Críticas

El horror más íntimo

The Night House

David Bruckner. EUA, 2020.

Póster promocional de The Night HouseEl hogar es refugio, escenario de momentos felices, de recuerdos, cuatro paredes que conforman, en gran medida, las personas que somos. Pero en los senderos del horror, como no podía ser de otra forma, la casa se transforma en otra cosa, algo oscuro, agobiante o claustrofóbico, lugar de tristezas o tragedias, contenedor de energías destructivas que empujan a la locura de sus habitantes.

En The Night House (2020) David Bruckner da un giro al consabido marco de las presencias perturbadoras en el hogar, para mayor desgracia de sus protagonistas. Armado de mucha personalidad y bastante estilo a la hora de usar recursos visuales, el director se eleva por encima de la media de los productos de terror, gracias a la calma y sensibilidad con la que ofrece esta reflexión acerca de la pérdida y la cara oculta de nuestros seres queridos.

Casi todos los elementos que conforman la película son pequeños aciertos que conforman un cosmos íntimo y recogido, estupenda chispa para sembrar el terror en el corazón del espectador, encogido ante el viaje desasosegante en el que se embarca la protagonista a la búsqueda de la dolorosa verdad tras lo paranormal.

Rober Bruckner ya demostró algo más que oficio en El Ritual (The Ritual, 2017), curiosa y efectiva mezcla de géneros que convergen en las fronteras del folk horror, que llamó la atención por su sosegado desarrollo (algo empobrecido por un final que rompe un tanto con el espíritu inicial de la propuesta) y por el cuidado aspecto visual que ofrecía. Aquellos mimbres se saborean con mayor placer en The Night House, con Bruckner más pulido en sus labores, pleno en la construcción de tenebrosos ambientes plagados de melancolía de los que ya dio buena muestra en cintas anteriores.

En The Night House acompañamos a Beth, magníficamente interpretada por una convencida Rebeca Hall, en el luto por la reciente e inesperada muerte de su marido. Tras la aparente felicidad del matrimonio, aquel hombre amable y amoroso, escondía demonios internos que le han empujado al suicidio. Beth desconocía esos tormentos, y el dolor se mezcla con la sorpresa ante el fatal desenlace. A Beth le resulta imposible aceptar sin más la brutal decisión de su marido, y decide indagar en las razones que le empujaron a apretar el gatillo. En su empeño por desentrañar la verdad, la joven viuda descubrirá verdades impactantes, que descubren caras inverosímiles de su esposo, transformado de repente en un desconocido.

El horror de The Night House

Aunque el terror paranormal tiene su protagonismo en The Night House, el secreto del éxito de la propuesta es la humanidad con la que se presenta la tragedia. Es sencillo ponerse en la piel de Beth, a la que acompañamos por su viaje de terrible descubrimiento. La eficacia con la que se ofrece la información al espectador nos hace cómplices, acompañantes implicados en el descenso de la protagonista a profundidades personales difíciles de asimilar.

Gran parte del acierto recae en Rebeca Hall, excelsa en su rol protagonista. Los matices que incorpora a su personaje, la naturalidad con la que maneja la vorágine de sentimientos que afronta Beth, acercan con sus imperfecciones a la normalidad del ser humano corriente, empujado a lo imposible mientras cose las heridas de un corazón roto. Afronta la pérdida y se muestra en pantalla con realidad dolorosa, en un contexto tan personal e interior que traspasa la imagen y llega a ser vínculo con el público. La casa, refugio contradictorio, puesto que es hogar y al mismo tiempo escenario de fatalidad, pronto dejará de ser el cálido cofre del recuerdo para ser la perversa entrada de lo tenebroso.

El elemento esotérico que acaba por rubricar la identidad de The Night House se introduce de manera tan sutil que encaja como inesperada pieza en el rico conjunto de recursos terroríficos esgrimidos por Bruckner. Los distintos descubrimientos de Beth enganchan sin paliativos y cada paso es desconcertante y extraño. Nada se deja al azar, cada una de las ideas y conceptos que conforman el cosmos de la película son importantes, necesarios para la resolución del conflicto. Con pocos añadidos, apenas un par de secundarios que nutren el contexto, la sencillez onírica es el poderoso tono con el que la tensión se acumula entre las paredes de la casa, hasta que en los momentos finales la arquitectura muta, se moldea ante un mal que hace de los espacios el perfecto continente para el miedo, inteligente y resolutiva muestra de talento de un director que apuesta por dos pilares fundamentales para sostener la obra: ambiente y personaje.

La intimidad del hogar rota por el misterio

Quizá la única pega sea, como casi siempre, un final algo abrupto y excesivamente enigmático en sus instantes finales, costumbre que empieza a ser irritante e incómoda.

David Bruckner se confirma como un director con mimbres para el horror, pero capaz de dar una vuelta a los clichés, dejando de lado efectismo y excesos, gracias a la apuesta por la sensibilidad, los matices y la potente construcción de conflictos psicológicos que enriquecen el conjunto. Es una pena que The Hight House esté pasando algo desapercibida, pero, cómo no, es de esas películas pequeñas que reciben los peores golpes de la crisis pandémica. Apenas ha podido estrenarse en cine, las distribuidoras no arriesgan y está salvando los muebles gracias a su incorporación a la oferta de algunas plataformas de contenidos. Espero que, aunque sea de esta manera, consiga atraer al esquivo público, y ganar un buen puado de seguidores a la búsqueda de cosas diferentes en los trillados senderos del miedo.

Tráiler:

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Ficha técnica:

The Night House ,  EUA, 2020.

Dirección: David Bruckner
Duración: 110 minutos
Guion: Ben Collins, Luke Piotrowski
Producción: Phantom Four Films.
Fotografía: Elisha Christian
Música: Ben Lovett
Reparto: Rebecca Hall, Sarah Goldberg, Vondie Curtis-Hall, Stacy Martin, Evan Jonigkeit, Allie McCulloch, Samantha Buck, Andy Rich, Dannielle Rose, Michael Flores, Timothy Patrick Klein, Laura Austin, Crystal Swann

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