Críticas

Modernidad poco deseable que atropella y desordena hasta lo insoportable

Pájaros de verano

Otros títulos: Birds of Passage.

Cristina Gallego, Ciro Guerra. Colombia, México, Francia, Dinamarca, 2018.

Cartel de la película Pájaros de veranoEsta es otra excelente película colombiana, que ha recibido comentarios favorables de la crítica, habiendo sido seleccionada para abrir la edición No. 50 de la Quincena de Directores en el Festival de Cannes de 2018. En verdad, vale la pena verla y disfrutar de una historia muy bien contada, en un ambiente de gran riqueza paisajística y cultural, con actuaciones sobresalientes. Es una de las pocas películas colombianas que se ha logrado mantener en las carteleras locales durante varias semanas, lo cual se puede interpretar como seña de que atrapa y que hace divulgar esta atracción con la necesaria voz a voz que alimenta el flujo de espectadores en un medio que no cree demasiado en sus propios creadores.

Todo ocurre en la Guajira, la desértica península del norte del país, rodeada al occidente y al norte por el mar Caribe, al oriente por Venezuela y al sur por las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. Es una región pródiga en recursos energéticos: carbón, energía solar, energía eólica, poblada en su mayor parte por miembros de la etnia Wayú.

Pájaros de verano, fotograma

Pájaros de Verano tiene el mérito de permitirnos una respetuosa aproximación a las costumbres y tradiciones de este conglomerado, que es el más numeroso de los grupos indígenas de Colombia. Sin caer en los rigores de un trabajo documental antropológico o etnológico, la película nos acerca a sus modos de vida en varias formas. Una de ellas es mediante la palabra en su idioma original. Con gran acento poético, con cuidadosas pausas, con gestos profundos y reposados, somos testigos de las creencias fundamentales de esta sociedad. Estas tienen mucho que ver con los ritos de pasaje, con la organización en clanes familiares, con la autoridad tradicional y con sus propios sistemas de justicia. Se destaca de manera singular la presencia de los personajes conocidos como «palabreros», quienes se expresan con gran sentido de la autoridad y del respeto para comunicar los eventos esenciales y para resolver los conflictos. Cuando el palabrero se expresa, todos escuchan y él y todos saben del inmenso poder de la palabra justa y equilibrada. Resultan impactantes también para los espectadores los diversos momentos en los cuales se vuelve protagonista el palabrero, en ese idioma wayú, de sonidos que se antojan casi sagrados. Ello inspira una sensación de que la palabra en verdad es un elemento muy valioso, que ha ido perdiendo protagonismo en la vida moderna.

Nos aproximamos también a las sociedades tradicionales de la Guajira wayú a través de las abundantes instancias donde es protagonista la familia. Para ellos, se trata de la familia extensa, basada en especiales líneas maternas, donde la autoridad reside en el tío materno mayor, mientras que los aportes de la paternidad se expresan como contribuciones solidarias en el necesario trabajo conjunto que da sentido y riqueza al clan familiar. Es entonces el personaje central en la película, protagonizado por Carmiña Martínez, Úrsula Pushaina, una matrona que recibe místicas inspiraciones en los sueños, que posee un mágico amuleto protector del clan, que enseña, que interpreta y clarifica los eventos, las alegrías y las tristezas. Es la madre de Zaida, cuyos momentos finales de ritos de iniciación a la feminidad sirven de marco para iniciar también a los espectadores en los misterios y creencias del modo de ser wayú. Úrsula, siempre, y eventualmente Zaida, se convierten en pilares que sostienen la estructura familiar, resilientes a los conflictos, fuertes en la derrota.

Birds of Passage

Uno de los hechos familiares, naturalmente, es el ingreso de hombres a la familia extensa, para casarse con alguna hija. Somos testigos de la chicha maya, una mítica danza de metafórica invitación al apareamiento, en la cual la mujer, ataviada con una manta, vuela danzante con sus manos extendidas, como un pájaro orgulloso, mientras que el hombre, caminando hacia atrás, bajo su acoso, da vueltas en un círculo de curiosos testigos, para ver si resiste o cae. Cuando aparece un novio presentado por el palabrero, debe llegar a un acuerdo, con su ayuda, que implica entregar una cierta cantidad de ganados y de joyas. Esta es la base de la historia que se nos narra. Rafael es un guajiro que llega a la reunión de homenaje a Zaida. En ella danza, provoca, enamora y atrae a la joven mujer; y se le exige, ante los sentimientos que causa en la madre y en clan, una desmedida dote.

Para conseguirla, orgulloso y decidido, no duda en ensayar negocios con los extranjeros no guajiros, sean estos colombianos o norteamericanos. Se trata de negocios ilegales, a los cuales de todas formas los wayú no ha sido ajenos, pues la región se presta desde hace años, para el contrabando. Pero, en este caso, se mete en palabras mayores cuando hace parte protagónica de la creciente bonanza marimbera (marihuanera) que transformó a Colombia en la meca universal de la marihuana y que eventualmente se convirtió en la tragedia nacional de la cocaína y de los carteles de la droga. El vendaval de la marimba trae montañas de dinero, asola la región y arrastra a los clanes familiares hacia enormes riquezas y hacia cambios en sus costumbres, que se desmoronan ante los ojos, a la vez complacientes y confundidos, de los palabreros y de las matronas. Del pastoreo, que es la actividad más importante y cuyos símbolos de riqueza son el número de cabras y de reses; de los tejidos y las actividades cotidianas, de las visitas y del cotillero familiar, de las ceremonias y las fiestas comunales, se pasa al contrabando, a los grupos armados, a la ostentación de los vehículos de doble transmisión, a las lujosas villas en medio del desierto, llenas de objetos, extraños y artificiales, a la falta de amor por el trabajo.

Imagen de Pájaros de verano

La inevitable violencia que surge, se combina con las ancestrales disputas entre clanes, que dan origen a terribles cadenas de venganzas. Si bien la historia se centra, al principio, en uno los clanes familiares, inevitablemente van ocurriendo hechos que obligan a la intervención de la comunidad más extensa y somos testigos de la forma en que se manejan los conflictos y las decisiones comunales, cuando se reúnen los palabreros y las matronas de los diversos clanes para enfrentar los eventos que trascienden a toda la región. Eventos que se nos antojan más poderosos que las fuerzas ancestrales. Situaciones que ponen en riesgo la cadena de conocimientos que han pasado de generación en generación. Modernidad poco deseable que atropella y desordena hasta lo insoportable.

El espectador contempla entre asombrado y curioso, y se pregunta cómo manejar estas cosas, cómo encontrarle salida a esas espirales que combinan el dinero, el crimen, la violencia y a esos vientos que arrasan con las tradiciones y la palabra honesta y profunda, para cambiarlas por la palabra superficial y vana y por la novedad cambiante y ligera que encandila con sus falsos colores.

 

Trailer:

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Ficha técnica:

Pájaros de verano  / Birds of Passage ,  Colombia, México, Francia, Dinamarca, 2018.

Dirección: Cristina Gallego, Ciro Guerra
Duración: 125 minutos
Guion: Maria Camila Arias, Jacques Toulemonde Vidal
Producción: Cristina Gallego, Katrin Pors
Fotografía: David Gallego
Música: Leonardo Heiblum
Reparto: Carmiña Martínez, Jose Acosta, Jhon Narvaez, Natalia Reyes, José Vicente Cotes, Juan Martínez, Greider Meza

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