Críticas

I'm repulsed (but I can't stop watching)

Clerks II

Kevin Smith. EUA, 2006.

El éxito forma parte de nuestra visión cultural y se basa en la idea según la cual los que no lo tienen son culpables: todos, de hecho, podemos lograr obtener y realizar nuestros sueños. Una idea, esta, que poco tiene en consideración los múltiples factores que se sitúan en la gran red interdimensional que compone los eventos de nuestras vidas; a veces la cuestión no es solo una de querer hacer algo, sino que, efectivamente, la casualidad supera los esfuerzos de la causalidad. Decepcionante, es obvio, para los que creen en la fuerza del destino y de la realidad de las estrellas (o lo que sea), el proceso que se lleva a cabo a través de los engranajes amorales del universo son los que deciden que a veces, no obstante nuestras decisiones, las cosas no podrán salir así como nos gustarían que hiciesen. No se entiende decir que todo está a cargo de lo caótico (que lo es solo aparentemente, ya que se basa en las reglas de la física), sino que, a veces, las cosas pasan sin tener una motivación analizable según los cánones antropocéntricos; los americanos dicen “shit happens” (alguien se acordará de este phrase en Forrest Gump), lo cual se traduce en una simple consideración que ya Séneca y otros pensadores de la antigüedad (no solo europeos, por supuesto) habían interiorizado y expresado en sus obras.

Secuela que llega después de cierto número de obras situadas en el universo ficticio llamado Viewaskew, Clerks II manifiesta la intención de querer seguir con la vida de sus dos protagonistas, Dante y Randal, jugando con dos factores principales: por un lado la cuestión de qué tipo de existencia pueden tener dos perdedores, y por el otro a qué tipo de cambio podrían enfrentarse debido a una tragedia como la pérdida de la tienda en la que trabajaban. Dos elementos, estos, que se relacionan según el concepto mismo de interdependencia y que, por supuesto, intentan darle un sentido a esta fase en la que nuestros dos pobres trabajadores se encuentran. Un cambio ficticio, obviamente, ya que lo que Smith nos muestra aquí es cómo, efectivamente, es difícil pensar que los dos hayan podido tener mucho éxito en sus vidas: si clerks eran en la película precedente, clerks siguen siendo aquí. Más aún, parece que han perdido parte de sus antiguas libertades y, por esto, el sentimiento de frustración y de rebeldía nihilista no puede sino aumentar.

Esta voluntad de no querer hacer nada especial con su propia vida se materializa en una serie de pequeños eventos que muestran, ahora, cómo el director/guionista ha sabido desarrollar más artísticamente sus conocimientos, lo cual se traduce en un uso de la cámara y de la estructura narrativa más adulto. Si en la entrega anterior el elemento episódico reinaba en una casi completa totalidad, aquí se puede apreciar una arquitectura más estable y clara; se pierde, así, parte de aquel carácter anárquico que nos había llevado a amar aquella slacker comedy, pero la presencia de un texto más concreto nos ayuda a seguir una lógica interna capaz de darnos un sentimiento de hilaridad y, al mismo tiempo, de profundidad discursiva. Y es verdad que, si de discurso hablamos, lo que aquí el director nos presenta es la respuesta a qué es que nos hace felices y qué es que tenemos que hacer para que logremos obtener y conservar este objeto tremendamente sublime.

Esta madurez nos permite acceder a un producto que, de forma bastante clara, nos pide que aceptemos el cambio de perspectiva que el pasar de los años (del tiempo humano) nos obliga a tomar. El juego no estaría, entonces, en lo radicales que pueden ser algunas elecciones nuestras, sino en aceptar el hecho de que, debido a un reconocimiento de lo que somos, a veces el éxito no se viste de dinero o lo que sea, sino que se presenta en la apreciación de lo poco pero maravilloso que tenemos. Y según este pensamiento, el perdedor no es quien no logra obtenerlo todo, sino quien, sin tener importancia sus posesiones (o lo que sea), se siente insatisfecho por una sequedad vital, por una vida que es, fundamentalmente, vacía. Es posible que para apreciar esta obra sea necesario tener los mismos años de nuestros protagonistas (o tan solo recordarlos), pero la unicidad del mensaje y su universalidad se reverberan en unas imágenes que nos acompañarán, quizás, en aquellos momentos en los que nos pongamos a preguntarnos “¿qué es el éxito?”.

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Ficha técnica:

Clerks II ,  EUA, 2006.

Dirección: Kevin Smith
Duración: 97 minutos
Guion: Kevin Smith
Producción: Scott Mosier
Fotografía: Dave Klein
Música: James L. Venable
Reparto: Jeff Anderson, Brian O'Halloran, Rosario Dawson, Trevor Fehrman, Jennifer Schwalbach, Jason Mewes

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