Críticas

El camino hacia la lucidez

1976

Manuela Martelli. Chile, 2022.

1976 cartelCine revolucionario que demuestra la fuerza de las mujeres. El contexto histórico chileno en los 70 estaba marcado por un estado dictatorial. Augusto Pinochet (1915-2006), tras derrocar al presidente electo Salvador Allende (1908-1973) en el golpe de estado del 73, se hizo con el poder.

La directora Manuela Martelli (Santiago, 1983) inspira este hecho en las vivencias de su abuela materna, para ella, que creció con una cámara, el cine es un entorno muy familiar. Así pues, observando desde su punto de vista, enfoca el periodo que contextualiza y representa tantas restricciones para su género. Revisando el fenómeno sociofamiliar y preguntándose cómo el espacio público convive con las historias hogareñas, muestra de qué manera se filtra la dictadura militar en un domicilio burgués.

Empezar a actuar fue la manera de entrar en este fascinante mundo. La experiencia como actriz y el trabajo con varios directores le dieron la oportunidad de cambiar de rol. Conociendo los dos lados y enriqueciéndose de ambos, va construyendo su propio estilo.

Desde su interpretación en Machuca (Andrés Wood, 2004) pasa a dirigir cortometrajes como Apnea (2014), en el que la cámara se acerca totalmente a los personajes y, centrándose en los detalles, nos muestra en ellos recuerdos de infancia. Intentando transmitir y traducir sensaciones en lugares ajenos, debuta posteriormente en largo con este trabajo. En él, ya se adentra en su terreno, jugando en casa todo es más sencillo. La imposibilidad de vivir en un espacio hermético hace penetrar la historia y desde ese punto, va colándose por las rendijas, construyendo este relato.

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Cuenta en la entrevista titulada 1976, una historia dentro de la historia de la dictadura de Pinochet, su forma de ver la situación y cómo y por qué quiere plasmarla en una película que se haga eco de este fenómeno que marcó a todo un país. La herencia de la dictadura está muy arraigada en la estructura de la población y de ello resulta una sociedad muy dividida tanto en el aspecto socioeconómico como político. Gracias a estos recuerdos familiares puede transmitir, a la actriz protagonista, todo su bagaje cultural y personal. Desde las primeras escenas notamos estos cambios, la pintura que cae sobre el zapato va surcando este incierto camino, la obertura del plano que nos presenta el crisol de personajes o los momentos de miedo e incertidumbre, todo cuenta en este peculiar entramado donde se muestran y esconden cosas a partes iguales.

Una gran Aline Küppenheim (Barcelona, 1969) interpreta a la perfección a esta mujer de clase alta y sus vicisitudes, dicha interpretación le otorga el premio a mejor actriz en el festival de Tokio 2022. Intriga digna de Hitchcock, construida con personajes circundantes que representan todos los estamentos y situaciones. Hundirse y no ver lo que pasa se convierte en la tónica habitual. Verlas o no quererlas ver, es elección de cada cual. La protección a la familia se convierte, más si cabe, en una prioridad. Desde las películas en el salón hasta los momentos del acantilado, todo se torna en destilado de misterios y secretos.

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Una actuación con la que empatizamos de inmediato en su intento de integrar dos mundos diametralmente opuestos. No la asusta ni la policía, ni los bares de carretera, ni la búsqueda de antibióticos, bordeando de forma peligrosa y modo elegante, el toque de queda.

Otro momento que muestra esta dicotomía es el que sucede en el barco donde se escucha por un momento: parásitos, traidores a la patria. La clase privilegiada estaba dispuesta a sacrificar la democracia en pos de continuar con estos privilegios. En ese instante vemos en sus ojos que algo despierta, preguntándose cómo es posible vivir desde ahí. La dictadura se empieza a colar en la cotidianidad, su sensibilidad hace que todo cambie.

En ese discurso generalizado que condena a la tiranía y al golpe militar, los extremistas siguen siendo un gran peligro. La fragilidad de la democracia muestra la división social en un sistema de libre mercado con tan poco control ni regulación del Estado. En este punto vemos su labor social, cuidando de un enfermo peligroso sin saber quién es.

Esa incapacidad se contrapone con sentimientos y emociones, generándose un vínculo a pesar de lo contradictorio de la situación. Y como dice el Kanka (Málaga, 1982) en una de sus canciones aplique lo que aprenda del error, suelte el fusil y ataque, a ser posible con amor.

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La nominación a los Goya no fue casualidad. No representa tan solo a la película, sino a todo un país. Supone una responsabilidad. Ventana para el mundo que posibilita una mayor difusión. El verdadero premio es alcanzar un mayor ratio del que en principio pudiera abarcar.

El cine es dinámico como la política, se mueve entre fronteras. Un país aparte sin territorio definido, en el que el consenso y el diálogo son fundamentales. En el caso que nos ocupa, la desinformación y la búsqueda de igualdad son los problemas a los que se ven abocados los personajes que, lamentablemente, solo pueden acceder a un tipo de información, dependiendo de los recursos y medios de que dispongan.Su manipulación se convierte en un auténtico campo de minas.

Lograr que los protagonistas se muevan en un contexto inestable con problemas sociales y económicos es el reto de esta película que supone un canto a la esperanza. Conseguir un país más igualitario, esa es la auténtica misión.

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Ficha técnica:

1976 ,  Chile, 2022.

Dirección: Manuela Martelli
Duración: 95 minutos
Guion: Manuela Martelli, Alejandra Moffat
Fotografía: Soledad Rodríguez
Música: Mariá Portugal
Reparto: Aline Küppenheim, Nicolás Sepúlveda, Hugo Medina, Alejandro Goic, Antonia Zegers, Carmen Gloria Martínez, Marcial Tagle, Amalia Kassai, Gabriel Urzúa, Mauricio Pesutic

2 respuestas a «1976»

  1. El film 1976, cinematograficamente esta bien logrado en su efectos tenicos, la actuacion de la protagonista es excelente. El problema es en la tematica que expone, como varios de losultimos films chilenos.La teoria de los dos demonios. En los centros de recordar aquel genocidio (igual al nuestro), lo exciben asi. Y todos sabemos que la burguesia fue parte de esa masacre por defender sus intereses .Cuentan algunos chilenos que hoy desarrollan la historia del genocidio, como en este film. Una heroina de la burguesía, lucha, arriesgando su vida, por los condenado, siempreen la ficcion..TDebemos obligarnos a no perder los films de Patricio Guzman.

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