Críticas

El otro como caja de resonancia

La ruleta de la fortuna y la fantasía

Otros títulos: Wheel of Fortune and Fantasy.

Guzen to sozo. Ryûsuke Hamaguchi. Japón, 2021.

La ruleta de la fortuna y la fantasía aficheUna lección acerca de las funciones de la fantasía en las relaciones amorosas. Tres episodios “independientes” nos introducen en realidades tangibles desde la intimidad humana. Hamaguchi juega con el azar para retratar lo cotidiano oculto en lo aparente; el afán por redescubrirse en el otro opera como procedimiento de lujo. Un filme de excelente calidad; diálogos magistrales nos permiten contactar con sentimientos en busca de explicaciones desde el puro sentir. Un acercamiento con lupa a los avatares de la vida; reflexión intencionada que delata la necesidad de apertura por el reconocimiento mutuo. La película está “dividida” en tres episodios de 40 minutos con un hilo conductor intencional que apuesta a la consideración de varias facetas vinculadas tanto a las características de la interacción humana como a su procesamiento individual.

El primero es una coincidencia, dos mujeres con el mismo hombre como denominador común. El segundo apunta a la venganza por intermedio del erotismo y el tercero es el reencuentro de dos mujeres que creen haberse conocido en el pasado.

Cine de confesiones, la aceptación es moneda corriente, una película comprensiva, con relatos de primera mano que no escandalizan. El clima es condescendiente, el perdón es ausente por inconsideración.

Una obra maestra del cine japonés, un regalo, fanáticos buceadores, en su descenso a las profundidades del alma humana, irán encontrando perlas a cada paso; trabajo para exquisitos desde circunstancias tan directas como sensibles.

La supresión del juicio, nos lleva a considerar los temas con una paz muy especial, no existen conflictos ni persecuciones, solo el intento de entender ofrecido al espectador de manera limpia; respeto por la libertad individual que no condiciona el punto de vista. Si se quiere, puede llegar a ser condicionado por la propia fantasía, lo esperable se articula con lo “real” para, desde la particularidad, ser puerta de acceso a la evaluación de contenidos. Un cine que toca temas candentes desde la naturalidad de una expresión calma, sin exabruptos emocionales. Tiene esa dinámica propia del cine japonés, imprime una madura solemnidad al tratamiento de los temas, realza las cuestiones, las ubica por sobre los personajes en un intento por sustraerlas de la ajenidad; es así como, y casi sin quererlo, nos vamos involucrando hasta sentir la familiaridad de los sucesos.

Un poderoso examen sobre la imaginación humana, sus fabricaciones e inconclusiones como motores y patrones de acción, no necesariamente previsibles, aunque sí posibles. Experimento que juega con la fantasía, filme personal desde lo autoral, pero también desde lo vivencial, es seguro que a todos nos llegará de manera diferente.

Escenas prolongadas, lentos y escasos movimientos de cámara proporcionan esa impronta en el ritmo que encaja en un tratamiento temático tan minucioso como carente de monotonía. El interés es un valor superior, no podemos sustraernos a cada detalle del diálogo, cada paso es una revelación, la atención no cede en momento alguno.

La ruleta de la fortuna y la fantasía fotograma

Magia o algo menos seguro es el título de la primera entrega.

La historia trata de dos amigas que coinciden en el interés por un mismo hombre sin que una de ellas sepa que, ese hombre, ha sido pareja de la otra.

Un taxi, una oficina y un restaurante son los escenarios que sostienen la trama, sendos diálogos nos alertan acerca de posiciones regidas de manera diferente por todo tipo de ambivalentes fantasías. La inseguridad se contrapone a la magia como opción alternativa. El tiempo determina concepciones, la incertidumbre y el futuro son factores mágicos, la imaginación arriesga con más facilidad en su intento de descubrir lo que pueda suceder, sobre todo, si es esgrimida desde posturas conservadoras. Aparece la riqueza en los personajes, tres posiciones contempladas se articulan en la toma de decisiones, la fantasía jamás está ausente, aunque la realidad nunca se abandone. Una demostración cabal del determinismo de nuestros “fantasmas” como impulsores de pensamiento y acción, un planteo presente en todo el filme.

Meiko, Tsugumi y Kazuaki conforman un triángulo que asigna diferentes lugares a la comprensión y ejercicio de la imaginación, la razón es utilizada hasta donde las circunstancias lo permiten. El futuro es barrera, solo muestra posibilidad, nos permite entender cuando su condición de pasado llega. Hamaguchi se encarga de extenderlo, un amplio espacio entre tiempo y entendimiento genera amplitud para la construcción de criterio personal. Así lo viven los personajes, de allí pasa a ser modelo para el espectador. Lógica de funcionamiento de historias que intentan sortear la frustración, la vida es un aprendizaje continuo.

La resonancia de las palabras en la experiencia del otro es examinada con cuidado desde diferentes circunstancias relacionales, otro tema común a la totalidad del filme.

La importancia de los espacios cerrados, la puesta en escena define características, formas de vínculo reales, fantasías que intentan ser comprendidas: el viaje nocturno en taxi, con rostros en primer plano, y el inicio de una relación íntima; una oficina con amplio espacio para experimentar todo tipo de descarga emocional se queda en pequeñas respuestas a corta distancia; un restaurante con vista a la calle, donde la carga de la cuenta circula de mano en mano como símbolo de responsabilidad asumida. Todo contribuye a un cuadro de conjunto que va extendiéndose. Episodio a episodio van conformándose una serie de cuestiones cuyo rasgo distintivo es la familiaridad, la vida misma en escenas, la preponderancia de lo internamente sentido como máximo valor para comprendernos y comprender lo humano.

