Críticas

Una metodología puesta en entredicho, y no tanto

Los miserables

Les Misérables. Ladj Ly. Francia, 2019.

Los miserables¿La violencia engendra violencia o es el único mecanismo para aplacarla?

Tal interrogante denota una circularidad puesta en entredicho, y puede llevarnos a perder los puntos de referencia a la hora de definir el combate al delito.

Ly trabaja el tema desde una ambigüedad que nos sitúa en un callejón sin salida. Una comunidad violenta desde las bases, la disimilitud de códigos culturales obstaculiza el discernimiento y confunde la apreciación del espectador. Imposible establecer diferenciaciones; los “buenos” y los “malos” se confunden en un entretejido que trasciende la habitual discriminación de actos criminales convencionales. La policía se conjuga en el accionar violento como forma única en el abordaje del problema. El filme confunde y resulta incómodo, desde el inhabitual lugar que pretende el monopolio para una realidad repartida en visiones diferentes, articuladas en un interrogante final que conlleva la posibilidad de destrucción total. Un todos contra todos que no reconoce el “bien” en lugar alguno. No existe refugio moral, el pisoteo de lo legal campea en aras de una demostración que presupone la admisión de su ineficacia.

Ladj Ly ofrece una postura cruda sin ocuparse de acciones delictivas bien definidas que justifiquen las “bondades” de la intervención de la “ley y el orden”.

El realizador malí rememora su presencia en un barrio de inmigrantes ilegales en las afueras de París: Montfermeil. La confluencia de diferentes culturas (gitanos, musulmanes y otros), ya de por sí, engendra conflictos relativos a disímiles formas de relacionamiento, que contribuyen a la incomprensión y choque de alternativas.

De hecho, el filme cita, sin hacer expreso hincapié, a la delincuencia como clase antisocial propia de un barrio, que debe ser combatida para mantener el orden en la convivencia. No hay una priorización de delitos a ser abordados, solo una mención a  traficantes de droga y otros. Por el contrario, se hace foco, sobre todo, en los niños y adolescentes como factores distorsivos. La confusión se establece a partir de comportamientos desviados que podrían ser calificados como travesuras o delitos según el motivo asociado a la edad. En ese sentido, el guion nos remite a un absurdo, cuando no ridículo, proceso sumido en el envoltorio de una  violencia que impide su emergencia. Y es que, los detonantes de la intervención policial son tales que, observados desde un ángulo racional-occidental, pueden ser comprendidos como las travesuras acordes a la edad de un adolescente. El hurto de  un cachorro de león termina exponiendo un conflicto mucho más grave, que encierra la incomprensión entre culturas.

Los miserables fotograma

El filme comienza con los festejos por la obtención de la Copa del Mundo de Rusia 2018. Todos celebran como franceses, pero, en realidad lo son? La falta de entendimiento lleva a presuposiciones y perspectivas diferentes, de allí a la violencia solo existe un paso.

Libertad, igualdad, fraternidad; ideales de la república francesa hechos añicos en demostración de que la realidad está plagada solo de “buenas intenciones”.

La historia gira en torno a un policía que se integra a un equipo en un conflictivo barrio de inmigrantes en las afueras de París. Será observador y participante en procedimientos reñidos con el respeto a los derechos de los ciudadanos. El cabo Stéphane Ruiz es la contracara que proviene de un entorno diferente, en cierto sentido, al igual que nosotros y por estar fuera de contexto, nos representa. Viene con un esquema ideal de aplicación de normas preestablecidas y autorizadas para el tratamiento de la realidad. El choque no es solo entre culturas, sino también, entre formaciones profesionales dentro de un escenario; aprendizajes de aplicación promulgados a manera de panacea o forma de tratamiento universal de problemas “comunes”.

Los miserables plano

Un choque entre culturas, que ya no se remite solamente a diferencias sociales, económicas y religiosas, sino también, a concepciones de la seguridad pública por fuera de contextos en esencia incomprendidos. Una mescolanza de idiosincracias y costumbres, traducida en códigos de pensamiento y acción, servirá de origen a conflictos cotidianos. Serán multiplicados desde la agresividad policial emanada de la incomprensión, y normalizada por encima de normativas oficialmente prescriptas. Un mundo aparte dentro de otro, se genera el caos desde el caos. La posibilidad de autodestrucción, como consecuencia de la voluntad de control sobre el otro, a partir de premisas propias generalizadas en un cuerpo de “seguridad”, que es vivenciado desde la distorsión y la defensa de la supervivencia individual y corporativa.

