Críticas

Por la senda de Allah

Holy Spider

Ali Abbasi. Dinamarca, 2022.

Holy Spider afiche Lo que, a priori, uno imagina podría ser un thriller, que mantiene en tensión de principio a fin, se convierte en una interesante película con buen ritmo y particulares maneras de anunciar lo que se viene. Abbasi desarrolla una prolongada introducción, en 11 minutos y 37 segundos nos anticipa de qué va la cosa; lo que un periódico local podría titular como: motorizado “asesino serial” de prostitutas. Es más, de inmediato pasamos a conocerlo, tanto en su identidad, como en su modus-operandi.

Lejos estamos del género esperado, aunque muchos colegas así lo sostengan, esto no es un thriller. Empezamos con un claro resumen, panorama global acerca del punto central, la presentación se cierra con la cámara elevándose de manera gradual, para tomar un nocturno plano general de la ciudad; justamente, es la advertencia de que hemos tenido un acercamiento al tema central, ya no habrá sorpresas, aunque sí, muchas dudas.

Como ya dijimos, la historia va de un asesino en serie de prostitutas que circundan una plaza en Mashaad, ciudad al noreste de Irán, importante centro de peregrinación donde se encuentra el santuario del imán Reza. Rahimi es una periodista que intentará desenmascarar al “culpable”;  punto de partida del filme en sí, lo que vendrá se relacionará con el intento de hacer “justicia”.

La idea de Abbasi es mostrarnos la intención; la tensión psicológica será reducida a la mínima expresión, hay mucho de predecible y reiterado. Aunque con detalles añadidos, el machaque gira en torno a la idea de desvalimiento y desprotección social; la condición de la mujer en Irán, la moral social y su vinculación con la política.

No estamos frente a un asesino psicópata, sino frente al matador compulsivo, dueño de una urgente agresividad necesitada de ligazón a cuestiones que signifiquen la distinción en el servicio a Allah. Es aquello de: “… quiero hacer algo… no creo que esté hecho para hacer albañilería, construcción, renovación… desearía que la guerra no hubiera terminado. Algunos se convirtieron en mártires… otros perdieron una parte del cuerpo, y otros se los devolvieron a sus familias en ataúdes. Pero yo me convertí en nada”. La conexión está a la vista. La moral islámica se adosa al sentido de la vida, en tanto deseo, no solo de trascendencia post mortem, sino de sacrificio ejemplar dotado del poder de la elección divina.

Holy Spider fotograma

Por aquí va uno de los hilos de la propuesta, no interesa el thriller, es un error postular su importancia en una película con otros objetivos. Por eso, la introducción nos pone sobre aviso, lo que ocurre es conocido por la sociedad y las instituciones. La trama señalará un estado de cosas presente a ojos vista de todos y, ese “todos”, también somos nosotros, los espectadores en la sala.

Como thriller es un tanto aparatoso y anunciado, unas pocas escenas definen la tendencia durante un tiempo escaso. Las motocicletas acechan a la protagonista, pero el suspenso no funciona, se diluye de inmediato. El detalle no es invalidante, no compete a la razón de ser del filme.

La narración es impecable, con una amplia riqueza de planos que describen muy bien las situaciones. Una cámara inquieta, tanto desde el movimiento, como desde las posiciones. El acierto está en la unidad de las secuencias, la diferenciación opera hacia una ligazón de sensaciones sin que se experimente contradicción alguna. El asco se propaga desde una escena de contacto con cadáveres, vómitos mediante, hacia la insinuación de lo sexual; una tosca seducción machista se liga a las razones vinculadas a la pasividad institucional.

Holy Spider plano

Recordamos la forzada intimidad del policía en la habitación de la periodista; el juego en el plano contraplano se deriva en un diálogo que hace coincidir la degradación de la mujer con el acercamiento del hombre, la cámara varía de ángulo, encima a los protagonistas en medio de un discurso decadente y manipulador. Se subrayan los mecanismos del poder y los juegos relacionales que demarcan la importancia de la prensa como factor de riesgo para el sistema. El accionar femenino bajo el contraste de una pequeña parcela de influencia que intenta rescatar la dignidad de las humilladas en la pobreza.

También es un filme político, en tanto juegos de poder que no alcanzan la formalidad de los cargos de gobierno, más allá de menciones a elecciones y presiones desde Teherán.

La oposición y la tensión se generan desde ideales contrapuestos, la convicción indica que el momento debe ser explotado, sin embargo, el peso del vínculo entre política y cultura no es tratado por Abassi, más allá de la permanente mención a las influencias de la capital.

Holy Spider escena

Rahimi y Saeed reprepresentan los extremos en tensión, fiel reflejo del momento político del país. Zar Amir Ebrahimi está magnífica, es la periodista comprometida con la causa, la contraparte de un Saeed perseguido por la necesidad de incursionar en el círculo de distinciones otorgado por Allah. Es encarnado por Mehdi Bajestam, el otro punto alto de un elenco sin fisuras. Ella sabrá pasar por diversos estados emocionales de forma natural: la valentía en conjunción con el miedo, los nervios del momento, un carácter arriesgado, único vehículo posible para el cambio. En el otro extremo, Saeed y sus condicionamientos morales avalados por una sociedad dividida, donde el fundamentalismo se hace sentir con mucha fuerza.

El filme girará en torno al conflicto y la duda, la pulseada tendrá un ganador circunstancial. La violencia solo aporta a la descripción de los sucesos, unida al necesario progreso de una trama que incluye modificaciones sucesivas hasta desembocar en la “confrontación final”. No habrá una persecución del asesino a su víctima, sino una especie de partida, donde se dirimirá quien es el ganador de lo que tan solo será una pequeña batalla; la “guerra” aun no finaliza.

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Ficha técnica:

Holy Spider ,  Dinamarca, 2022.

Dirección: Ali Abbasi
Duración: 117 minutos
Guion: Ali Abbasi, Afshin Kamran Bahrami. Historia: Jonas Wagner
Producción: Coproducción Dinamarca-Alemania-Francia-Suecia; Profile Pictures, ONE TWO Films, Nordisk Film Production, Wild Bunch, Why Not Productions, arte France Cinéma
Fotografía: Nadim Carlsen
Música: Martin Dirkov
Reparto: Zar Amir-Ebrahimi, Mehdi Bajestani, Arash Ashtiani, Forouzan Jamshidnejad, Mesbah Taleb, Alice Rahimi, Sara Fazilat, Sina Parvaneh, Nima Akbarpour, Firouz Agheli

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