Críticas

Una propuesta de sensaciones

Aftersun

Charlotte Wells. Reino Unido, 2022.

Aftersun aficheOpera prima de la realizadora Charlotte Wells; nos narra el recuerdo de las breves vacaciones de Sophie con su padre. Viajan a Turquía para disfrutar del mar y el sol en condiciones delatadas por estados de ánimo que, por fuerza propia, irán calando hondo en el espectador.

El filme transita suavemente por sugerencias que nunca llegan a concretarse en explicaciones específicas. La diversión deja entrever una pose, algo anda mal, la tristeza se propaga en el ambiente, Sophie la capta y, por momentos, la hace suya. No alcanzamos a discernir los motivos con claridad. Indicadores de un estado de ánimo depresivo se cuelan durante el esfuerzo por aprovechar los momentos de recreación. El planteo global remarca una persistente tristeza acallada en sus motivaciones. No podemos esclarecerla, quizá se vincule a vivencias de la infancia o del presente. Las palabras parecen indicar algún resquicio de sentimientos persistentes.

Wells no aprovecha la oportunidad para ahondar en conflictos desencadenantes, aunque sabe aludir a ellos con prestancia: sus consecuencias nos contagian, las experimentamos en carne propia durante todo el metraje. No tenemos idea del detalle, pero la crisis aflora, se cuela, altera la normalidad, trastoca el sentido común, lo hace sentir forzado.

El clima es creado a la perfección, una película lenta, plagada de detalles cotidianos; se tiñen de una sensación global de malestar, que en todo momento alcanza a los personajes. A pesar del esfuerzo, el sufrimiento “incomunicado” irrumpe sin brusquedades. Calum quiere demostrar, y “comprobar”, que todo está bien, intenta sobreponerse, busca hacer calzar su comportamiento en la circunstancia. El esfuerzo no logra ser disimulado, el deseo de ir al descanso nocturno será su camuflaje.

Aftersun fotograma

Es de esas películas que apelan a la sensibilidad del espectador para anclar sentido en lo emocional. Trazos sutiles empujan hacia la generación de sentido desde conceptualizaciones abstractas que apuntan a cuestiones vitales propias de nuestra cultura: la separación de la pareja, el intento de ser un buen padre, las heridas emocionales de la niñez. Desde la sencillez de lo cotidiano, se configura el piso que nos empuja a la especulación, al llenado de  un interlineado que desafía al intelecto.

La intimidad es sugerida, aunque no fomentada, o, al menos, no compartida con el espectador. La nostalgia del recuerdo es el sostén para el desarrollo de un gran flashback, ingresa sin punto de partida, tan solo algunos mojones lo delatan. La iluminación estroboscópica nos indica la intermitente presencia de la Sophie adulta que recuerda; como nosotros, está tratando de entender, de asignar un sentido que se escapa. Triunfa el padre en su intento de proteger el íntimo sufrimiento ante el temor a un “desempeño incorrecto”. El disfrute es alcanzado parcialmente;  aunque no se exprese con claridad, su fundamento es la tristeza.

Detrás de la sencillez de la experiencia humana, en tanto cultura de la dispersión habitual, el vacacionar y sus implicancias son expresados a pura forma, un deber ser que abre espacios a lo conceptual e inespecífico. Las emociones nos llevan a conceptualizaciones que no permiten ahondar en problemáticas definidas. No obstante, el filme abre paso al contagio del espectador, al posicionamiento ante el enigma de la sensación que se esparce sin anclajes probados. No hay pistas claras hacia los determinantes; no hay un escarbar en la profundidad de los hechos, solo interesa el contraste que acentúa la vivencia de tristeza y depresión, en su capacidad de ser recogida desde las butacas de manera natural, sin sobresaltos, algo que envuelve al espectador casi sin notarlo. Se traduce en la trasmisión de emociones profundas, aunque no de contenidos explicativos.

Aftersun plano

La comunicación se genera desde el sentimiento, la vivencia es capturada por la asociación con la experiencia propia. En tanto humanos, las vivencias nos acometen con la intensidad de lo familiar. El contraste, entre el estado de ánimo de los personajes y lo que está ocurriendo, es vía privilegiada en la comunicación. Se enfatiza, tanto el esfuerzo recíproco por el bienestar del otro, como la búsqueda de cercanía afectiva.

La presencia del agua sugiere varios sentidos, aunque no solo el clásico de transformación; está asociada a la muerte como posibilidad: momento en el que Calum, en medio de la oscuridad, se dirige hacia el mar. También, cuando se besan Sophie y Michael al borde de la piscina; una experiencia nueva relacionada a la fase evolutiva que los niños atraviesan.

Los adolescentes se divierten en el agua mientras Sophie los observa; contexto relacionado a etapas de cambio, que incluyen el contraste entre edades y  la posibilidad de distintas vivencias. Es la expectación de lo que está por venir, pero en medio de la participación; el contraste entre lo concordante y lo discordante. La tristeza es privada, no explicita contenidos, se contrapone a lo esperable, a lo festivo, a la alegría de lo lúdico en vacaciones.

Hay un pasaje interesante, Calum pierde las antiparras de Sophie, no las entrega, van hacia el fondo del mar. Ella las reclama, él no sabe como las perdió. La negligencia hace pensar en un acto fallido destinado a evitar la percepción de contenidos privados; el agua, como representación del mundo interno, así lo indicaría. La idea es de profundidad, el plano muestra el descenso de la mascarilla hacia el fondo. Las antiparras se vinculan a la visión en las profundidades, ya no sería posible el acceso de Sophie a los asuntos privados de su padre. No obstante, ambos nadan en equipo y con solvencia, están adaptados a la situación, de alguna manera, y a pesar de los contrastes, logran acomodarse el uno al otro.

Aftersun escena

Otro símbolo presente es el de la alfombra. Calum la compra, luego aparece bajo los pies de una Sophie adulta que intenta recordar y comprender. Tenemos un nexo entre pasado y presente, connotaciones vinculadas a lo oculto, lo no develado, es aquello de “barrer bajo la alfombra” los problemas que se intentan ocultar. De hecho, el disimulo está presente todo el tiempo, el comportamiento de Calum intenta coincidir con lo esperable: las vacaciones son para distenderse y disfrutar.

Un suave travelling en retroceso, frente a la habitación, luego de un discurso fragmentario alusivo al no retorno al hábitat de la niñez, nos sitúan frente al deseo de alejarse de esos contenidos mentales referidos. El cuarto de hotel es otra referencia al mundo interno de Calum, que posteriormente se monta a su imagen parado sobre una baranda, en un intento por mantenerse equilibrado. Después, el plano general sitúa un cielo celeste habitado por paracaidistas que juegan en medio de la inmensidad; las posibilidades son amplias, tal vez haya que animarse a saltar.

En suma, una pluralidad de símbolos a develar con paciente esmero, un viaje desde las imágenes hacia sus profundas connotaciones. La tarea requerirá su tiempo.

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Ficha técnica:

Aftersun ,  Reino Unido, 2022.

Dirección: Charlotte Wells
Duración: 98 minutos
Guion: Charlotte Wells
Producción: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; BBC Film, Creative Scotland, AZ Celtic Films, PASTEL, Unified Theory, BFI Films. Productor: Barry Jenkins. Distribuidora: A24
Fotografía: Gregory Oke
Música: Oliver Coates
Reparto: Paul Mescal, Francesca Corio, Celia Rowlson-Hall, Kayleigh Coleman, Sally Messham, Harry Perdios, Ethan Smith

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