Si juzgamos, la puesta en juego del poder deviene en circunstancias que no consideran la arbitrariedad de su “posesión” como razón validante. La concepción adhiere más al enfoque foucaultiano, todos los actores en interacción, aunque de diferente modo, tienen la posibilidad de ejercerlo, así lo testifica la escena final. La relación de fuerzas se invierte, la incertidumbre campea y nos coarta la posibilidad de comulgar con lo esperable.

La narrativa nerviosa nos expone al caos, a bordo de una progresiva ambigüedad moral. Se desdibuja en un plano final con cierre a negro para denotar una idea de futuro que, sugerencia de por medio, quedará a cargo del espectador.

Un efecto de permanente movimiento, en múltiples planos breves, contribuye al dinamismo, nos hace partícipes de la provocación, concepto que de la historia se traslada al espectador. Los conflictos de poder nos fuerzan a consideraciones morales que chocan desde la emoción. De manera urgente, apelamos al sentido común como sustento de un entendimiento en problemas. Cuesta tomar partido, y mucho más comprender. Un cóctel de situaciones, que impiden partidarismos, hace que terminemos sumidos en la misma incertidumbre que propone el filme.

Los miserables escena

La batalla final, en la estrechez de las escaleras y pasillos, se vuelve apoteótica; es la apretada síntesis que sugiere el estallido, por compresión, de una caldera rebosante de tensión interna. Es el cerco que denota la fragilidad del poder en su ostentación, el reforzamiento de la idea que reduce la preponderancia a la circunstancia y el lugar. Nada es casual, la potencial reacción siempre fue desconocida, tras la imagen recurrente que subestima al diferente en sus capacidades cognitivas. Más aun si se trata de adolescentes tercermundistas, personas en formación “incapaces de acciones inteligentes por “ausencia de madurez”. Bajo esta concepción, los límites se rompen para abrir paso a respuestas inimaginables. La Brigada anticolgados ( BAC, seguramente en alusión al combate a la drogadicción) subestima la capacidad de respuesta de los oprimidos, los refuerzos no son suficientes, el precio se paga caro. Precaria planificación que desnuda las carencias de un sistema de seguridad sostenido por una frágil e insensible lógica “patoteril”.

Violencia de principio a fin, una cámara hurgadora que pretende hacernos partícipes todo el tiempo de la experiencia policial, con encuadres que circulan de un lado a otro entre los cuerpos de la “autoridad”. Estamos ahí, con ellos, experiencia de primera mano que no nos permite acceder a justificación alguna, todo lo contrario, se nos violenta como a las “víctimas”. Vivencia de primera mano que trasmite tensión en estado permanente e impide la identificación con la “ley”.

Un filme que pretende exhibir los hechos tal cual Ly los percibe. Sin guiños cómplices ni mucho menos. Una batalla para el control, que se sale de control, demuestra la precariedad de un sistema de seguridad embriagado por creencias que fomentan su propia ineficacia.

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Ficha técnica:

Los miserables (Les Misérables),  Francia, 2019.

Dirección: Ladj Ly
Duración: 102 minutos
Guion: Ladj Ly, Giordano Gederlini, Alexis Manenti
Producción: Lily Films, Rectangle Productions, Srab Films, Canal+, Le Pacte, Ciné+, Wild Bunch, Lyly Films, Région Ile-de-France, Cinéfeel, ver 4 más
Fotografía: Julien Poupard
Música: Pink Noise
Reparto: Damien Bonnard, Alexis Manenti, Djibril Zonga, Jeanne Balibar, Steve Tientcheu, Issa Perica, Al-Hassan Ly, Almamy Kanoute, Nizar Ben Fatma, Raymond Lopez, Luciano López, Jaihson Lopez, Sana Joachaim, Lucas Omiri, Rocco Lopez, Zordon Cauret, Steve Cauret, Omar Soumare, Abdelkader Hoggui, Arte Cofinova

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