de extranjeros que no sólo han comprado una parcela para instalarse y gozar de la generosidad de idílico paraje, sino que en su ideario sostenible se han negado a sucumbir ante la oferta propuesta por un consorcio capitalista.

Antoine (Dénis Menochet) y Olga (Mariana Föis) forman un matrimonio francés que de visita como excursionistas en Galicia quedan prendados de una zona que reúne las características para gozar del merecido retiro y aprovechar las cualidades de la orografía para implementar una variedad hortofrutícola ecológica. Mantienen una relación estable, saludable y son emprendedores. Pero chocan con el recelo de los vecinos, con dos bestias irrefrenables, Xan (Luis Zahera) y Lorenzo (Diego Anido). Dos obcecados bichos que la emprenden contra Antoine y Olga. La insalvable enemistad proviene de la negativa de los franceses a vender su parcela a una empresa que quiere implantar molinos eólicos.

Desde que el cine se inventó y construyó un sinfín de textos sobre choques de pareceres e incontables disputas, uno de los axiomas más socorridos ha sido el desquiciado asunto de la sinrazón. Cuántos roces ha provocado el irresponsable obcecamiento de defender una tesis a cuenta de intereses personales, a pesar de las evidentes argumentaciones avaladas y contrastadas que contradecían la versión del participante más arrogante y encendido.

De este calado es lo que se dirime en As bestas. Un altercado donde se oponen la mentalidad rústica de la España profunda y vaciada, representada por una familia de aldeanos cansados de extenuante trabajo ganadero, frente a un matrimonio de cierto nivel intelectual que ejerce su derecho a vincularse a un territorio ideal para sus sueños. Lo nuevo contra lo viejo.

La película se inicia con una escena ritualista muy característica de algunas localidades gallegas. Hombres se enganchan con fuerza inusitada a los cuellos de caballos silvestres para intentar cortarles las crines. Es una tradición ancestral que Sorogoyen filma con una potente carga emocional y en zoom. En la sala de montaje la trata a cámara lenta y el espectáculo se convierte en un momento violento. El instante es simbólico y anticipa la ferocidad que está a punto de estallar. Se trata de un prólogo fascinante por la belleza de la imagen, su contundencia alarmante y por contener pistas criminales que veremos más adelante.

Sorogoyen, en los primeros compases, establece la tirantez entre los dos modos confrontados. Los invasores galos (alusiones a la fracasada campaña de Napoleón en su intento de añadir la península ibérica a su imperio) más arriba mencionados, serenos, y los dos hoscos lugareños, súper alterados. El primer escenario de la pugna es el bar de la aldea, un lugar inhóspito que se convierte en un local antipático donde se establecen las enormes diferencias entre los duelistas. Aquí se activa el detonante, con diálogos cargados de maldad.

El odio lacerante es uno de los principales temas que se expone. También la xenofobia, la animadversión al forastero, el desafecto intercultural y el pesimista futuro de los pequeños asentamientos de vecinos que ven perder ciudadanos. Este glosario de posiciones están abordados en dos tercios de la estructura, enardecidos por la tensión dramática, un ambiente tirante y los golpes violentos que muerden toda la historia.

El último tramo es una calma angustiosa y deriva hacia el intimismo y el reencuentro, sin perder jamás el clima áspero y el ambiente sobrecogedor. Sorogoyen consigue una correosa crónica inspirada en hechos reales sobre la injusticia y la insensatez. El director español está a un paso de conseguir una pieza total y brutal. Quizás algo errática en su zona central y algunos minutos se tenían que haber quedado en la sala de montaje. Pese a todo, extraordinaria.

Tráiler:

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Ficha técnica:

As Bestas ,  España, 2022.

Dirección: Rodrigo Sorogoyen
Duración: 137 minutos
Guion: Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña
Producción: Coproducción España-Francia; Arcadia Motion Pictures, Caballo Films, Cronos Entertainment AIE, Le Pacte, RTVE, Movistar Plus+, Canal+, Ciné+
Fotografía: Álex de Pablo
Música: Olivier Arson
Reparto: Marina Foïs, Denis Ménochet, Luis Zahera, Diego Anido, Marie Colomb, Luisa Merelas, José Manuel Fernández y Blanco, Xavier Estévez, Gonzalo García, Federico Pérez.

3 respuestas a «As Bestas»

  1. Las tarjetas de memoria después de un año a la intemperie en el monte no se estropean? Santo departamento de recuperación de datos el de la Benemérita. Un pequeñito detalle que aruina toda la película.

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