Críticas

Mezclando géneros

Little Monsters

Little Monsters. Abe Forsythe. Australia, EUA, Reino Unido, 2019.

La mezcla de elementos que normalmente están en una situación de incomunicabilidad puede llevar, si bien no siempre a un resultado positivo, por lo menos a una condición de interés, entendido aquí en tanto momento en el cual nos damos cuenta de nuevas posibilidades que el medium nos puede otorgar. Esta cuestión de “ser interesante” conduce también a una lectura nueva, basada no ya en un canon preestablecido, sino en la necesaria nueva mirada que pone de manifiesto el carácter híbrido de la obra; esta condición de lo transversal nos impide entonces acercarnos a través de pautas ya bien conocidas, y no nos permite utilizar una modalidad de juicio que no tenga en consideración los diferentes puntos de vista que se establecen tanto en la producción como en la fruición del producto. Cuidado: no se trata de obras que insertan unos detalles de otros géneros, sino de aquellas en los cuales los géneros se entremezclan hasta hacer imposible una escisión de ellos sin que la estructura se derrumbe.

El caso de Little Monsters nos ayuda a llevar a cabo esta necesaria visión polifacética y a apreciar todos aquellos elementos que, de por sí, forman parte de géneros distintos. Efectivamente, la obra podría parecer una simple historia de amor, pero la presencia de zombis hace que se mueva en el territorio del horror. ¿Comedia? ¿Sátira? Resulta difícil llegar a un resultado claro y, por esta razón, la estructura global le entrega al espectador una visión, sí, caótica pero bien calibrada. Esta situación se debe también a la presencia de personajes que, de por sí, funcionan; si se resaltan sus características un poco fuera de lo común es porque estamos en el campo no solo de la sátira, sino de lo grotesco. Todo encaja, entonces, en este caos.

Pero la película, en lo que a los personajes se refiere, es también analizable en tanto Bildungsroman: el personaje principal, Dave (Alexander England), se ve transformado de su situación psicológica inicial (cínico, sin futuro, incapaz de funcionar como elemento de la sociedad) a la final (más apertura mental, capaz de aceptarse, maduro). Esto es algo que normalmente no encontramos en los topoi del horror, ya que si de cambio hay que hablar, este se materializa en la descubierta de nuestras habilidades, en lo que se refiere a la supervivencia (pero, ¿no es madurar ya una demostración de saber sobrevivir –tal vez solo vivir– en la sociedad?). El rol protagónico de este genero va a Miss Caroline (Lupita Nyong’o), quien efectivamente no pasa por un cambio radical desde cuando nos es presentada hasta cuando nos despedimos de ella: perfecta superviviente, lo que vemos es una actuación de algo que ya está en ella, y no una transformación radical.

En lo que se refiere a la cuestión rosa, la presencia de los cánones de las películas de amor, podemos ver cómo lo que intenta hacer el director es variar la estructura. Si la situación inicial de Dave es la de verse dejado por su novia, su encuentro con Miss Caroline no se puede leer como una situación de amor a primera vista. Lo que él quiere es simplemente tener una relación sexual con ella, ya que por lo que se siente atraído es la hermosura (imposible no notarla) de ella, una hermosura cándida y casi virginal. Nótese que estos dos adjetivos sirven para presentarnos el personaje desde un punto de vista exterior, mientras que, una vez que, como Dave, nos hayamos acercado a su psicología, podremos ver cómo esta inocencia solo es un aspecto profesional (ella es maestra de una guardería), aspecto que se ve contrarrestado por un carácter más bien maduro y adulto (todo lo contrario de Dave).

Finalmente, la presencia de los zombis no es un simple recurso que ayudaría al director (y guionista) a hacer que la historia avance. El horror está presente, es real, y es por esta razón que el carácter satírico y grotesco logra funcionar. Los zombis matan, se comen a las personas vivas, así como los animales, y representan la muerte, la presencia de una falta completa de orden (universal), con el resultado de volver inestable la estructura social en la que vivimos. El hecho de hacer que el público ría de las situaciones que se van armando a lo largo de la historia no es la concreción de una broma contra estas criaturas de nuestro imaginario colectivo, sino una reelaboración de su estatus en relación a una visión más carnavalesca, sin que, por esta razón, surja una desmitificación de su peligrosidad.

Película ligera, entonces, que no pide formar parte del panteón de las obras cinematográficas más importantes (tan solo de esta década), y que sin embargo, por esta razón, logra salir de los cánones y dejarse transportar por la imaginación (muchas veces fea y sucia) y regalarles a los espectadores unos momentos de entretenimiento, sólido y peculiar al mismo tiempo. Nos divertimos, así, y sin llegar a la altura técnica de Shaun of the Dead (2004) sí nos acercamos bastante, lo cual, para la la historia de aquellas películas que entremezclan géneros diferentes (y dispares), es un gran resultado.

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Ficha técnica:

Little Monsters (Little Monsters),  Australia, EUA, Reino Unido, 2019.

Dirección: Abe Forsythe
Duración: 94 minutos
Guion: Abe Forsythe
Producción: Jodi Matterson, Bruna Papandrea, Steve Hutensky, Keith Calder, Jessica Calder
Fotografía: Lachlan Milne
Música: Piers Burbrook de Vere
Reparto: Lupita Nyong'o, Alexander England, Kat Stewart, Diesel La Torraca, Josh Gad

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