Viñetas y celuloide 

Las caras de Batman

Hace unos días DC reveló a los ávidos fans el primer adelanto de la próxima película de Batman, dirigida por Matt Reeves y protagonizada por Robert Pattison. La decisión de que el conocido actor fuese el hombre tras la máscara provocó ríos de tinta y sonadas polémicas, pero al final parece que el tono elegido por Reeves para su filme ha conseguido que los escépticos superen sus prejuicios y, de momento, muestren cierto entusiasmo por lo que promete ser un éxito seguro de taquilla.

Lo cierto es que la controversia sobre las decisiones acerca del actor encargado de interpretar al traumatizado Bruce Wayne no son precisamente novedad. Aprovechando el regreso del icónico protector de Gotham, proponemos el viaje por el tiempo y el recuerdo de todos los que se atrevieron a portar el manto del murciélago en la ficción. Sí, es cierto, dejamos a muchos en el tintero. Apariciones en series de televisión modernas (Como Gotham o Titans) y las versiones animadas quedan fuera del espectro. Cuestiones de espacio, queridos lectores.

EL PRIMER BATMAN EN LA PANTALLA

Desde que Batman apareciese en el número 27 de Detective Comics en 1939, su poderosa y nocturna imagen caló de manera profunda en el imaginario ficcional de los lectores. En esencia, aquellos primeros superhéroes del cómic eran la revisión de los personajes extirpados de los seriales pulp, auténticos fenómenos de las emisiones radiofónicas antes de la llegada de la televisión como gran medio de comunicación de masas.

El primer Batman de la pantalla grande

Tanto fue el éxito del implacable justiciero que pronto se decidió lanzar a Batman a su propio serial cinematográfico. Como decíamos, la televisión no era precisamente a principio de los 40 el omnipresente aparato en cada casa, así que esta clase de productos se estrenaban en los cines como previo a las películas de la cartelera.

El primer actor que se enfundó la capa del murciélago fue Lewis Wilson, en el serial que duró quince episodios producidos por Columbia Pictures. El producto final queda para la historia como curiosidad delirante, puesto que la escasez de presupuesto y las limitaciones de la época distan bastante de las intenciones de trasladar las intrépidas aventuras de Batman a la imagen real. Además, como casi todos los seriales creados en aquella época, el fuerte tono propagandístico, con los Estados Unidos inmersos en la Segunda Guerra Mundial, hacen el visionado algo indigesto.

Cambios importantes, como el hecho de que el justiciero fuera un agente al servicio del gobierno, trastocaban la esencia del original creado por Bill Finger y Bob Kane. A pesar de estos tropiezos conceptuales, sí que es cierto que introdujo aspectos que han quedado como canónicos a lo largo de la historia del Caballero Oscuro, como la aparición de la Baticueva o el aspecto de Alfred, representado hasta entonces como un hombre pasado de peso en la páginas del cómic.

A pesar de sus muchos tropiezos, el serial fue un éxito, y consiguió una secuela en 1949, con Robert Lowery en el papel del héroe, y que recibió el título de Batman y Robin.

AQUELLOS LOCOS AÑOS 60

La serie de los años 60 se ha convertido en un objeto de culto con el paso del tiempo. Hija de su época, el producto es una colorida alucinación pop que ha marcado a varias generaciones. Lo cierto es que poco tiene que ver con la imagen de Batman como oscuro vengador nocturno, y el tono de la serie, emitida de 1966 a 1968 con 120 episodios en total, se centra en la comedia y las situaciones disparatadas.

Entre el absurdo «talento» detectivesco y los descabellados planes de la pintoresca galería de villanos, cada episodio se convierte en auténtico desbarre que provoca sentimientos dispares, entre la perplejidad y la risa. Las míticas escenas de acción llenas de referencias comiqueras y la banda sonora, que es parte de la cultura popular por méritos propios, redondean esta esencia de producto de culto.

Batman y Robin en los 60

 

Muchos son los que reniegan del espíritu burlón de la serie, pero, para ser justos, las rocambolescas historias de Batman y Robin en estos 120 episodios no difieren mucho del tono que impregnaba las páginas del Batman de la viñeta durante esa época, alejado del aspecto gótico y casi vampírico de los primeros años de carrera del personaje.

BATMANÍA

En 1989 el cine de superhéroes no era, ni de lejos, la máquina de hacer dinero que es hoy en día. Pocas productoras apostaban por adaptaciones del noveno arte, y los pocos productos que llegaban a las pantallas tenían resultados entre lo cómico y lo insultante. Salvo excepciones, como el innovador Superman de finales de los 70, dirigido por Richard Donner, los héroes en la pantalla eran un yermo de falta de presupuesto sustentado en la idea de que el espectador que llega desde el cómic no es muy exigente.

Pero entonces apareció Warner, que tiró la casa por la ventana con la ambiciosa adaptación del torturado héroe de DC. Como director de orquesta, Tim Burton, joven realizador que ya había demostrado ser dueño de un surrealista universo personal, perfecto para la adaptación de la oscuridad inherente al cruzado de la capa.

