Críticas

Terror sin complejos

Maligno

Malignant. James Wan. EUA, 2021.

Póster promocional de MalignoJames Wan regresa al hogar. El director ha dado muchas vueltas en los últimos años, y tocó diferentes palos en su cine, siempre enfocado al espectáculo con sello propio. La saga Fast and Furious y el aguerrido Aquaman de Warner/DC han sido alguna de sus paradas más exitosas en los últimos tiempos.

Algunos tendrán en bastante estima esos intentos de Wan de salirse de la zona de confort, pero, sinceramente, también somos unos cuantos los que echamos de menos los orígenes del cineasta malayo. Añoramos al mago, titiritero, maestro del horror que nos ha dejado algunas piezas clave del género de los últimos años. Es en este entorno siniestro donde encontramos al mejor Wan. Y, es curioso, en todas sus películas, ya sean mejores o peores (eso ya es a gusto del consumidor), siempre se nota un amor auténtico por el oficio de hacer cine. Pero no hay, en mi opinión, mejor versión del creador de sagas, como Saw o el universo de los Warren, que contando historias escalofriantes.

Así que jolgorio y algarabía, porque James Wan vuelve al terreno donde más alegrías ha proporcionado al espectador, armado con una película tan sacada de quicio que resulta contradictoria en su acabado, pero que al mismo tiempo es una declaración de amor absoluta por el horror, mezcla imposible (puede que hasta indigesta) de referencias, influencias y fetiches personales del director.

Maligno (James Wan, 2021) deja para el recuerdo el trabajo de un director sin ningún tipo de filtro ni atadura, regreso por todo lo alto de un maestro moderno del género reclamando su trono de manera expeditiva, tirando de cinefilia como arma infalible. Demuestra en cada plano amor y pleitesía por las bondades del horror, incluso sus facetas enervantes y ridículas, y las eleva a la enésima potencia con un descaro digno de admiración. James Wan, a estas alturas, tras toneladas de éxitos, ha conseguido lo que sueñan muchos directores: hacer la película que le ha dado la gana.

El estilo macabro de James Wan

Por supuesto, esto tiene sus peligros. Pero centremos nuestra mirada, primero, en las cosas buenas que ofrece el sangriento espectáculo de Wan. Maligno es un recorrido por alguno de los lugares comunes más celebrados de la historia reciente del género de terror. Tenemos pasados neblinosos, huérfanos, secretos, mad doctors y asesino esquivo, mezclado todo esto con algo de toque paranormal. La impactante escena inicial deja claras las cartas con las que juega el director, hace cómplice al público de forma brillante y establece pistas que alimentan la imaginación del espectador a lo largo de todo el metraje. La película invita a elucubrar, cosa muy efectiva en estos tenebrosos pastos, pero consigue un efecto realmente perturbador: es, al mismo tiempo, premeditadamente predecible y capaz de romperte los esquemas de forma no menos eficaz.

Con un par de pases de magia y participación del entregado público, James Wan se las apaña para que traguemos con todo, con cada giro inesperado, con cada explicación delirante. A base de estética derrumbamos del todo la famosa suspensión de la credibilidad y abrazamos sin tapujos los sinsentidos de la propuesta.

Tras un buen puñado de películas, es imposible negar la solvencia visual, la identidad propia, del cine de Wan. Sus obras son pura personalidad y, en ese sentido, Maligno es la esencia del director elevada a la enésima potencia. Los escenarios decadentes de perversa belleza recordarán a las ensoñaciones puramente estéticas de Dario Argento, incluido el atuendo del asesino, traslación de la imagen del Giallo a la modernidad. Es lo visual el elemento con el que convence, con el que aturde, con el que demuestra que hay pocos con tanto ingenio de trilero para que el espectador asienta hipnotizado a cualquiera de los numerosos desvaríos de un guion lleno de piruetas argumentales pilladas con alfileres.

Maligno, el terror según James Wan

Como comentaba, es una película contradictoria, y todas estas virtudes se pueden transmutar en puntos flojos que destruyan el visionado de Maligno. Porque hay algo fundamental en la película: o se aceptan las reglas, en ocasiones evidentemente estúpidas, del conglomerado conceptual de Wan, o Maligno es hasta insultante por exceso. Los juegos del director con los arquetipos del género solo funcionan si se es cómplice, y admite el espectador la diversión de montaña rusa sangrienta y sin complejos que ofrece. Si no se crea esa conexión, no hay salida. Maligno es un desastre mayúsculo.

Esta sensación se agrava con el giro final de la película, puerta a un clímax absolutamente salvaje, que cambia el tono y se acerca sin miedo a una especie de adaptación ultraviolenta de Carpenter en su faceta gamberra. Puede ser la memez más enorme que has visto en tu vida o un ejercicio de libertad creativa brutal, honesto y fuera de quicio. Personalmente, me quedo con esa última cara. Admito que Maligno me divirtió con sus absurdeces, porque ofrece un mejunje de ideas tan loco que, aunque en ocasiones no funcione, hay tantas ganas de pasarlo bien en la película de James Wan que acepté sin miramientos el alma desinhibida y extravagante que atesora.

Maligno no es, ni de lejos, la mejor película de James Wan, pero sí que es, en cierto modo, en la que el autor se ha sentido completamente cómodo y descocado para cumplir como homenaje al género que le ha dado reconocimiento. Un punto de encuentro entre Argento, la deformación cárnica de Cronenberg o incluso el espíritu burlón de los giros imposibles de Hitchcock. Momentos de tensión, belleza onírica y siniestra, conjugan, a veces muy forzadamente, con otros realmente perturbadores y malsanos, producto de un tipo que cree hasta las últimas consecuencias en su modo de hacer cine.

Personalmente, agradezco mucho esa valentía, a pesar de lo irregular de Maligno, sobre todo en la parte final de la película, que aturde por ruidoso. Es genial encontrar versos libres en el cine, en cualquier género. En estos últimos tiempos de cambio, parece que se tiende a la intelectualización del terror, al mensaje o la forma por encima del espíritu. Películas como Maligno regresan a lo básico, con un extra de perversa diversión. Así que, a pesar de los tropiezos, James Wan me tiene en su equipo.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Maligno (Malignant),  EUA, 2021.

Dirección: James Wan
Duración: 111 minutos
Guion: Ingrid Bisu, James Wan, Akela Cooper
Producción: Atomic Monster, Boom Entertainment, Boom! Studios, Starlight Culture Entertainmen
Fotografía: Michael Burgess
Música: Joseph Bishara
Reparto: Annabelle Wallis, George Young, Maddie Hasson, Jake Abel, Jacqueline McKenzie, Michole Briana White, Paul Mabon, Ingrid Bisu, Rachel Winfree, Jon Lee Brody, Paula Marshall, Patrick Cox, Emir García, Amir Aboulela

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