Críticas

Te amé; en el fondo, ¿qué es la vida? No lo sé.

El agua

Elena López Riera. España, 2022.

Mecidos a merced del líquido elemento avanzamos en la historia de esta fábula ancestral.

Cuenta la leyenda que cuando el rio inunda el pueblo algunas mujeres desaparecen porque tienen “el agua dentro”. Esta es la premisa de una historia novedosa que se aparta de convencionalismos e ideas preconcebidas. Un nuevo protagonista cobra fuerza suficiente como para tener en cuenta la participación de este elemento natural que ocupa tres cuartas partes del planeta y forma parte inherente de todo ser vivo.

Dejarnos arrastrar por esta maravilla es un regalo. Desde 1545, riada de San Lucas, el agua viene, te llama, a su ritmo y sin avisar. Todo tiene su momento. Solo queda esperar a que el rio suene. El miedo a las inundaciones hace necesaria la búsqueda de explicaciones y de ahí surgen fábulas y leyendas. Esta película es la representación de una de ellas.

El agua viene porque el rio se enamora y si se enamora de ti, se te mete y te lleva”

Magia, realidad y ficción confluyen en este peculiar argumento. La sección Zabaltegui en la 70 edición del Festival Internacional de San Sebastián presentó este trabajo a ratos ficcionado, a ratos documental que transcurre mansamente a orillas del rio Segura.

Fotograma de El agua

Una personal puesta en escena sigue el curso del mismo y, como obra sugerente, muestra el papel relevante de un elemento simbólico que no deja de ser el más importante para mantener el milagro en equilibrio.

Relato veraniego que se enriquece intercalando entrevistas a las mujeres del pueblo, muestra la complejidad de lazos familiares, las ilusiones del primer amor y el miedo respetuoso hacia lo desconocido.

Desgranando recuerdos y vivencias se fragua esta historia de amores incomprendidos. Jóvenes descentrados e inexpertos contrastan con una evidente madurez que añora otros tiempos y ahí, en ese sendero entre lo veraz y lo posible, aparece el agua, que lo envuelve todo. 

Cargada de matices y simbolismos permite que habiten en sus dominios conformados lugareños que no pueden o no saben vivir lejos de sus riberas.

Una historia documental con a priori pocos elementos se convierte en un largometraje que deja poso denso y profundo.

Elena López Riera (Orihuela, 1982) se aparta un poco de la realidad y navegando por otros terrenos nos hace vibrar con la historia de sus ancestros. Desde griegos, púnicos o fenicios hasta nuestros antepasados más próximos, el agua representa algo que va más allá de la simple combinación de dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno.  Elemento indispensable en la mitología mediterránea con fines higiénicos y terapéuticos se presenta como acto sagrado,  el culto a este elemento se convierte en todo un ritual.  La directora, consciente de su relevancia, exprime todo su jugo para brindarnos esta peculiar propuesta.

Una forma original de presentarnos su primer largometraje en el que confluyen vivencias personales y experiencias generacionales que enriquecen el conjunto. Misticismo rural en el que habitan unos personajes marcados por el destino.

Barbara Lennie (Isabella), Nieve de Medina (Angela) y Luna Pamiés (Ana) componen la triada de mujeres de esta historia, realismo mágico que trasciende fronteras y, como el agua, llenan recovecos e inundan corazones. Historias familiares que convencen aceptan con resignación los designios de la naturaleza. Las creencias populares trasmitidas cada generación se arraigan en los lugareños. Los deseos de río son las claves para contar la historia.

Destacar la interpretación de Pamiés, actriz no profesional que brilla con luz propia. Su vulnerable fortaleza, rebeldía controlada y desconfianza habitual hacen de esta adolescente, que se ahoga en su pueblo, una superviviente; a pesar de la complejidad del entorno en el que le corresponde vivir, su madurez y resignación la conducen a la aceptación de su destino.

El halo que impregna todas las imágenes junto con la luz que las atraviesa consiguen recrear ese ambiente mágico que requieren las leyendas. Más allá de los diálogos queda la fotografía y esa es quien nos transporta visualmente a otros lugares menos tangibles.

En este punto solo queda abandonarse a la historia y confiar en que la próxima riada tarde algún tiempo en llegar. El destino está escrito. Solo queda esperar.

De este modo todo queda dicho. El circulo se cierra y los designios de los elementos son más fuertes que cualquier intervención humana. Nuestras decisiones pasan a un segundo plano y difícilmente podremos luchar contra ellas, actuemos  entonces con sabia inteligencia. Atengámonos a las inevitables consecuencias de vivir en ese fascinante entorno.

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Ficha técnica:

El agua ,  España, 2022.

Dirección: Elena López Riera
Duración: 104 minutos
Guion: Philippe Azoury, Elena López Riera
Fotografía: Giuseppe Truppi
Música: Mandine Knoepfel
Reparto: Luna Pamiés, Bárbara Lennie, Nieve de Medina, Alberto Olmo

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