Reseñas de festivales 

Tanta agua

Tanta-aguaAlberto es separado y tiene dos hijos, un niño y una adolescente con los cuales no vive. Por la mañana los pasa a buscar para llevarlos una semana de vacaciones.  El destino: un complejo turístico en las termas de Arapey cerca de Salto, Uruguay. Los tres solos emprenderán un viaje donde el silencio o el escaso diálogo parecen diagnosticar una convivencia que no será nada fácil. El pronóstico no ayuda, llueve todos los días. El agua abunda. Tanta agua. ¿Qué hace un padre para entretener a sus hijos? ¿Cómo conciliar los deseos de cada uno? Sin embargo, nada es lo que parece a simple vista y todo podría transformarse en una nueva oportunidad para cada uno de ellos como familia.

Tanta agua ha sido premiada en la categoría Cine en Construcción del Festival de San Sebastián en 2012 y, recientemente, fue estrenada en Berlinale 2013. Es el primer largometraje de las uruguayas Ana Guevara y Leticia Jorge, quienes debutan con un film que logra muy buena aceptación.

Como cuatro ojos ven más que dos (chiste), el poder Siden den lille handfuld af casino udbydere der dominerede marked tilbage i slut 90erne er der lobet meget vand under broen. de observación de las realizadoras se hace presente en el registro de detalles nimios pero significativos. Ellas reparan en las sutilezas y los pormenores, algo que no todos los realizadores saben manejar y encontrar, como por ejemplo la comida que les envió la madre a los chicos dentro de un tupperware o los preservativos que la hija le encuentra a su padre, entre otros. Una buena elección fue el uso narrativo de los primeros planos para describir los estados anímicos que van desarrollando los personajes, principalmente, la joven y su padre.

A través de un relato armonioso se van manifestando los deseos de libertad individual que los integrantes de la familia necesitan hacer valer, no sólo al reclamar sus espacios, sino por querer, al mismo tiempo, estar juntos, como antes de separarse. Hay una mirada de nostalgia sobre la ruptura. Si bien el ritmo intenta sostener esa relación en vías de desarrollo, decae por momentos y se extiende de manera innecesaria.

“La película no le pide a nadie que crezca; apenas apuesta a que, cuando la lluvia deje de caer, tengamos más o menos claro donde guardar el paraguas”, dijo sobre el film el director del Festival. Y ese paraguas invisible que Alberto le pone a sus hijos sirve para protegerlos, cuidarlos, dar pasos más seguros mientras haya un reparo. Tanta agua es un buen debut. Expone, desde una mirada cercana y contemplativa, la dificultad de las relaciones, el crecimiento y  las diferencias generacionales en el seno de una familia de hoy.

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