Festivales 

Locarno 2021

Festival Internacional de Locarno 2021

La 74º edición del Festival de Cine de Locarno será recordada como un nuevo comienzo dentro de esta transición hacia la normalidad, ante la excepcional situación creada por la COVID-19. Después de un 2020 vivido como un impasse sin precedentes, el cine regresa y todos, desde los diferentes ámbitos del sector, lo sentimos y vivimos con más fuerza y anhelo, como si, de alguna manera, volviésemos a descubrir y reafirmar aquello que en algún momento nos unió para siempre al séptimo arte. Han sido momentos para la reflexión y autoindagación, que han propiciado el regreso a lo esencial a partir de lo universal. Por todo esto y tras dos años que han parecido una eternidad, la Piazza Grande se ha vuelto a engalanar con su astronómica pantalla para 8000 espectadores, que desde la pesadumbre y las sombras ha brillado con más esplendor que nunca, y lo ha hecho por todos y para todos. Los cines de la localidad suiza han reabierto sus puertas para proyectar 209 películas, representación de un cine que desde hace ya 74 años distingue a este festival por su disruptiva y radical libertad creativa, cuya selección, de nuevo, se ha diseñado tras una dilatada mirada, bajo el empeño de exploración de la variedad de un medio cada vez más insondable.

A la vez, se abre una nueva etapa para el festival con el relevo en su dirección artística. Si en 2020 tomaba posesión del cargo Lili Hinstin, ahora es Giona A. Nazzaro quien se pone al frente. Otra singularidad de esta edición viene marcada por la ventana online abierta para la prensa que, por las dificultades obvias de la pandemia, no hemos podido viajar hasta Locarno para disfrutar del festival de manera presencial. La programación disponible a través de esta librería digital para la crítica, a la que EL ESPECTADOR IMAGINARIO ha tenido acceso, no ha contado con la totalidad de las películas programadas, debido a los diferentes intereses de las productoras responsables de los filmes. De esta manera y como ejemplo, no hemos podido visionar Vengeance Is Mine, All Others Pay Cash, de Edwin (Indonesia/Singapore/Germany, 2021) ganador del Leopardo de Oro, el premiado por el jurado A New Old Play (Qiu Jiongjiong, 2021) o la película del honrado como mejor director, Abel Ferrara, con Zeros and Ones (2021).

Sin embargo, gracias a esta posibilidad de visionado online, podemos destacar aquí otras obras importantes dentro del certamen. Son dos las películas que por motivos tan dispares como de peso merecen la pena ser destacados por encima del resto: La pesadilla en stop motion Mad God, de Phil Tippett y la singular marcianada de Chema García Ibarra en Espíritu sagrado, la cual ha conseguido una mención ex aequo junto a Soul of a Beast (Lorenz Merz, 2021), única película suiza incluida dentro de la Competencia Internacional. Con este segundo largometraje, Lorenz Merz nos sumerge en la atropellada vida de Gabriel, un joven que se enfrenta a la difícil tarea de ser padre de manera unilateral, que intenta, en vano, estar a la altura en los cuidados de su hijo. Entre tanto, alterna con las inquietudes e ideas descerebradas de cualquier joven, como puede ser surfear las calles de la ciudad en su monopatín, arriesgando su vida tras cada semáforo en rojo. Soul of a Beast es un viaje directo a la combustión de la adolescencia, a las noches infinitas de un verano sofocante en las calles de Zurich, que acaban con devaneos amorosos, de esos que rara vez terminan bien o episodios lisérgicos en las instalaciones de un zoo, con una gran simbología tras los animales salvajes enjaulados. Detrás de cada una de las correrías de Gabriel, está la esencia de la fuerza e indomabilidad de la juventud, exaltado por un tono dramático y un nerviosismo potenciado por los recursos visuales, que vertebra el film en toda su dimensión, desde sus personajes a las propias situaciones a las que se ven abocados. Estados mentales alterados que evocan la incapacidad de control. Entre tanto, una voz en off que habla en japonés con un pretendido toque de profundidad y reflexión, como interludios que otorgan cierto sosiego ante el devenir.

