Críticas

Fin de la adolescencia. El realismo mágico de Sotomayor

Tarde para morir joven

Otros títulos: Too Late To Die Young.

Dominga Sotomayor. Chile, 2018.

Locarno Film Festival 2018

Cartel de la película Tarde para morir jovenDominga Sotomayor ha logrado el premio a la Mejor Dirección en el Festival de Cine de Locarno por su trabajo en Tarde para morir joven. Es la primera directora en levantar este galardón en la historia del Festival. Otras películas lograron el Leopardo de Oro y fueron dirigidas por mujeres, pero nunca una mujer había conseguido este galardón a la Mejor Dirección. También conviene tener en cuenta que el festival no entregó ningún premio a Mejor Dirección en dos etapas diferentes de su historia. La primera, entre 1950-1957 y, la segunda, entre 1961-2005.

Durante el verano de 1990, en Chile, un pequeño grupo de familias que vive en una comunidad aislada, trata de aprovechar la libertad emergente tras el final reciente de la dictadura del país. Nos encontramos en una época de cambios, y los adolescentes Sofía (Demian Hernández), Lucas (Antar Machado) y Clara (Magdalena Tótoro) luchan con sus padres, su primer amor y sus temores, mientras preparan una gran fiesta para la víspera de Año Nuevo.

En Tarde para morir joven se nos habla, entre otros muchos temas, de la convivencia. La película se desarrolla en un momento en que se está creando una nueva comunidad de vecinos, y asistimos al modo en que sus habitantes deben entenderse. Esta idea, la del diálogo a que se ven obligados a mantener entre sí, colisiona, sin embargo, con la de la incomunicación, que surge aquí de dos modos diferentes. Por una parte, la comunidad que se está creando se encuentra al margen de cualquier crecimiento planificado, de cualquier plan urbanístico. Es más, parece algo que, de algún modo, se va improvisando entre ellos, que son los únicos que toman decisiones, con las consecuencias internas que esto pueda tener. Es una comunidad aislada, ubicada debajo de los Andes y alejada de cualquier exceso que hayamos podido ver hasta ahora. Pero el punto en el que más se aprecia esta idea, es en el modo de mostrar la incomunicación entre los miembros de la familia. Sofía y su padre no terminan de entenderse y su relación carece de cualquier tipo de fluidez.

Tarde para morir joven, fotograma

Surge así un mundo de contrastes que Sotomayor culmina, como un broche de oro, con la secuencia de final de año. Se trata de la secuencia principal del filme, sobre la que gira todo el relato. Una especie de liberación de sus personajes, que podrían pensarse maniatados hasta ese momento, para los que se desencadena, de repente, un torrente de sentimientos. Se consolidan así los temas planteados en la película (la comunidad, la comunicación, el primer amor) y emerge, definitivamente, un corazón dividido que decide mirar a otro lado. La secuencia funciona por acumulación de todo lo que Sotomayor ha expuesto con anterioridad con humanismo, demostrando la madurez de la directora chilena.

La retórica de Sotomayor, consciente de que el estilo puede modificar la percepción de lo mostrado, pasa por ser uno de los elementos que más cuida. La directora chilena logra un realismo mágico que bascula, ligeramente, entre la hipérbole y el eufemismo, como si este fuese el mejor modo de conseguir el equilibrio justo en cada plano. Es admirable, por otra parte, la capacidad de albergar una considerable densidad en la composición de los mismos. En el plano técnico, por ejemplo, filma un bellísimo travelling lateral, en un atardecer, con dos personajes transitando una carretera sobre una moto, que afianza un estilo de escritura sensible, no exento de una entusiasta pasión. Admirable también es la notable cantidad de planos filmados en la oscuridad, en medio de la noche, donde la cámara busca personajes silueteados, insinuando la idea del corazón dividido que comienza a moverse entre sombras.

Imagen de Tarde para morir joven

Dominga Sotomayor se apropia de una solidez formal en la elaboración de los planos que desemboca en aquel que concluye la película. En él, la cámara lenta imprime un intenso efecto lírico, adentrándose en la niebla, sublimando un instante que se alarga y permite una pausada contemplación. Tarde para morir joven se abre y se cierra con una mascota, Frida, la perra de Clara, que representará en este momento, aquello que no le pertenece. Viene a ser una juventud recuperada y, por tanto, ir en contra del paso del tiempo, de la naturaleza, es el elemento esencial del filme. El plano nos habla del modo en que sus personajes se ven sometidos a su dictado de ésta y deben entender que hay cosas que se escapan a su control. En el fondo, Sotomayor nos habla, con suma delicadeza y algo de nostalgia también, de la pérdida de la juventud, del futuro, de lo que aún está por llegar y de la incertidumbre en que nos sumimos al crecer.

 

Tráiler

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Ficha técnica:

Tarde para morir joven  / Too Late To Die Young ,  Chile, 2018.

Dirección: Dominga Sotomayor
Duración: 110 minutos
Guion: Dominga Sotomayor
Fotografía: Inti Briones
Reparto: Demian Hernández, Antar Machado, Matías Oviedo, Antonia Zegers, Eyal Meyer, Magdalena Tótoro, Alejandro Goic, Andrés Aliaga, Gabriel Cañas

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