Que Burton tenía una idea muy determinada de lo que significa Batman quedó claro desde los primeros compases de la producción, y certificó las preferencias personales para hacer un Caballero Oscuro a su imagen y semejanza al imponer el papel protagonista. Nadie apostaba porque el papel recayese en las manos de Michael Keaton, un tipo de imagen casi anodina, de tipo normal, actor que venía de la comedia que incendió las iras de los fanáticos del personaje.

Hablamos de un mundo sin redes sociales, pero el ruido también fue bastante evidente, con miles de cartas en las oficinas de Warner y DC mostrando frustración y desencanto ante la elección más inesperada de la historia del cine. Como decíamos al principio, las polémicas con todo lo que rodea una película de Batman no son cosa del siglo XXI, y, efectivamente, llegaron quejas no solo por Keaton. El traje, el aspecto de Gotham, las licencias que estaba tomando Burton (más cercano a la serie de Adam West que a los cómics de DC)…

El Batman de Burton

El caso es que la película fue un éxito mundial, masivo y brutal, que apagó cualquier incendio y que inició la franquicia alrededor de Batman que duraría unas cuantas películas.

BATMAN DESPUÉS DE BURTON

Tras dos entregas de las aventuras del protector de Gotham, Tim Burton cedió el testigo al recientemente desaparecido Joel Schumacher. Lo que hizo el nuevo director fue aumentar la sensación circense del espectáculo, cambiando el gótico por la psicodelia de neón y excesos. El primer elegido tras la espantada de Michael Keaton fue Val Kilmer. Actor todoterreno, su porte elegante parecía ideal para la personificación del melancólico millonario Bruce Wayne. Es curioso que, a pesar de ser a priori más aristocrático en apariencia que su antecesor, pasó sin pena ni gloria, un carisma cercenado por el propio tono de la película, Batman Forever (Joel Schumacher, 1995).

No tuvo que terminar muy convencido de la experiencia, puesto que para la siguiente entrega de la franquicia, decidió bajarse del barco. En otra de esas decisiones fuera de toda lógica, George Clooney aceptó la responsabilidad de vestir el manto. Nadie entiende muy bien qué le llevó a aceptar el papel, curtido en papeles muy diferentes a lo que proponía el universo Batman por entonces. El desastre estaba servido, y Clooney es otro de los absurdos que pueblan la que fue última entrega de aquel Batman exagerado hasta la parodia que Burton inició.

La Batfamilia de Schumacher

BATMAN Y SU MAJESTAD NOLAN

Pasaría un tiempo hasta que Warner recupera el interés por recuperar a su personaje insignia. Cuando llegó el momento, se apostó fuerte por el retorno. Como punto de partida, signo de lo ambicioso del proyecto, la visión de Christopher Nolan, director llamado a ser de los grandes de su generación, y que pondría el ladrillo definitivo de su carrera con el éxito de la trilogía alrededor del Caballero Oscuro.

Christian Bale, actor de método, intenso y dedicado, se vestía del superhéroe en la que es, quizá, la versión más realista de la leyenda del justiciero. Bale dotaba de humanidad a su Bruce Wayne, lleno de conflictos internos, dividido entre la responsabilidad de su cruzada y el sueño de una vida alejada del camino solitario del justiciero. Para muchos, el Batman definitivo, con el que Bale demostró su capacidad para afrontar las partes tanto físicas como emocionales del personaje.

BATFLECK Y LA LIGA DE LA JUSTICIA

La elección de Ben Affleck para la versión de Zack Snyder del icono de DC también fue motivo de tirones de pelos y alzamiento de puños en señal de venganza. Nadie tenía esperanza en que un actor en plena decadencia fuese capaz de dar sentido a la leyenda. Para sorpresa de todos, Affleck dio en el clavo con un Batman crepuscular, alejado del héroe sin tacha de moral incuestionable de otras versiones. Sin duda, es de lo mejor de la excesiva y, en ocasiones ridícula, visión de Snyder de los personajes de DC, y su uniforme es especialmente cercano a lo que podemos ver el cómic, punto diferente a las armaduras de combate urbano que habíamos visto hasta el momento.

Por desgracia, los problemas del universo cinematográfico de DC han cercenado las posibilidades de la lectura que Affleck hizo del personaje, que, a pesar de todas las licencias que se tomó Snyder en su construcción, consiguió hacer suyo.

Ben Affleck como Batman

El futuro es Pattison, actor que, por lo que parece, nunca se quitará el estigma de los comienzos de su carrera como ídolo adolescente. Ha demostrado con convicción y riesgo que hay mucho talento en sus intenciones, y tablas de sobra como para el manejo de un Batman que promete, por lo visto en los avances, grados desconocidos de introspección. Esperemos que las polémicas den paso al atronador silencio y el convencimiento hasta del escéptico combativo. Ya queda menos para que disfrutemos de The Batman (Matt Reeves, 2021). ¿Aportará algo al colapsado universo de los superhéroes? ¿Será más de lo mismo? Se lo contaremos, sin duda, en EL ESPECTADOR IMAGINARIO..

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