Soul of a Beast
Brotherhood

Dentro de la sección Cineastas del Presente, cabe destacar la premiada como mejor película, Brotherhood (Francesco Montagner, 2021). El film documental coming of age explora la forma de vida de la comunidad musulmana en Bosnia, y más concretamente la relación de una pequeña familia formada por un padre, islamista radical acusado de proporcionar apoyo al ISIS, y sus tres hijos. Conocemos sus rutinas en torno al cuidado de una granja de ovejas, sustento de la economía familiar y, por otro lado, el rezo del Corán como prioridad detrás de una filosofía de vida entregada a la fe. El trabajo de Montagner con sus cuatro protagonistas es un retrato profundo en el que la cámara, invisible para sus personajes, consigue un acercamiento honesto frente a su evolución y desarrollo, de tal manera que cualquiera que visione el film sin saber que estamos ante un documental, podría creer que se trata de una ficción. Montagner filma los cambios que se van dando en los tres hermanos, tras la ausencia del padre. No solo sus transformaciones físicas evidencian el paso del tiempo, también se hacen palpables las pulsiones de cada uno de ellos y su percepción sobre cómo debería de ser su futuro. A través de sus rutinas, las cuales vemos una y otra vez, ocurren los cambios en cada uno de ellos y es esta transformación a cuentagotas lo más interesante de la cinta. La relación entre los hermanos saca a la luz los conflictos y las trabas, como consecuencia del autoritarismo patriarcal con exacerbadas creencias religiosas, base de la confrontación entre la libertad individual y el sendero de la fe junto al sentimiento de comunidad. La posibilidad de elegir a pesar de todo.

Nebesa
Nebesa

Otra de las cintas más atractivas dentro de la competencia principal es la serbia Nebesa (Heavens Above, 2021) de Srdjan Dragojevic, conocido por su multipremiada Parada (2011). La trama se centra en Stojan (Goran Navojec), quien vive junto a su mujer e hija en un poblado de refugiados de la Guerra de los Balcanes. Reconocido por todos como un santo y muy buena persona, sufre un inesperado y extrañísimo incidente en su rutina diaria, en la que debe trasladar la única bombilla que poseen de una estancia a otra. Un halo blanco y luminoso aparece sobre su cabeza y a partir de ese momento, hará todo lo que esté a su alcance para deshacerse de él. Este punto de inflexión cambiará por completo la vida de Stojan y es aquí donde entran en juego las creencias y supercherías de su mujer, quien, con la ayuda de una amiga y un santero, convencerá a Stojan para transformarse, a través del pecado, en un ser ruin e infame. Son tres los episodios que abarcan el periodo desde 1993 hasta 2026, transición y evolución de Stojan y su entorno, como paralelismo del fenómeno en el que después de más de 50 años de comunismo, la población está volviendo a las creencias religiosas del cristianismo. Estamos ante una cinta ecléctica con multitud de subtexto, alegorías y simbolismos, en la que el humor también se transforma y es cada vez más mordiente y negro. El cristianismo y conceptos tan manidos como el bien y el mal adquieren nuevos sentidos cuando son confrontados con los valores de la sociedad actual. ¿Cuáles son los nuevos dioses en los que la gente cree?, ¿qué es lo que realmente mueve las consciencias?, ¿cuáles son los milagros en la actualidad?

The River
The river

The River (Al Naher) de Ghassan Salhab, es la tercera parte de un tríptico dedicado a los espacios, formado por The Mountain (2010) y The Valley (2014). Una pareja come en un restaurante de campo situado en un lugar de montaña en el Líbano, mientras el tiempo pasa sin apenas diálogos. Las miradas entre ellos y hacia el cielo parecen decirlo todo. El silencio interrumpido por el sonido de aviones de combate es parte de algo que está muy presente, pero no se menciona. Tras terminar de comer se adentran en la montaña, en lo que resulta ser un paseo hacia ningún lugar, simplemente deambulan. Podrían ser como fantasmas que vagan por un camino que no va a ninguna parte, el espacio parece un limbo. Porque The River es pura sugerencia, los escasos diálogos versan sobre recuerdos de una vida en pareja, de instantes significativos, de sueños premonitorios, nostalgia y faltas de entendimiento. Los silencios son tan importantes como los diálogos. Tal vez más. Las emociones no afloran ahora, parecen haber quedado en otro lugar o haberse apagado. Todo en ese paraje es tenue, parece ahogado. El espacio nos habla de ellos, de su sexualidad, de su pasión moribunda, del vínculo magnético que les separa para volver a unirlos. Y tras esto, una determinación impera, ellos continúan su paseo, a veces juntos, otras separados, para volver a encontrarse en diferentes partes del camino, hasta llegar a una cueva que lleva a un río. Puro simbolismo. Un recorrido misterioso que los acompaña hasta que llega la noche, envuelto en una atmósfera irreal.

