Críticas

Der Mensch ist, was er isst

El menú

The menu. Mark Mylod. EUA, 2022.

Comer, en tanto elemento necesario para nuestra vida, se compone de una simbiosis entre lo biológico y lo intelectual (que, dicho sea de paso, es el resultado de la presencia de un cerebro concreto cubierto por nuestra calavera). Efectivamente, desde un punto de vista inicial, básico, el elemento de materia orgánica con la que producir energía para nuestro cuerpo ya supone otro ingrediente que se traduce en la voluntad casi natural, innata, de elegir lo que nos gusta. El resultado, entonces, es la mezcla del diálogo entre lo que se mastica y lo que se quiere masticar, o sea, en palabras más llanas, entre la necesidad de comer y el deseo de comer algo que nos agrada. Sin embargo, si de deseo se habla, así como de llevar hacia la abstracción los elementos comestibles, es posible traspasar los bordes del acto de comer para entrar en el reino de lo bello, lo que, estéticamente, provoca la doble sensación del acto visual que se sumerge en la explosión del gusto en nuestro paladar. Absurdo, quizás, ya que, al fin y al cabo, lo que más importa es comer bien antes de que los platos se conviertan en excrementos (no del todo, por supuesto).

Cerrados en los bordes geográficos de una isla diminuta, los invitados de esta película se insertan en un discurso sobre el valor de la comida en tanto metáfora de una cultura que ha ido perdiendo el valor nuclear del placer. Más allá de la belleza, entonces, los platos quieren salir de su misma realidad de productos de ingredientes cocinados hasta llegar, violentamente, a formar parte de una narración dentro de otra narración. Juego de espejos, por supuesto, pero juego sangriento (y divertido), forma directa de arrepentimiento que llega (casi) demasiado tarde, cuando ya no es posible otra solución menos la más terrible. El placer se convierte así en un encuentro entre lo justo y el gusto, dejando libres las sensaciones que llenan la boca con una serie de pequeñas experiencias que, obviamente, solo pasan una vez en la vida (y no más allá).

El misterio de la cena, entonces, se inserta en una voluntad de criticar el acto mismo de la incapacidad de recibir una sensación de bienestar a través de elementos cuya finalidad tendría que ser la de sustentar el físico de las personas. Lo biológico, mezclado con la sensación de la hermosura de lo simple (una simplicidad, esta, que se reverbera en la fruición feliz de algo cuyo objetivo no va más allá del placer por y para el que ha nacido), se ve sujetado por una voluntad de placer irreal, en una indecencia casi barroca de supremacía del placer por el placer, como si, a través del acto de gozar, nos fuera posible absolver todos los problemas de los que se compone nuestra vida. Comer, entonces, metáfora de una incapacidad estética extrema (incapacidad de gozar simple y llanamente), no es solo un elemento que se viste de su función práctica, sino que, a través de una acción violenta y silenciosa de desnaturalización, pone de manifiesto el síntoma de una sociedad que ha perdido el significado concreto que la atracción de la comida (símbolo, obviamente, de cualquier tipo de afición nuestra) siempre ha tenido en la historia del ser humano.

Sátira de las malas costumbres de parte de nuestra sociedad (no todos somos así, afortunadamente), esta película se compone de una estructura muy clara, capaz de poner en marcha unos elementos narrativos que subrayan la voluntad de hacernos reír y de entretenernos al mismos tiempo. Unas risas, obviamente, muy negras, que se mezclan con una sensación de malestar psicológico a través del cambio de los platos. No se ríe, en otras palabras, con aquellas carcajadas de carácter vulgar, sino a través de una sensación de horror que se desarrolla lenta y gradualmente, hasta abrir su gusto macabro en un final que deja al espectador en una situación de incomodidad. Es un menú en el cual los ingredientes reciben su justo cariño, preparados para que la experiencia sea diferente y nos deje algo que recordar en el futuro. Y, acabada la cena, todos a esperar a que nuestros órganos interiores hagan su trabajo (que transformen la comida en energía, por supuesto).

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Ficha técnica:

El menú (The menu),  EUA, 2022.

Dirección: Mark Mylod
Duración: 106 minutos
Guion: Seth Reiss, Will Tracy
Producción: Adam McKay, Betsy Koch, Will Ferrell
Fotografía: Peter Deming
Música: Colin Stetson
Reparto: Ralph Fiennes, Anya Taylor-Joy, Nicholas Hoult, Hong Chau, Janet McTeer, Reed Birney, Judith Light, John Leguizamo

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