Críticas

El discreto encanto de la legión

Marchar o morir

March or Die. Dick Richards. Reino Unido, 1977.

 Después de rodar una apreciable aproximación al universo de Raymond Chandler en Adiós, muñeca (Farewell, my Lovely, 1975), con toda su ornamentación estilística retro, puesta de moda en aquella época (Chinatown y Como plaga de langosta), el huidizo cineasta Dick Richards entregó un amargo retrato sobre la Legión Extranjera Francesa en Marchar o morir (March or Die, 1977), un filme de aventuras coloniales transfigurado en el último hurra de su personaje capital.

La película llama la atención por un reparto atractivo pero algo estrafalario. Dick Richards, buen director de actores, saca partido a su heterogéneo elenco, pese al choque de tonos y características interpretativas. Lo encabeza el rocoso y genial Gene Hackman, como el comandante Foster. El actor norteamericano se encontraba en un momento álgido de su carrera, en constante alza y con papeles de mucho peso temperamental. Aquí, con un aporte psicológico profundo, encarna a un oficial seco e introspectivo que lleva el aura militar muy comprometida. Hackman apuntala su rol en el ocaso de un hombre que ha cumplido con su tarea. Pese al carisma del actor y la ambigua significación de su propósito, cuesta desentrañar el misterio de su esquiva personalidad. El espectador no tiene datos sobre su pasado. Al comienzo de la cinta lo vemos regresar a París, cabizbajo y con los demonios revoloteando en sus entrañas tras participar con sus legionarios en la crudeza de la Primera Guerra Mundial.

Como contrapunto y contrapeso a Foster, demasiado impermeable, irrumpe el simpático y risueño Terence Hill, estrella del western europeo que encarna al truhán, seductor y landronzuelo Marco, alias El Gitano. Un tipo dotado para la acrobacia que se alista en el ejército para evitar una condena por pillo. El toque femenino lo aporta, con la elegancia y majestuosidad que la caracteriza, la gélida Catherine Deneuve, que da vida a la sofisticada y sensual señorita Pickard. En una actuación secundaria, Max von Sydow, recientemente fallecido, se mete en la piel del explorador y arqueólogo François Marneau, que busca incansablemente los restos de una mujer denominada la Juana de Arco bereber. En el bando de los árabes, el actor británico Ian Holm es El Krim, un mehib empeñado en unir a todas las tribus del desierto marroquí para pelear contra la invasión extranjera.

El ministro del interior francés ordena a William Sherman Foster viajar hasta la zona de Erfoud (Marruecos), protegiendo una actividad arqueológica después que una primera expedición fuera reducida por el levantamiento de las tribus que lidera El Krim. Foster se traslada a regañadientes y molesto por su cometido. Él está orgulloso de sus hombres y presume que la legión es el ejército mejor organizado del mundo. Su lema es «marchar o morir». Además de la tropa necesaria, en la que está incluido Marco, que se convierte en una figura pintoresca por su chulería, aplomo, osadía y sentido del humor, le acompaña Mademoiselle Pickart, con la intención de recuperar a un hombre y al buscador de reliquias y tesoros. Todos ellos estarán concentrados en la fortaleza que la Legión Ffrancesa tiene en Erfoud. Una localización en la que se desarrollará la parte más combativa del relato.

La película es una reflexión sobre el deber, la lealtad, el orden, la disciplina y la aplicación de las reglas del juego concernientes a los patrones que rigen en la legión. Por otra parte, el filme tiene su carga antimilitarista y denuncia la intervención del ejército de élite al servicio de misiones que quieren expoliar tesoros ajenos. Un bloque que plantea una hibridación entre el cine bélico y de aventuras sin descuidar el aspecto ensimismado que concierne al Mayor Foster.

Marchar o morir es un filme espectacular, muy bien rodado, con escenas de desierto estupendas, que toca asuntos mayores cuando entra en el terreno de la política y el colonialismo, que incluye un tontorrón affaire sentimental entre Deneuve y Terence Hill (que no se cree su valiente y obstinado papel) y que profundiza en la amargura de un personaje como Foster, al que el guion y la actuación de Hackman le proporcionan munición suficiente para componer un ser inconformista y rebelde, pero que acata las órdenes que le mandan.

El largometraje concluye con una sensacional secuencia de batalla con los legionarios asediados en un remoto paraje por todas las tribus comandadas por El Krim, dispuestas a no dejar que los invasores se lleven sus posesiones. Un enfrentamiento magníficamente filmado, con una estupenda coreografía de movimientos de masas y cuyo resorte humano vuelve a tener en Foster la clave del filme, al quedar paralizado justo cuando la turbamulta bereber acecha la posición defensiva de los soldados, sin tomar decisiones y retrasar la orden de combatir al estar inmerso en su encrucijada mental y moral.

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Ficha técnica:

Marchar o morir (March or Die),  Reino Unido, 1977.

Dirección: Dick Richards
Duración: 102 minutos
Guion: David Zelag Goodman
Producción: Columbia Pictures
Fotografía: John Alcott
Música: Maurice Jarre
Reparto: Gene Hackman, Terence Hill, Catherine Deneuve, Max von Sydow, Ian Holm, Jack O’Halloran, Rufus, Marcel Bozzuffi, André Penvern

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