Críticas

Vivir sin miedo

Disobedience

Disobedience. Sebastián Lelio. Reino Unido, 2017.

disobedience, cartelSebastián Lelio comienza su andadura internacional con Disobedience, tras el impacto de su flamante premio Oscar a cuenta de Una mujer fantástica (Sebastián Lelio, 2017). Disobedience certifica el talento del director chileno para el retrato femenino, reivindicando al paso la diversidad y la libertad como pilares de sus narraciones.

Disobedience narra la historia de una mujer que regresa al hogar del que huyó hace tiempo. La muerte de su padre, reconocido rabino de una comunidad de judíos ortodoxos, es la chispa de la catarsis del potente personaje interpretado por Rachel Weisz, obligada a mirar de frente a su pasado. La situación se complica cuando se enciende la olvidada llama de un amor de juventud. Amor prohibido y escandaloso, que provocó el distanciamiento entre la protagonista y su padre. Y es que el objeto de deseo es otra mujer, algo fuera de todos los cánones en esta comunidad tan cerrada y regida por férreos principios religiosos.

Por supuesto, muchas cosas han cambiado desde el éxodo personal de esta mujer. El retorno al hogar significa para ella un enorme terremoto emocional. La ausencia del padre deja demasiadas heridas sin cerrar, y su mundo se tambalea de forma dramática, con el añadido del enfrentamiento constante contra la cerrazón de la comunidad que la vio crecer.

Lelio es un especialista en contener el drama, jugando de manera contundente con el ritmo de la película. Constante y reposado, la fría tensión que se puede cortar con un cuchillo se adueña de la escena. Sin grandes aspavientos, convencido de la personalidad de su trabajo tras la cámara, no hay ni un minuto de renuncia por parte del director a su estilo. Con todas las consecuencias, Lelio deja elegancia melancólica como apuesta visual, armado de un poderoso contexto para dar rienda al discurso que ya es seña de sus narraciones.

El director chileno crea ambiente a base de contención. Poco a poco, sin precipitarse, nos introduce en los recovecos de la comunidad. Lelio trabaja de manera contundente con las emociones ocultas, con los silencios demoledores que cubren las incómodas verdades tras la aparente fortaleza de las convicciones de los implicados. La duda se acomoda en el corazón de los protagonistas, poniendo en duda los pilares de sus propias vidas, obligados a tomar decisiones definitivas y dolorosas.

Fotograma de Disobedience

La fotografía de colores apagados de Danny Cohen profundiza en la opresiva atmósfera de la película, ejemplo de adaptación a las intenciones del director. Lelio se apoya en la naturalidad de lo pequeño, escapando de cualquier atisbo de artificio. Disobedience es una película sutil en lo visual, centrada en dar sentido a las emociones convertidas en trampas vitales para los protagonistas.

Sin duda alguna, el gran reclamo de Disobedience, aparte del innegable estilo que rodea a cada plano, es el impresionante trabajo de las actrices protagonistas, auténtico despliegue de fuerza, humanidad y sensibilidad. Rachel Weisz borda a la protagonista, a la mujer que rompe las normas, toma el control de su vida, derriba muros y vive con las consecuencias de sus decisiones. Por supuesto, hay mucho de la niña que fue, bajo la sombra del padre y las espaldas cargadas de recuerdos insípidos. Mención especial a Rachel McAdams, que deja para el recuerdo una memorable coprotagonista. La mujer que ha vivido bajo el yugo de la tradición, que siempre ha hecho lo que se espera de ella, da un el vuelco definitivo a su vida. Dulce y poderosa, paciente pero valiente hasta las últimas consecuencias, la humanidad que desprende el papel de McAdams es de belleza desoladora, capaz de tocar la fibra hasta del espectador más cínico y destructivo.

Disobedience regala al espectador la presencia de un plantel de actrices y actores entregado en cuerpo y alma a la película. Por supuesto, esto es así porque el trabajo en la creación de personajes es de primer orden. Humanos, repletos de matices, de aristas y miedos, de dudas y convicción. Cosas que en conjunto pueden resultar contradictorias, pero que construyen seres que podemos identificar como reales a través de la pantalla.

Rachel Weiss y Rachel McAdams

Quizá se puede achacar a Lelio exceso de contención, de manejar con excesivo celo cada paso a dar. Incluso cuando el erotismo aparece en escena, el director parece constreñido, demasiado cauto, y la escena se resuelve gracias a la naturalidad apabullante de las dos protagonistas.

A pesar de eso, Disobedience es una gran película, valiente y elegante, que ya tan solo con la rotundidad de la premisa invita a traspasar las puertas de esta comunidad. Lelio deja constancia del enorme talento que atesora para trabajar esos personajes incómodos en un contexto social donde las fronteras de la normalidad, absurda palabra, se disuelven ante la fuerza de la realidad. Disobedience defiende con uñas y dientes su verdad, sin caer en lo panfletario. Habla sin tapujos de personas, de diversidad, de la valentía de aceptar la maravillosa complejidad del ser humano y de la felicidad que hay tras el telón del miedo. Toda una experiencia de lo pequeño, de lo cotidiano, en una historia de amor diferente, pero contada con todo el peso de las emociones a flor de piel como bandera.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Disobedience (Disobedience),  Reino Unido, 2017.

Dirección: Sebastián Lelio
Duración: 114 minutos
Guion: Sebastián Lelio
Producción: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos-Irlanda; Braven Films / Element Pictures / Film 4
Fotografía: Danny Cohen
Música: Mathew Herbert
Reparto: Rachel Weisz, Rachel McAdams, Alessandro Nivola, David Olawale Ayinde, Mark Stobbart, Cara Horgan, Sophia Brown, Lasco Atkins, Bernardo Santos, Dominic Applewhite, Omri Rose, Liza Sadovy, Dave Simon, Trevor Allan Davies, Cristian Lazar

4 respuestas a «Disobedience»

  1. Una de las peliculas mas brillantes con tematica lesbica que he visto hasta ahora
    Me encanto…Hagan otra con la misma tematica….gracias….
    Cariños desde bsas, argentina

  2. Recién termino de ver la película. Ya había empezado…pero comencé a verla y me atrapó totalmente. Que relato tan maravilloso y tan profundamente humano. Cada personaje es una joya.

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