Críticas
El miedo a la página en blanco
Basada en hechos reales
D'aprés une histoire vraie. Roman Polanski. Francia/Bélgica, 2017.
Pese a su edad avanzada, el cineasta de origen polaco Roman Polanski mantiene activa su capacidad artística para seguir creando situaciones emocionales convulsas que indagan en las contradicciones e inseguridades del ser humano. Otra vuelta de tuerca acerca de las debilidades, temores traumáticos, experiencias inconfesables y el estado de shock neurótico cuando un personaje entra en un ámbito angustiado por una crisis. Estos son, de manera resumida, algunos de los motores perturbadores que mejor domina el autor de La semilla del diablo y que han caracterizado sus mejores destellos como cineasta. En su caso, la escritura del guion puede ser perfecta o regular, pero es indudable que el maestro que mejor ha desarrollado en la pantalla el complejo de culpabilidad tratará de imponer, independientemente de la fortaleza del argumento, su más potente artillería para acercarse a su preferido ritual estilístico fundamentado en la angustia. A estas alturas, y con una filmografía jalonada de muchos éxitos controvertidos y fracasos de megalómano, que han dejado una huella de autor, se puede discutir sobre la genialidad de sus últimos productos, pero es indiscutible su empeño en matizar todos los relatos con señas de identidad propias que hacen las delicias de sus más acérrimos incondicionales.
Los retorcidos ingredientes que han caracterizado su visión de entender la existencia y el comportamiento de sus criaturas están presentes en su última película, escrita a cuatro manos por Polanski y el también director de cine Olivier Assayas. Basada en hechos reales (D’après una histoire vrai, 2017) está inspirada en una novela autobiográfica de la escritora Delphine de Wiga. Se trata de un texto muy conocido, y podría afirmarse que el libro es el típico best seller de gran aceptación popular. Sin embargo, el origen textual reúne un conjunto de inquietantes ideas muy idóneas para Polanski, que decidió convertirlas en un largometraje, entre otras razones, por la insistencia de su esposa, la actriz Emmanuelle Seigner.
En esta ocasión, el cineasta polaco se sumerge de nuevo en los derroteros del desasosiego y la ruptura del orden quebrado por la irrupción de un ser que desestabiliza el equilibrio inicial. Polanski, con un material que no le es ajeno y que le permite sentirse a gusto en su deseo de forzar al máximo un clima de tensión creciente, realiza uno de sus acostumbrados thrillers psicológicos y vuelve a enclavar la trama en el mundo de los escritores y sus procesos creativos. Una página en blanco, la urgencia de la inspiración, el no saber qué contar y la aparición de alguien extraño, a modo de una mantis religiosa, que llega para quedarse son premisas que dan pie a un relato introspectivo que bucea en los temores sobre la inanidad del vacío.
Roman Polanski se acomoda en el perfil de su mujer e intérprete, Emmanuelle Seigner, para regalarse un personaje goloso y turbado, Delphine, una escritora de éxito y aclamada por sus admiradores que, tras darlo todo, física y emocionalmente, en su último libro, debe enfrentarse al reto de mantener el nivel literario (es una estrella de la literatura de ficción) y a la búsqueda de una idea que le proporcione las pautas para su futura novela. En esta tesitura de bloqueo creativo surge una mujer misteriosa, Ella, interpretada por una magistral Eva Green.
Una mujer de armas tomar, decidida y carismática. Un ser con aplomo y carácter pertrechado en la confianza en sí misma y con la perspicacia intuitiva para saber ver el colapso nervioso en Delphine. Si la escritora necesitaba un empujón y alguien fuera de su entorno para removerle su fragilidad, Elle es la vampira ideal. Porque aparece en su vida, en el momento oportuno, y en el escenario apropiado. Una oportunista y ventajista mujer que no solo arrolla y apaga la iniciativa de Delphine, sino que con una treta muy sibilina impone sus propias reglas y condiciones. Un juego, el del gato y el ratón, nada nuevo para Polanski, en el que el temperamental realizador pone en marcha toda su picajosa maquinaria, entregando al espectador una batalla por el poder, en el que la perplejidad y el asombro inicial de Delphine dará paso a una inteligente evaluación de las circunstancias. De tal modo que, en la agresividad psicótica de su rival, detectará una línea de esperanza, lo que más estaba echando a faltar: una musa.
El autor de Chinatown (1974) se mueve a sus anchas en las confrontaciones de los personajes por dominar las situaciones, en las que el pez grande se come al pez pequeño. Para Polanski, introducir en el relato a una criatura extraña y revulsiva, de comportamiento inquietante, está delineando su visión crispada sobre la ruptura de la normalidad. Elle dramatiza la vulgaridad de Delphine. Intenta enredar a su víctima y poseer todo el entorno doméstico. De tal manera que la presencia de Elle, alguien necesario para romper el bloqueo creativo, se transforma en un ser tiránico, que con un cinismo posesivo se convierte en confidente, asesora y amiga. Su intención es hacer el doble juego: alterar el ambiente de Delphine y, por otra parte, ofrecerle motivos inspiradores para su novela. Porque Elle también es escritora, de baja estirpe, de las que se denominan «invisibles», es decir, «negros», que redactan textos para estrellas de la televisión o del deporte. Tema que Polanski había tratado en el filme El escritor ( The Ghost Writer,2010).
La relación de las mujeres que se retroalimentan mutuamente tiene las pinceladas de poder/sumisión frecuentadas por el autor de La semilla del diablo. Basada en hechos reales es otro ejercicio de intriga y misterio resuelto con evidente buen oficio por Polanski, aunque a sus 85 años parece poner el piloto automático y que la historia se enrede y desarrolle según el patrón fijado. No logra romper la barrera de la corrección, pero el pulso no lo ha perdido. Por supuesto, además del suspense y la tensión, breves brochazos a propósito de la reflexión sobre la creación, cómo surge la chispa, dónde está la musa o hasta dónde somos capaces de llegar cuando creemos que una persona, aunque odiosa, sea el ser sobre el que hay que fijar la atención, porque da motivos para elucubrar un relato.
Tráiler:
Ficha técnica:
Basada en hechos reales (D'aprés une histoire vraie), Francia/Bélgica, 2017.Dirección: Roman Polanski
Duración: 110 minutos
Guion: Olivier Assayas y Roman Polanski
Producción: Belga Films Fund / Belga Productions/ Wy Production
Fotografía: Pawel Edelman
Música: Alexandre Deslplat
Reparto: Emmanuelle Seigner, Eva Green, Vincent Perez y Alexia Séféroglou