Críticas

Historias similares desde lugares distintos

Aisha

Frank Berry. Irlanda , 2022.

Está ahí, evidente e innegable el crecimiento de la movilidad humana en el mundo. Historias similares desde lugares distintos. Movilidad que ha dejado de tener como propósito mejorar los ingresos y tener una vida mejor, por uno que ahora tiene signos de desastres naturales, guerras, hambre y, sobre todo, violencia.

Este crecimiento constante se refleja en las distintas restricciones que cada país impone para defender -según ellos- su soberanía. No es exclusiva de ninguna nación. Irlanda, por ejemplo, recibió en el último año más de ciento cuarenta mil personas migrantes por su aparente política favorable para recibir a nuevos residentes.

Es ese el contexto que mueve al guionista y realizador irlandés, Frank Berry, quien entrevistó a cientos de personas en esa condición durante los últimos cuatro años, y centró todos sus testimonios en un solo personaje para su reciente largometraje Aisha de este 2022.

No es un número sino una historia de vida. Aisha Osagie es una joven entrada en sus veinte años, originaria de Benin en Nigeria. Vive en un alojamiento irlandés desde hace un año y medio. En la primera secuencia aparece en una escuela de baile enseñando movimientos tradicionales africanos a jóvenes de ese país, cuando la clase es interrumpida por otro grupo que, de forma hostil y antes de que termine su horario, les piden que salgan porque van a ocupar el lugar. Una primera escena reveladora de una mujer africana que tiene como principal obstáculo adaptarse a un lugar que no le pertenece.

El sitio donde vive es pequeño. Un estilo bed and breakfast europeo pero acondicionado para las demás personas en busca de asilo. Un solo baño y habitaciones para dos personas. Ni siquiera se les permite usar el horno de microondas, y cuando llegan con comida comprada en la calle se las decomisan, porque debe consumir lo que se le prepara en ese lugar.

Aisha trabaja como asistente en un salón de belleza, recibiendo la misma pregunta de las habitantes irlandesas que la miran con curiosidad por su color de piel: “¿de dónde eres?”. Ella es el sustento económico para su madre que permanece en Nigeria, con quien conversa esporádicamente por Internet o por teléfono.

Aisha, interpretada maravillosamente por Letitia Wright (Black Panther: Wakanda Forever, 2022), espera con determinación la carta que le anuncie que existe un lugar de trabajo formal en el país, un requisito que podría ayudarle a tramitar legalmente su estancia. Cuando al fin lo consigue, Manning (Stuart Graham), el administrador de los alojamientos, sin consultarle previamente y sin su consentimiento, la envía a otro lugar al sur de la ciudad sin oportunidad de negociar el cambio.

Es una decisión arbitraria. Una determinación que las autoridades aplican, pero que no deja de ser violatorio a sus derechos más elementales no solo como migrante sino como persona.  Tener una vivienda digna y su derecho al trabajo. Por esa decisión, perdió su empleo. No es posible negociar con ellos. Como cuando policías locales entraron por la fuerza a su habitación, golpeando la puerta y sacando con violencia a su compañera, también migrante, porque no había ido a reportarse. Aisha se vuelve una película sobre un drama migratorio de personas en búsqueda de asilo en un sitio que no les pertenece y en el que enfrentan no solo al sistema de movilidad de un país europeo, sino a la gente que lo conforma.

Ella cuenta con el apoyo gratuito de un abogado del país para obtener su trámite de asilo. Le ayuda a ensayar para su entrevista con las autoridades migratorias. Es entonces cuando conocemos que salió huyendo de Nigeria a causa de la violencia. Aisha presenció la muerte de su padre a manos de criminales a quienes le debía dinero. La situación amenazó la vida de ella y de su madre. Debía contar este relato sin dudas ni contradicciones. Por si no fuera suficiente el testimonio de una joven que no tiene a dónde ir porque en su lugar de origen está en peligro su vida. Es su propia madre la que le pide que no vuelva.

Aisha conoce a un guardia de seguridad de su primer lugar de alojamiento. Conor (Josh O’Connor) es un joven tímido, vive con su madre y tiene un cierto afecto hacia ella. Le permite calentar su comida, la escucha, viaja con ella en autobús, le ayuda a resolver algunas dudas con el idioma y la acompaña en el proceso de asilo. El director Frank Berry retrata en el jefe Manning y en el guardia Conor las dos características de las instituciones migratorias; el de sometimiento y autoritarismo; y el del acompañamiento.

Berry ya había apostado por historias de realismo social en sus anteriores trabajos Ballymun Lullaby (2011), I Used to Live Here (2014) y Michael Inside (2017). Cinco años de distancia de su última película, en la que busca retratar las condiciones de las personas en búsqueda de asilo. En búsqueda de que un país que no es el suyo le garantice sus derechos mínimos y elementales. Vivir, pertenecer y trabajar.

Con un destacado trabajo de cinematografía de Tom Comerford, la película se pasea por las convenciones del cine de no ficción para lograr ese acercamiento del espectador con su personaje. Desde aquellos planos intimistas que la siguen en su habitación hasta aquellos en los que se le mira de lejos con el fin de no invadir su espacio. Pero siempre es a ella, como observándola de lejos, como esa propuesta de Wiseman de observar sin intervenir, esperando que las cosas ocurran.

Son maravillosos esos planos abiertos de una pequeña Aisha en los paisajes de la ciudad. Son los planos de una pequeña Aisha contra el enorme sistema de ese país. Berry no va al fondo. No parece su objetivo criticar las políticas migratorias de Irlanda, sin embargo, lo consigue al contar la historia misma.

Aisha exhibe un sistema migratorio que fue creado para otorgar asistencia y acompañamiento a las personas en búsqueda de asilo, pero con personal que no cumple con ese propósito. Es un retrato real, sin intención de conmover, sobre historias que se repiten en el mundo.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Aisha ,  Irlanda , 2022.

Dirección: Frank Berry
Duración: 94 minutos
Guion: Frank Berry
Producción: Subotica Entertainment Ltd
Fotografía: Tom Comerford
Música: Daragh O'Toole
Reparto: Letitia Wright, Josh O'Connor, Stuart Graham, Abdul Alshareef, Ruth McCabe, Joanne Crawford, Emmanuel Okoye, Geraldine McAlinden, Corey Millar

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