El ejercicio del poder, bajo forma de tentativa, tiene su capítulo aparte. Meiko se apoya en los dichos de Tsugumi para tentar un deseo de reconciliación que titubea, la magia puede más, al menos genera expectativa y esperanza, medicinas naturales cuya función es terminar con la incertidumbre. La fantasía produce lo que necesita según lo que conoce, provoca duda, ante la amenaza de dolor sabe operar para el resguardo.

Un final donde se entrecruzan el deseo y la moral, lo malo no lo es tanto, simplemente somos humanos.

La ruleta de la fortuna y la fantasía plano

La segunda historia se titula Puerta abierta de par en par. La seducción y su diversificación en múltiples connotaciones: venganza, deseo, corrupción, interés, placer, afecto. Todo se resume en esa puerta que debe permanecer abierta, es la transparencia de todo lo posible detrás de una acción planificada.

Nao es una mujer casada amante de Sasaki que, a su pedido y en venganza por la humillación sufrida, intentará seducir al profesor Segawa a fin de arruinar su imagen. Será la ocasión para un montón de aprendizajes, solo posible si el alma, como la puerta, permanece abierta a la espontaneidad del sentir en fuerte asociación con la propia intuición.

La fantasía se remarca y redefine como generadora de consecuencias personales, más allá del vínculo con la realidad. Somos portadores de significado y concomitante emoción, nuestra interioridad es la realidad, el afuera oficia de pantalla, todo puede ser.

La debilidad del deseo se presenta como no absoluta, en la vida también hay espacio para la diferencia desde una inocencia que, ni reprime ni es consciente, simplemente ignora lo que no experimenta, utiliza la fantasía en un registro inesperado, distorsiona resultados inducidos para, sin quererlo, señalar la posible diferencia. La imaginación varía en cada uno de nosotros, la inocencia educa en el bien; Segawa, más que un profesor de literatura, es un maestro, un sabio de la vida. No necesita proclamación, los hechos hablan por sí mismos, otro rasgo distintivo que une las historias.

La ruleta de la fortuna y la fantasía escena

El tercer y último episodio  nos sitúa en la construcción de una relación íntima desde el respeto, nueva característica que hilvana el contenido completo del filme. Se titula Una vez más.

Las escaleras mecánicas son el sitio de un casual encuentro.  Moka y Aya inician su relación apoyada en un malentendido fomentado por sus propias presuposiciones. Otra vez, la fantasía en acción se recorta sobre un fondo de características comunes que proveen de cierta lógica a un vínculo que irá desarrollándose sobre esa base hasta iniciar un camino de redescubrimiento compartido, proceso en parte público y en parte privado. La fantasía también sabe recorrer caminos inconscientes que llenan necesidades desde lo simbólico. Otro carácter común a las historias, aunque no tan notorio como los demás. El episodio se cierra en una especie de psicodrama que alienta, desde la semejanza, la unidad de la relación. La puesta en escena es en exteriores, al natural, genera esa sensación de libertad que parte del ascenso a la fantasía desde la escalera mecánica para culminar en la carrera y el abrazo. Las experiencias no son idénticas, pero sostienen un dejo de insatisfacción común por no haber hecho lo debido en el momento oportuno o, quizá, por no haberse cuestionado la propia identidad a tiempo. Territorios a explorar que magnetizan, invitan al desafío a quien se anime a recorrer caminos de formato semejante.

Una comunión que ayuda a la reconstrucción, el contenido es lo de menos, la forma es lo que cuenta. Moka y Aya, sus nombres podrían ser otros, importan sus historias y, a partir de ahora, sus vivencias; la experimentación desde el sentir como diferencia en momentos de vida de calidad disímil.

El otro siempre opera a manera de caja de resonancia; idea que atraviesa todo el filme e, inclusive, alcanza la experiencia del espectador. Las palabras segregan significados volátiles, no hay homogeneidad, todo está sujeto a interpretación según la propia fantasía.

Esta es, quizá, la idea fuerza más relevante, el profesor Segawa (segundo episodio), en representación del arquetipo del viejo sabio, nos ilustra al respecto. Al referirse a su novela aclara que las palabras están esperando ser recogidas y entendidas a la manera de cada quien, él solo es responsable del cálculo estándar en la presunción de un efecto que promovería la continuación de la lectura (escena erótica en la mitad del texto).

La ruleta de la fortuna y la fantasía ha sido de lo mejor exhibido durante el 2021, Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín.  Obra que defiende a capa y espada lo que entendemos como cine de alta calidad, referencia que debería seguirse, no en términos de imitación, sino como criterio base en apuesta a la generación de buenas producciones cinematográficas. Trabajos que enriquezcan al espectador desde la reflexión y el cuestionamiento. La consideración del sujeto como tal, no un mero objeto productor de ganancias desde el consumo. Cine al servicio de lo humano que no lucra con lo humano; cine de puertas abiertas, acorde a la promoción de una sabiduría que está en nosotros esperando ser descubierta.

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Ficha técnica:

La ruleta de la fortuna y la fantasía  / Wheel of Fortune and Fantasy (Guzen to sozo),  Japón, 2021.

Dirección: Ryûsuke Hamaguchi
Duración: 121 minutos
Guion: Ryûsuke Hamaguchi
Producción: Fictive, Neopa Co
Fotografía: Yukiko Iioka
Reparto: Kotone Furukawa, Kiyohiko Shibukawa, Katsuki Mori, Ayumu Nakajima, Fusako Urabe, Aoba Kawai, Hyunri, Shouma Kai

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