La place d'une autre
La place d’une autre

Una de las piezas visionadas, más clásicas, con mirada rigurosa, es la tercera película de la directora Aurélia Georges, La Place d´une autre es una reactualización de la novela The New Magdalen (Wilkie Collins, 1873), que traslada el relato a la Primera Guerra Mundial. El contexto social y económico no tiene una relevancia primordial, pero sí es el acuciante para el sobrevenir de sus personajes, cuya prioridad por encima de todo, es la supervivencia. Nélie, intepretada por Lyna Khoudri, es una joven que busca desesperadamente un trabajo en el París de 1914. Tras una mala experiencia como sirvienta, termina en la calle, donde la prostitución es su única salida. Sin embargo, pronto es acogida por la Cruz Roja y comienza a trabajar como enfermera atendiendo a los heridos en el frente de batalla. Una noche llega al refugio Rose, una viajera quien le cuenta a Nélie el motivo de su travesía, pero el infortunio hace que tras un bombardeo resulte herida de muerte. Es entonces cuando Nélie decide salir de allí, haciéndose pasar por Rose, en busca de un futuro mejor. Aurélia Georges nos plantea un juego de suplantación de identidades del que somos cómplices, en el que las diferencias de clases y las relaciones enmarañadas dentro del poder burgués constituyen una cinta moralista, cuya mejor virtud está en su cuestionamiento sobre la defensa de la verdad cuando no existe poder social o económico.

Criatura
Criatura

El Leopardo de Oro al Mejor Cortometraje suizo ha sido para Criatura, realizado por María Silvia Esteve, ganadora de numerosos premios con su opera prima Silvia (2018), un documental sobre la figura de su madre y su recuerdo. Criatura es una pieza evocadora, es un despertar, una despedida y un regreso a casa. La directora argentina combina imágenes de una pareja en diferentes momentos de su relación, los más románticos y también los más tristes. Imágenes reverberadas como recuerdos difusos. Una entidad que se disgrega, rojo sangre, desesperanza. Tiene que regresar a casa, esa niña interior que escuchaba llorar, ahora la invita a regresar para volver a reconocerse. Algo monstruoso en las profundidades insondables de la mente. Cuando la oscuridad aparece, solo hay lugar para el dolor. Una entidad mutable que vemos desde la distancia para volver a la luz.

Mis hermanos sueñan despiertos
Mis hermanos sueñan despiertos

Mis hermanos sueñan despiertos (Claudia Huaiquimilla, 2021) transcurre entre los muros de una prisión para adolescentes. Una ficción que, a la vez, es una rotunda reivindicación, una protesta. El film se aleja del género carcelario lleno efectismos y disputas entre presos, para crear el retrato íntimo de Ángel (Iván Castro) y Franco, dos hermanos reclusos que comparten su rutina diaria con otros jóvenes con los que mantienen una relación de protección, un vínculo fraternal de auténtica amistad. Junto a sus reflexiones descubrimos cuáles son sus anhelos, traumas y carencias afectivas. Momentos de auténtica introspección, en los que la mente proyecta siempre hacia afuera de los muros inquebrantables. La añoranza y la necesidad de la madre es uno de los temas principales, sobre todo reflejada en el personaje de Franco, algo que vive como un auténtico tormento. Existe una secuencia central en la que una de las asistentes que trata con los jóvenes realiza un ejercicio, a través del cual los invita a trasladar su mente a una montaña y es allí, jugando al fútbol con los amigos y riendo, donde se imaginan en un futuro. Porque para ellos, los tiempos que están por venir representan la libertad. El personaje de la asistente, que hace las veces de psicóloga y profesora, representa la indignación ante un sistema carcelario homicida e irresponsable que deja en último término el concepto de reinserción. Mis hermanos sueñan despiertos es un llanto ahogado que presenta la situación real de esos jóvenes que no encuentran lugar en una sociedad que hace invisibles a los que más lo necesitan.

Zahorí
Zahorí

Para finalizar este repaso, cabe destacar Zahorí (2021), primer largometraje de la argentina Marí Alessandrini. Un western patagónico contemporáneo con una sensibilidad extraordinaria, cuyo protagonista es el canto a la diversidad y la naturaleza. Mora es una niña de trece años que vive en un lugar recóndito de la estepa patagónica junto a su hermano Himeko y sus padres, dos veganos de procedencia italiana. Los dos hermanos recorren a diario una gran distancia para poder llegar al único colegio del lugar. La relación de Mora con sus compañeros no es buena, la discriminan por ser mujer de tez blanca, no puede jugar al fútbol con los demás y nunca podrá llegar a ser gaucha como ella anhela. Sus padres tampoco la entienden, están demasiado ocupados en sus discusiones maritales como para atender sus necesidades emocionales. Sin embargo, Mora tiene un vínculo de auténtica conexión con Nazareno, mapuche solitario que recorre la zona junto a su caballo Zahorí. La desaparición de Zahorí marca un punto trascendental, todo queda en un segundo plano. Es precisamente el caballo y los episodios en que Mora consigue acercarse a él, la señal que hará que la niña afronte su destino ante su necesidad de independencia y ruptura con lo establecido. Travesía coming of age con resonancias de la cultura y espiritualidad mapuche, el hablar de la Tierra y su sentir ante la identidad negada.

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